A sus 30 años, al “Puma” le llegó la gloria eterna en el boxeo. El invicto Fernando Martínez se impuso por puntos en el Hotel Cosmopolitan de Las Vegas. En la noche de su vida deportiva y con un fallo unánime, el boxeador se llevó a casa el título de un enfrentamiento que había dominado desde un principio.
El “Puma” Martínez, el nuevo campeón mundial argentino, y protegido de “El Chino” Maidana, comenzó su carrera como boxeador profesional en 2017, con un total de 14 peleas ganadas, ocho de ellas por la vía rápida.
Su pelea contra el filipino Ancajas significó la tercera presentación fuera del país para el oriundo de Avellaneda. Anteriormente, había noqueado a Athenkosi Dumezweni, en 2019, y al mexicano Gonzalo García Durán, en 2021. Martínez representó a Argentina en los Juegos Olímpicos de Río 2016.
El bonaerense afrontó esta instancia deportiva de forma tenaz e intensa, no muy diferente a cuando intentaba sobrevivir junto a su familia de los violentos desalojos en los conventillos de La Boca, lugar donde creció y vivió hasta hace poco. Su historia de vida sin dudas lo ha marcado, dentro del ring muestra una tenacidad similar a la que derrochó para ganar la parada en los semáforos o comerciar medias de algodón y tortillas, en plena pandemia de Covid-19.
Una casa para mamá
“Hoy le cumplí el sueño, ahora voy a ayudar a mi mamá para que pueda comprarse la casa. Les agradezco a todos por darme esta oportunidad de pelear en Las Vegas”, dijo luego de calzarse el cinturón supermosca. Tras alcanzar la cima recordó especialmente a su padre, quien antes de morir le había asegurado que llegaría el momento de la consagración. “No tengo palabras, hubiera querido que esté acá y me vea”, agregó Martínez.
Martínez era todavía un niño cuando esperaba despierto de madrugada para ver al legendario boxeador norteamericano Mike Tyson. Su admiración hizo que con 11 años supiera que él también quería ser como Mike. Su mamá, Silvia, y su papá, Abel, jamás dudaron en apoyarlo.
Desde la cancha del Club Atlético Boca Juniors hasta el club Unidos de Pompeya, donde se entrenaba por otras largas horas, el nuevo campeón forjó la paciencia y desarrolló su templanza para bancarse momentos complicados.
Él mismo cuenta en su charla con TN: “Cuando empecé en la Selección, ya cobraba. Eso me ayudaba a viajar porque a los 14 años saqué la licencia para pelear, y ya a los 16, o 17, era cuatro veces campeón argentino […] conozco como 26 países, y la verdad es que eso me da más motivos para seguir por mi familia”.
Una promesa al viejo
Con la muerte de Abel, su papá, Fernando pasó por una crisis de depresión que lo afectó hasta hacerlo no querer salir de la cama. Incluso llegó a considerar dejar el boxeo. Sin embargo, su mamá evitó que Fernando diera un paso al costado y abandonara la actividad. Silvia, a pesar de no contar con su compañero de vida, sacó a relucir su fortaleza para que su hijo cumpla su sueño, ese sueño “que le prometió al viejo”.
En la entrevista para TN menciona que “cuando mi papá falleció me contuvieron mucho mi mamá y Rodrigo Calabrese, mi entrenador. Eso me ayudó a salir, yo estaba muy decaído y no quería saber nada. Estuve mal muchos días hasta que ellos lograron hacerme ver que este era mi sueño y el de mi familia”.
Para concluir, el “Puma” expresó: “Me recordaban lo que mi papá decía, que siempre había que ir para adelante, que cuando él no estuviera yo tenía que seguir. Sacar a mi mamá adelante, comprarle la casa y eso es lo que vamos a hacer”.