Para poder lograr un correcto entendimiento de la crisis ruso – ucraniana es necesario, en primer lugar, despejar del análisis todo tipo de dicotomías ancladas a moralismos que poco sirven para explicar lo que está sucediendo. Los complejos fenómenos políticos no pueden – ni deben – reducirse a un “buenos contra malos”, como muchas veces se presentan en los grandes medios de comunicación.
En este sentido, es necesario hacer un repaso por los factores que resultan relevantes a la hora de desarrollar tanto las causas, como las consecuencias que puede tener un choque que tiene en vilo al mundo. El conflicto responde a intereses que, a su vez, forman parte de la disputa entre un mundo unipolar o uno multipolar.
La importancia de Ucrania para Rusia
La ubicación geográfica de Ucrania, en primer lugar, la convierte en un punto estratégico sumamente relevante para les diferentes actores que integran el conflicto, ya sea directa o indirectamente. El país funciona como un puente que une Europa con el continente asiático. Esta realidad es lo que lo convierte en una pieza fundamental, tanto en términos económicos como en términos de poder o disuasión. Los territorios de este tipo, en el complejo tablero del ajedrez geopolítico, tienen un valor muy importante .
La disolución de la antigua URSS, hecho que Vladimir Putin calificó en reiteradas oportunidades como el desastre geopolítico más importante del siglo XX, generó la formación de 15 nuevas naciones independientes, entre ellas Ucrania. En la dimensión geoestratégica, para Rusia, este país es un enclave fundamental porque si se encuentra bajo su zona de influencia es lo que la convierte en imperio euroasiático. Sin su dominio, por el contrario, la Federación de Rusia queda limitada a la región simplemente asiática.
Por otro lado, además, Ucrania es punto clave en términos energéticos. Los gasoductos que se encuentran en el país son la vía por la cual se transporta gran parte del gas que Rusia vende a Europa, destino que representa un 85% del total de las exportaciones del hidrocarburo ruso. Esta situación, por la cual Ucrania se beneficia cobrando un impuesto que representa más del 3% de su PBI, siempre fue un motivo de constante disputa entre ambos países desde la independencia ucraniana post desintegración del bloque sovietico.
Nord Stream 2
La construcción del gasoducto ruso – germano Nord Stream 2, que permite transportar gas sin pasar por Ucrania, generó un gran impacto geopolítico, al mismo tiempo que fue razón de discordia hacia el interior de la OTAN. Su puesta en marcha, que ahora se encuentra paralizada por la cancelación de su certificación a raíz del conflicto, implica abastecer a 26 millones de hogares europeos de energía. En términos políticos, para algunos actores como EEUU o Ucrania, el NS2 aumenta la dependencia energética de la UE con Rusia.
Finalmente, aunque no menos importante, es necesario destacar que, en tanto intereses rusos, Ucrania es relevante por las salidas marítimas que este país proporciona. Este factor es fundamental a la hora de pensar la economía de los países pero, especialmente, para la dimensión militar.
Los intereses estadounidenses
Para EEUU, con su consecuente brazo militar a través de la OTAN, Ucrania es un “Estado – Tapón”. Este concepto se utiliza para definir a un país de características pequeñas que, por su situación geográfica, se encuentra entre dos potencias con intereses contrapuestos. En la teoría, la presencia del “Estado – Tapon” implica una reducción del riesgo de enfrentamiento entre esas dos potencias.
Para algunos actores, denominados en términos políticos como globalistas, el actual gobierno de Ucrania, afín a los intereses occidentales, es una pieza clave para frenar el acercamiento de la Unión Europea con Rusia. La crisis ruso – ucraniana, en la cual la OTAN jugó un papel fundamental desde el 2014 para profundizarla, tiene como objetivo estratégico impedir mejores grados de articulación e integración entre la nación gobernada por Vladimir Putin con la UE, es decir, obstruir la posibilidad de la construcción de un mundo multipolar.
El avance de la zona de influencia
La construcción de un perímetro de seguridad sobre Rusia, por otro lado, es uno de los objetivos de Estados Unidos. La militarización de Europa del Este, denunciada en varias oportunidades por Rusia por representar un peligro para la seguridad nacional del país, fue una política estratégica de la OTAN. La adhesión a la alianza militar de distintos países de la ex URSS buscó aumentar la zona de influencia estadounidense para evitar el fortalecimiento de Rusia. Además, el plan tenía en consideración aumentar el poder de disuasión a través de presencia militar e, incluso, tener acceso al Mar Negro.
Sin embargo, si algo quedó demostrado a raíz de la operación militar rusa, es que la entrada de Ucrania a la OTAN no es una posibilidad como en algún momento fue considerada. En otras palabras, quedó de manifiesto que, para Vladimir Putin, Ucrania representa la famosa “línea roja”.
La respuesta de los países miembros de la OTAN -todo parece indicar- no será militar. Esta decisión fue cuestionada duramente por el presidente ucraniano quien los acusó de haber dejado a Ucrania en soledad. Las medidas serán por un lado, por medio de las empresas transnacionales de comunicación occidentales. Se buscará construir una narrativa en donde Rusia sea el único culpable del conflicto. Por otro, a través de paquetes de sanciones económicas, con el objetivo de profundizar la crisis económica del país.