En marzo de 2013, comenzaba una nueva era para el Dios del Trueno de Marvel. Jason Aaron, a cargo del guión de la serie, formó equipo con el asombroso Esad Ribic, quien se encargaría del arte. Este recorrido inició con una historia que marcó una vara muy alta respecto de su narrativa épica. El principal enemigo sería un ser que desdeña completamente a los dioses y su propósito.
Thor fue introducido en Marvel Comics por el legendario Jack Kirby en 1962. Desde entonces ha recorrido mucho camino, pero en las páginas siempre se ha mantenido como una deidad. Aprovechando las diversas mitologías, los diferentes panteones divinos coexisten en el universo Marvel. Sin embargo, Thor tiene la particularidad de ser miembro fundador de los Avengers.
La historia de la que hablaremos se encuentra en la línea “Thor: Dios del Trueno” y abarca de los números #1 al #12. Dichas ediciones presentarán a un personaje que luego será muy importante en la mitología de Marvel, o al menos, la razón de una de sus capacidades.
La historia de “El Carnicero de los Dioses”
A lo largo de los eones, Thor ha pasado por muchas etapas. Ha sido considerado el Dios de los vikingos, formó parte de los Avengers, y en el futuro llegará a ocupar el cargo de “Padre de Todo”. Sin embargo, en su vida se ha encontrado con una criatura que no terminó de comprender hasta que fue demasiado tarde.
Escuchando las plegarias de seres de un planeta al parecer sin deidades, el Dios del trueno encuentra el cadáver de un ser divino. La pista de esta misteriosa aparición lo llevará hasta el palacio en el cielo donde encontrará una masacre. Alguien está matando a los dioses.
El enemigo se presentará como Gorr, quien fuera habitante de un planeta al parecer abandonado por sus dioses. Gorr creció viendo cómo sus allegados rezaban a los dioses, y morían sin que nadie jamás contestara sus plegarias. Cuando la primera presencia de seres divinos hizo decidió responder, solo sirvió para alimentar la cólera del que ya anidaba de ellos.
Thor se enfrenta sorpresivamente a Gorr, y es derrotado. El Dios del Trueno necesitará, entonces, la ayuda más grande que puede recibir: él mismo.
El Deux Ex Machina
Si bien en la actualidad el recurso argumental de que “un Dios salve el día convenientemente” es visto como algo desagradable, aquí la cosa cambia. Estamos en presencia de una saga de deidades que se enfrentan. Esta es la ventaja más grande que supo aprovechar Aaron al momento de comenzar a escribir la historia.
Desde un comienzo, pone al mismísimo Dios del trueno en peligro anunciando la llegada del enemigo con el resultado de su trabajo: dioses muertos. Al realizar la introducción de Gorr de esta forma, el escritor asegura al lector que, pese a su naturaleza, el protagonista aquí no estará a salvo.
Aaron aprovechará cuanto elemento pueda utilizar y logrará hacer converger las historias de Thor de tres tiempos diferentes en un final apoteósico.
El villano también posee un carisma particular. Vivimos en una época donde la tecnología y el sufrimiento crecen de forma acelerada, y al ver la historia de Gorr en el número #6 se puede empatizar perfectamente con él. El antagonista no nació con maldad, sino que fue un ser práctico que nunca aceptó la religión. Esto acaba perjudicando al tener la revelación de que las deidades realmente existen.
Parte del sentimiento de grandilocuencia que transmite esta historia reside en el período entre el “Thor Avenger” y el “Padre de Todo”. Al conocer al viejo Thor, descubriremos que de la creación queda muy poco con vida. Sus nietas Atli, Ellisive y Frigg también formarán parte de esta aventura ayudando a su abuelo y a sus iteraciones.
La resolución final para la coalición de Thors será otro Deus ex Machina que resolverá el por qué solo el Padre de Todo recuerda lo sucedido. De esta forma, las líneas temporales se mantendrán intactas.
La clave artística
Esad Ribic estuvo a cargo de llevar a las viñetas el texto de Aaron. Es un artista con un estilo muy particular, cada una de sus ilustraciones termina por tener la apariencia de un fresco. Este tipo de dibujo y su coloreado impacta directamente en cómo podemos percibir la obra. Ribic plasma la épica directamente sobre las hojas haciendo que todo parezca mitología real.
Ribic utiliza un suavizado que hace que sus ilustraciones se asemejen a cuadros sacados de una galería de arte renacentista. Aunque su obra cuenta con un detalle, dentro de sus colores planos suele dejar al descubierto el trazo del pincel o el lápiz que usa para rellenar. Esto da una idea de fusión con imagen bocetada, lo que hace sentir que la historia está en permanente construcción.
El arte de Ribic complementa perfectamente el tono narrativo épico de Aaron y hacen que la obra se consolide.
Thor: El Carnicero de los Dioses, es un punto de inicio recomendable para cualquier lector que quiera aventurarse a conocer al personaje. Además de que es la etapa que desembocará en los hechos actuales.
En Argentina esta historia ha sido editada por Ovnipress, en su colección “Thor Dios del Trueno” volúmenes 1 y 2.