El problema de la crisis habitacional en La Plata, como en el resto de las grandes ciudades del país, es estructural. Hay diversos factores que influyen y que condicionan esta situación. La clase media empobrecida y el bajo valor de los sueldos respecto a la inflación hacen que a una persona o a una familia, le sea imposible acceder a una vivienda digna. Nota al Pie dialogó con una exempleada de una inmobiliaria, Beatriz, y con una inquilina, Carmen, quienes contaron su experiencia.
Cada vez son más las dificultades y los obstáculos que presentan las inmobiliarias a la hora de querer alquilar una casa o departamento. Existe una Ley de Alquileres que ampara a quienes rentan y que debe ser cumplida de igual manera, pero eso no sucede. Les dueñes de estos grandes negocios, se encargan de exigir muchísimo más dinero del estipulado y decenas de requisitos inalcanzables.
Si bien esta Ley entró en vigencia en julio del 2020, en noviembre del año pasado el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, anunció que impulsaría una modificación. La misma estaría orientada a quitarle presión a les inquilines.
Según explicó el portal Diputados Bonaerenses, “los ítems que el Gobierno nacional pretende rever son la actualización del valor de los alquileres”. Agregó: “que hoy se hace una vez por año, de acuerdo a un índice que combina el 50% la variación de los salarios y 50% la inflación”. También se revisará la duración de los contratos, que se extendió de dos a tres años.
El testimonio de una trabajadora
Beatriz trabajó varios años en una gran empresa inmobiliaria de la ciudad de las diagonales. En diálogo con Nota al Pie, habló sobre su experiencia en ese lugar.
Sus tareas consistían en el análisis de la documentación que presentan les inquilines y la redacción de los contratos, que luego son firmados entre las partes. Allí se establece el vínculo, a partir del momento de ingreso hasta la finalización del mismo.
Para quienes trabajan allí se les delegan distintas tareas: la parte administrativa, de la recepción, quienes muestran los departamentos, el área contable, reclamos, sector alquiler, sector ventas, etc.
En cuanto a qué cosas observó ella que no le gustaron, comentó: “Hay muchos arreglos entre algunos propietarios con los responsables de las inmobiliarias”. Y agregó: “También hacen pasar como buenos departamentos y en realidad tienen graves problemas de infraestructura (lo cual es un problema a futuro para quien viva allí)”.
“Ni hablar de los precios. Cuando se rompe algo, aunque sea algo estructural (que le corresponde al propietario), se lo hacen abonar al inquilino”, contó la entrevistada.
Beatriz contó que además el trato del dueño de la inmobiliaria para con sus empleadas era violento. “No deja de ser un trabajo del rubro de comercio, por lo cual estábamos todos informales y en niveles de explotación enormes”, aseguró.
Puja de intereses
La entrevistada contó que la mayor traba que se le pone a les inquilines es la cuestión monetaria. Respecto a ello, dijo: “Aunque se implementó la Ley de Alquileres para tener previsibilidad en cuanto a los aumentos, siempre le buscan la vuelta para que el gasto mayor pase por la parte locataria”. Comentó que: “también suele haber diálogo entre inmobiliarias, asique no hay mucha oferta o posibilidad de elegir.”
Respecto a les dueñes de las viviendas, contó: “Me ha tocado interactuar con buenos propietarios, responsables de sus inmuebles y otros que quieren explotar a quien vive ahí al máximo”.
“Está el empresario que tiene mil propiedades que no suelen estar en buen estado y le saca todo el jugo, o también la jubilada que es su único ingreso”, aseguró.
Beatriz explicó que siempre les dueñes de las inmobiliarias son quienes reciben un mayor beneficio. “Ellos se quedan con un 40% aproximadamente que depende de la relación que tenga el martillero o martillera con el propietario’’. “No es lo mismo con un propietario “x” que pone su inmueble a disposición que tal vez con algún amigo, funcionario o empresario”, aseguró por último.
Un ejemplo de irregularidad
Carmen volvió a La Plata después de un tiempo y tuvo que buscar departamento. En conversación con este medio, contó qué le pasó. “Encontré uno, así que llamé y consulte y me dijeron que más o menos tenía que abonar unos 80 mil pesos para ingresar. Que correspondía a gastos y honorarios”, relató a Nota al Pie.
“Presenté tres garantías con recibo de sueldo, que superaban ampliamente el monto que pedían ellos, que tenían que ser cómo mínimo de sesenta mil pesos”, continuó.
El problema para Carmen empezó cuando tuvo que ir a firmar. Le hicieron firmar cinco pagarés, los gastos y los honorarios que eran en cuotas. “En ese momento mi amiga me dijo que me estaban cobrando gastos de más”, recordó.
Pagó 45 mil pesos, pero antes de eso, empezó a preguntar y a pedir los recibos de los informes. No le contestaban. También pedía facturas del alquiler. No recibía nada.
En esta línea, comentó: “Fui a consultar al Colegio de Martilleros y me dijeron que no podía ser que me cobren eso. Me dieron un formulario de denuncia por si quería presentarla contra la inmobiliaria”.
Un sistema que beneficia a les empresaries
Carmen explicó que la denuncia lo que hace es inhabilitarlos por 30 a 90 días para que no funcionen como inmobiliaria. Pero para ello hay que juntar una cantidad determinada de reclamos.
“Seguí hablando con la dueña de la inmobiliaria y en un momento me dijo que el costo era ese, que si no me gustaba podía irme y rescindir el contrato”. “Porque tener un inquilino como vos no me sirve”, le dijo la intermediaria a Carmen.
La entrevistada reflexionó y dijo que ante cualquier queja que una persona tenga, la inmobiliaria siempre te da la opción de retirarte. “Finalmente me dijeron que no les debía nada, que estaba al día, que deje de pelear”, contó.
Por último, la inquilina dijo: “Los propietarios a veces ni saben lo que está pasando. Yo no tengo forma de ubicar a mi propietario. Sí sé quién, pero no tengo sus datos”. “Como intermediarios, ellos hacen y deshacen a su antojo”, concluyó.