En el marco del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, se difundieron los datos preliminares del «Estudio de trayectorias de investigadores e investigadoras (1985-2020)» del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Este analiza la brecha de género en el desarrollo de las carreras de les investigadores.
El Estudio de trayectorias del CONICET, liderado por Cynthia Jeppesen, revela que las científicas tardan más que los hombres en avanzar en los distintos escalafones de la carrera. Incluso, muy pocas logran llegar a las categorías más altas. Esta diferencia entre mujeres y varones se denomina «brecha de género». Refleja que las desigualdades tienen que ver con la participación, acceso a oportunidades, derechos, poder e influencia, remuneración y beneficios, control y uso de los recursos, que les permiten garantizar su bienestar y desarrollo humano.
Techo de cristal según el CONICET
El análisis se realizó por períodos políticos, tomando como punto de partida el retorno de la democracia. En la primera etapa ya permitió algunas observaciones: se destacó que el área de las Ciencias Biológicas y de la Salud son las más feminizada; lo mismo ocurrió con las Ciencias Sociales y Humanidades, históricamente ocupada por mujeres.
Por otro lado, también advirtieron que en 1985 el número de investigadores superaba al de investigadoras. Recién en el año 2010 la cifra se emparejó y, de allí en adelante, creció más la cantidad de investigadoras que la de investigadores. Mientras tanto, en todos los períodos la tasa de crecimiento de varones es inferior. Sin embargo, esto no se traspasa a los cargos de poder.
Existe una desigualdad entre hombres y mujeres producida por construcciones culturales y sociales que se reflejan en los distintos roles que socialmente se asignan a cada uno, aquí es donde aparece lo que se denomina “techo de cristal”.
Este fenómeno marca las barreras socioculturales invisibles que limitan el crecimiento profesional de las mujeres dentro de las instituciones y restringen su acceso a los puestos de trabajo de mayor jerarquía o los espacios de toma de decisiones, a pesar de estar igualmente preparadas que los hombres.
Sobre el estudio del CONICET
El equipo interdisciplinario que, desde el 2021 lleva adelante el estudio mencionado, se conforma por especialistas en ciencia y técnica, gestión pública y demografía, y se plantea, entre otras cosas, comprender las características de las carreras y el tipo de producción según campos de conocimiento.
Durante la primera etapa fijaron las preguntas que guiaron el estudio: ¿cómo fue variando la población de investigadores e investigadoras a lo largo del tiempo?, ¿de qué manera las políticas de los últimos años terminan impactando en la evaluación para el ingreso y la promoción?, ¿de qué modo afecta a la carrera de investigadores e investigadoras según la disciplina?, ¿cómo llegan a promocionar en las distintas categorías?, ¿qué diferencias se establecen según el género, el lugar geográfico y otras variables?
Reconocer a las mujeres
En relación con la desigualdad de género en la ciencia, días atrás el presidente Alberto Fernández incluyó a 11 científicas en el ahora llamado Salón de la Ciencia Argentina. Entre ellas se encuentra Eugenia Sacerdote de Lustig, quien introdujo la técnica de cultivo in vitro de células en nuestro país. También Elisa Bachofen, la primera ingeniera de Argentina y de Latinoamérica, en 1918. Cofundadora de la Unión Feminista Nacional.