La Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata le otorgó el Premio Rodolfo Walsh a Estela Barnes de Carlotto, activista por los derechos humanos y presidenta de la asociación civil Abuelas de Plaza de Mayo.
La premiación contó con la presencia de Andrea Varela, decana de la unidad académica, Horacio Pietragalla Corti, Secretario de Derechos Humanos de la Nación, Fernando Tauber, presidente de la Universidad Nacional de La Plata, y Sofía Di Benedetto, presidenta del centro de estudiantes.
“A los jóvenes que llegan a la universidad y se les dice cómo debe ser un periodista hay que hablarles mucho de Rodolfo Walsh, un hombre que dio la vida como la estábamos ofreciendo nosotras”, señaló la mujer de 91 años al recibir el premio. “Esta facultad es mi facultad”, añadió de Carlotto, quien ha sido parte de muchas actividades en dicho recinto en los últimos años.
¿Por qué fue galardonada Estela?
Según las palabras de la decana de Periodismo, “todos los días de nuestras vidas aprendemos de las Madres y Abuelas (de Plaza de Mayo), de amor, de dignidad, de ética, de lucha, de paz. Este no es un premio neutral, es un premio a quienes no negocian y a quienes no se entregan”.
Además, la unidad académica expresó: “Su vocación demostrada en el proceso de acción colectiva junto a las Abuelas de Plaza de Mayo es sostenida en puntos fundamentales como la búsqueda de justicia y defensa de la democracia”.
Por su parte, el presidente de la UNLP afirmó: “No dejemos que el esfuerzo de Estela, Herenia, Madres y Abuelas, ese esfuerzo doloroso y tremendo, se pierda en un capítulo de nuestra historia. Tiene que ser el principio. Tenemos mucho para hacer y para construir”.
“Cuando hay dudas y angustias siempre miramos dónde están paradas las Abuelas. Si las Abuelas están paradas ahí, es el lugar correcto de la historia”, concluyó Di Benedetto, quien preside la agrupación que lleva el nombre del autor de ‘Carta Abierta de un escritor a la Junta Militar’.
La lucha por la restitución de su nieto
Laura, hija de Estela y Guido Carlotto, desapareció en noviembre de 1977, a tan solo un año del inicio de la última dictadura cívico-militar. Tenía 23 años y cursaba un embarazo de dos meses y medio al momento de su secuestro. Era estudiante de historia en la UNLP y militaba en la Juventud Universitaria Peronista y en la organización Montoneros.
Aunque se desconoce el sitio donde dio a luz, su hijo -al que ansiaba llamar Guido- nació en agosto de 1978. Las fuerzas militares, quienes forzaron la desaparición de Laura, se apropiaron de él y lo entregaron a una pareja de peones de Olavarría, que lo inscribieron bajo el nombre de Ignacio Hurban.
En 2014, luego de enterarse que era adoptado se acercó a Abuelas de Plaza de Mayo y a Músicos por la Memoria para realizarse un examen de ADN. El 5 de agosto de ese año, la jueza María Servini de Cubría precisó que las muestras presentaron coincidencias por encima del 99,9% con Estela, quien luchó durante 35 años para encontrar a su nieto junto a la organización que actualmente preside.