Cometierra es la primera novela de la escritora Dolores Reyes. Corta y de fácil lectura, narra la historia de una adolescente que vive con su hermano, “el Walter”, en una sociedad similar a la nuestra, donde las clases sociales bajas son marginadas y muchas mujeres desaparecen a diario.
La historia está narrada en primera persona por la protagonista de la historia. Sin embargo, de ella nunca llegamos a saber su nombre, aunque sí su apodo, el cual le da título a la obra. La adolescente tiene un particular hábito, explícito en el título: comer tierra.
“Al principio la tierra es fría pero en la mano y después en la boca entra en calor. Separé un poco y lo levanté. Me lo llevé a la boca. Tragué. Cerré los ojos, sintiendo como la tierra se calentaba cómo me quemaba adentro, y volví a comer un poco más. La tierra era el veneno necesario para viajar hasta el cuerpo de María y yo tenía que llegar”. [Fragmento de Cometierra]
La historia de quienes buscan a las que faltan
La protagonista es presentada a partir de un capítulo que marcó su infancia para siempre: el entierro de su madre. A partir de una de sus visiones, tras meter tierra en su boca, ella se entera que fue su padre quien la asesinó en un episodio de violencia de género.
La particularidad de este relato es que, cuando la protagonista ingiere tierra relacionada con ciertos cuerpos, tiene visiones. De esta forma, puede ver qué les sucedió a personas desaparecidas que fueron secuestradas, abusadas y hasta asesinadas. También siente si están muertas o vivas, y los lugares donde se encuentran.
En un barrio humilde de ranchos que comienzan a desmoronarse, la adolescente deberá buscar junto a su hermano mayor la forma de sobrevivir sin ningún adulto que cuide de elles. Ante la falta de dinero y la insistencia de les vecines, ella decide empezar a cobrar por sus servicios, sacando provecho de su poder.
Femicidios
Si bien no dice en cuál, la historia podría estar situada en cualquier barrio precario de Argentina. Sin embargo, el relato se vuelve tan realista que deja de ser importante dónde y cuándo transcurre.
Esto se debe a que la desaparición, el cautiverio y el asesinato de mujeres a causa de la violencia de género, es una realidad en nuestro país. Al respecto, la novela inicia con una dedicatoria especial: “A la memoria de Melina Romero y Araceli Ramos. A las víctimas de femicidios, a sus sobrevivientes”, se puede leer.
De esta forma, la temática que aborda la novela se mantiene actual en nuestra sociedad. Según el Observatorio Lucía Pérez de violencia patriarcal, desde el primero de enero hasta el 16 de marzo de este año ocurrieron 73 femicidios, y 60 niñes quedaron huérfanes. Además, este año se realizaron 62 movilizaciones reclamando justicia.
Si bien la violencia de género no distingue entre clases sociales, la autora refleja que, en las condiciones que viven los sectores más invisibilizados de la sociedad, el problema se incrementa. Además, en la historia se pueden encontrar problemáticas que también pueden afectar a los barrio de clase baja: jóvenes que abandonan la escuela; falta de empleo; falta de herramientas para salir de esas situaciones; personas que desaparecen; y policías que no buscan a las personas desaparecidas, y en muchos casos ni siquiera toman la denuncia.
“Empezaba a ver que los que buscan a una persona tienen algo, una marca cerca de los ojos, de la boca, la mezcla del dolor, de la bronca, de fuerza, de espera, hecha cuerpo. Algo roto, en donde vive el que no vuelve”. [Fragmento de Cometierra]
Sobre la autora
Dolores Reyes es docente, feminista y activista de izquierda. Nació en Buenos Aires, vive en Caseros y tiene siete hijos. Estudió Letras en la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA), pero confesó que el empujón para publicar se lo dieron los talleres de escritura de autores contemporáneos, como Selva Almada o Julián López.
En diversas entrevistas, Reyes contó que empezó a escribir la novela más de tres años antes de publicarla. Luego de escuchar la frase “tierra de cementerio”, empezó a imaginar a la protagonista de esta historia. Ella no lo ve como un elemento fantástico, sino como un retorno a las raíces. Raíces en sentido figurativo y metafórico.
En Argentina, la novela ya va por la quinta edición y fue vendida a Estados Unidos y Europa. La historia que se compone de desapariciones, conurbano y cerveza barata, está dando la vuelta al mundo.