Avanza el proyecto, de origen privado, que promueve la producción de hidrógeno verde en Río Negro. El escrito entró este martes a la Legislatura de dicha provincia y se tratará en la próxima sesión extraordinaria. La decisión tomó trascendencia en noviembre, en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas Sobre Cambio Climático (COP 26).
Allí, la empresa australiana Fortescue, tras una reunión con el presidente Alberto Fernández, anunció la inversión en Argentina de 8.400 millones de dólares para el desarrollo de una planta en la localidad de Sierra Grande. La iniciativa, que cuenta también con el apoyo de la gobernadora Arabela Carreras, estima la creación de más de 15 mil puestos de trabajo directos y más de 40 mil de forma indirecta.
La localidad elegida está ubicada en el sudeste de la provincia, y en la actualidad cuenta con más de ocho mil habitantes. La primera etapa productiva, proyectada para 2028, tendría una capacidad de producción que duplicaría lo propuesto por el Plan Renovar (de energías renovables) en 2016.
De tener aprobación el proyecto en Legislatura, y concretarse los plazos pautados, el objetivo es que el país sea uno de los exportadores de hidrógeno verde hacia 2030. Además, tras el impacto que generó este plan, otras provincias también se interesaron en la producción como en el caso de Misiones.
Para conocer más al respecto, Nota al Pie dialogó con dos especialistas en cuestiones ambientales: la periodista Karina Alice y el ingeniero electricista y docente universitario Jorge Chemes.
La importancia del hidrógeno verde
“Lo fundamental es que se trata de un proceso limpio, que no produce gases de efecto invernadero. Esto se da en el marco del compromiso firmado por Argentina para reducir en 2030 un 26% los gases de este tipo”, afirmó Alice. Además, manifestó que este proyecto se da en el marco de un panorama de transición energética a nivel global.
Asimismo, la comunicadora amplió que “es un anuncio destacado, ya que las energías renovables llegaron para quedarse. El petróleo va a caducar. Estamos entendiendo que las políticas deben ser sustentables y amigables con el ambiente”.
Sin embargo, aún el país está en una etapa de desarrollo en cuanto a elementos necesarios para una producción sostenida de energía renovable. De allí que, la periodista remarcó que: “en Argentina durante años se saquearon los recursos naturales, y es momento de comprender que los mismos pertenecen a todos los argentinos y argentinas. Y en primer término pertenecen al lugar de donde se extraen”.
En tanto, Alice sostuvo que, si bien es un proyecto que trae beneficios económicos, los gobernantes deben asegurar dar un valor agregado a los recursos, y no entregarlos libremente al exterior. Al mismo tiempo, manifestó que es fundamental que los mandatarios entiendan que se trata de planes a largo plazo. Por ende, es trascendental que se comprometan a que tengan continuidad con el tiempo, y que no se interrumpa al cambiar de gobierno.
Por su parte, el ingeniero Chemes subrayó el carácter 100% exportador que tiene este proyecto: “Se eligió este lugar de zona costera por una cuestión de acceso a los puertos, para el transporte del hidrógeno a los países centrales. Por lo tanto, no se trata de un bien energético que va a ser usado en el país”.
También aportó detalles de cómo será el proceso: “La empresa Fortescue va a instalar un parque para producir energía eléctrica, a partir de la energía eólica. Allí generará hidrólisis consumiendo agua de mar para acumular hidrógeno”.
Una visión popular de la producción de energía renovable
Chemes, que integra la cátedra Fuentes no Convencionales de Energía en la Facultad Regional Rosario de la UTN aportó su mirada proveniente del ámbito popular y manifestó que “el 89% de la matriz energética argentina depende de combustibles fósiles. Entonces es necesario diversificar esa matriz por múltiples razones. Una de ellas es que en el futuro estos combustibles dejarán de ser rentables, tanto desde el punto de vista económico como desde el punto de vista energético”.
En esa misma línea, agregó que “también se necesita renovación debido a la crisis ambiental, que se manifiesta a través del cambio climático de origen antropogénico”.
Respecto al contexto internacional en el que se dan este tipo de iniciativas al igual que en Río Negro, el docente explicó: “Existen distintas corrientes políticas de transición energética. Están las de tipo corporativo y las de origen popular, que son dicotómicas. La principal diferencia entre ellas es que la primera ubica a la energía en la esfera de la mercancía. La segunda, por su parte, la posiciona como un satisfactor de necesidades básicas”.
Por último, Chemes aclaró: “Desde la transición popular no decimos que los países del sur global no deban descarbonizar su matriz energética. Sino que sostenemos que esto debe llevarse a cabo, pero sin ir detrás de la agenda corporativa y las políticas de índole colonialista”.