Este martes, Iris Pereyra de Avellaneda asumió la titularidad de la Liga Argentina por los Derechos Humanos (LADH). La histórica militante por los DDHH es madre de Floreal “El Negrito” Avellaneda, un joven de 15 años que fue secuestrado y asesinado por la dictadura militar en 1976. El cambio de dirección se dio tras la renuncia de José Schulman a raíz de la agresión a una trabajadora en la terminal de micros de Santa Clara del Mar.
La LADH informó, a través de un comunicado, la decisión de aceptar la renuncia de Schulman al cargo. Consecuentemente, indicó que asume el cargo principal quien era vicepresidenta de la organización. La flamante titular tendrá la tarea de presidir la institución que, desde 1937, se dedica a la defensa, la promoción y la educación para los Derechos Humanos.
Un caso paradigmático
Iris nació en 1940 en la provincia de Entre Ríos y luego se mudó a Buenos Aires. Cuando tenía 18 años de edad, conoció a quien sería no sólo su compañero de militancia, sino también de vida: Floreal Avellaneda, un joven delegado sindical de la fábrica metalúrgica TENSA.
En las primeras horas del 15 de abril de 1976, a poco más de tres semanas del golpe de Estado, un grupo de tareas del Ejército irrumpió en la casa de Iris en busca de Floreal, su esposo. Él logró escapar gracias al previo aviso de su hermana. Sin embargo, la patota de la dictadura, secuestró a Iris y a Floreal “El Negrito” Avellaneda, su hijo de 15 años, quien militaba en la Federación Juvenil Comunista.
Tanto Iris como “El Negrito” fueron torturades en la comisaria de Villa Martelli y luego en el centro clandestino de detención “El campito”.
Dos semanas después, trasladaron a Iris a la cárcel de Olmos tras estar a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Su hijo, sufrió un destino diferente: el cuerpo del “Negrito” Avellaneda fue encontrado en la costa de Uruguay el 14 de mayo de 1976. Floreal representa la víctima más joven de los ‘’vuelos de la muerte’’.
La sobreviviente salió en libertad en 1978, tras ser trasladada a varias cárceles. Estaba decidida a encontrar a su hijo, de quien no tuvo noticias durante su tiempo cautiverio. “No Iris, no lo busques mas, al negrito lo mataron”, le dijo una caramarada del Partido Comunista.
El destino de Floreal “El Negrito” Avellaneda se conoció con el informe de un diario argentino sobre el hallazgo de 9 cadáveres en la costa uruguaya. Las siglas “FA” que el joven tenía tatuadas en uno de sus brazos fue lo que permitió obtener el primer indicio de su paradero. Meses después, tras fotos y huellas dactilares que se enviaron desde Uruguay, se confirmó que el cadáver era de Floreal. Sin embargo, por complicidad de la dictadura uruguaya, el cuerpo nunca volvió a sus padres.
Una historia de lucha por los Derechos Humanos
Iris encontró en la Liga Argentina por los Derechos Humanos el espacio en donde desarrollar su militancia. La LADH la había acompañado durante su cautiverio al mismo tiempo que se había ocupado de la búsqueda de su hijo. Desde 1978 hasta el presente, la actual presidenta de la organización dedicó su vida a la lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia.
En 1985 fue una de las personas que brindó su testimonio en el juicio a las juntas militares, particularmente en la denominada “Causa 13”. Allí se demostró la existencia de un plan sistemático de exterminio llevado adelante por la última dictadura cívico militar. Su palabra, al igual que la de centenares de víctimas que prestaron declaración, fue clave para que el “Nunca Más” se convierta en bandera del pueblo argentino.
En el año 2009, gracias a la lucha de Iris, se condenó a los responsables de la desaparición de Floreal “El Negrito” Avellaneda. Sin embargo, tras una serie de apelaciones por parte de la defensa, el caso llegó a la Corte Suprema de Justicia, donde todavía está cajoneada la causa.
Iris, además de militar en la LADH, fue una de las impulsoras de la creación de la “Comisión de sobrevivientes, familiares y compañerxs de Campo de Mayo”. En diciembre del 2020 obtuvo el premio “Azucena Villaflor” en reconocimiento a su lucha por los Derechos Humanos.