Ricardo De Luca, guionista argentino, toma la maldad como centro de análisis en su primera colaboración con el Maestro Horacio Lalia. En la introducción de “El Pueblo del Mal”, el autor se toma un momento para introducir al lector a su reflexión. El concepto de “villano”, al igual que lo que es inherentemente malo, será puesto bajo la lupa en esta historia.
La maldad suele centrarse en cada historia en la figura del “Villano”, este personaje que hace el mal y antagoniza con el héroe. Sin embargo, la intención de la historia de De Luca es ir más allá, y preguntarse ¿Todos los villanos son malos? El antagonista no siempre representa la villanía per se.
La historia de El Pueblo del Mal
El alquimista Mondragón llega junto a Dimitri, su ayudante y Erika, una doncella a un pueblo sin nombre, con la promesa de tratar la condición de la chica. Este paraje es un lugar de muerte y vicio, con una aldea aterrorizada frente a una ola de asesinatos. Mujeres acusadas de brujería son quemadas en la hoguera, ante el fallo del Administrador de Justicia que las culpa por las muertes.
Mondragón, al ver la injusticia a la que se somete a las mujeres del pueblo decide iniciar una investigación propia. Esto pone en pausa el tratamiento de Erika, que no puede controlar su habilidad de prender fuego a todo lo que le rodea. En la búsqueda de la verdad llegará hasta un alquimista llamado Yerik, quien ha convocado monstruos de una dimensión oscura.
Más adelante, aparecen más personajes, cuyas historias se complementarán con los protagonistas. De esta manera, el mundo que rodea a este pueblo sin nombre, que atrae seres malvados, crece de forma orgánica.
Los tipos de maldad
De Luca de manera eficiente reconoce los diferentes tipos de mal que existen a nivel social y los plasma en este lugar geográfico. Desde la introducción lo deja claro, pero al ver funcionar la obra, vemos que el protagonista real, es el lugar geográfico, al que no puso nombre de forma intencional.
Conocemos así a Mondragón, perseguido por la ley, en base a su poder alquímico y a un malentendido político. Erika, se ve como un monstruo, porque ha matado gente sin poderlo evitar. Rotz, es un inmortal que caza a Mondragón por motivos que él mismo no comprende, pero con la idea de justicia como motivación. Todos se consideran malos, más no lo son.
Por otra parte, tenemos a Yerik, quien cree religiosamente que un genocidio mundial llevará al planeta a un lugar ideal. El administrador de Justicia tiene un conjunto de valores deformados, y utilizará cualquier excusa para matar mujeres, aludiendo a brujería. Dimitri, es solo un cobarde traidor que muerde la mano que le da de comer al primer intento. Y tenemos también delincuentes y timadores.
Finalmente tenemos la crítica social innata. Las mujeres acusadas de brujería, y de asesinar a sus vecinos, reflejan una realidad, que sigue existiendo hoy en día (aunque no tan extrema físicamente). La victimización por parte de las personas en posición de poder, y la cosificación del género femenino solo por serlo.
La caza de brujas es algo que sucedió en el mundo real, y que en esta historia de fantasía se refleja con crudeza.
¿Qué es el mal?
Los personajes creados por De Luca, se dividen en dos grupos, los que se creen malvados, y los que lo son a nivel ético y moral. Aquellos con una auto percepción de esta condición se mueven en base a la culpa, consideran que han hecho daño, y deben pagar por ello.
Aquellos que consideran que están en lo correcto, se diferencian por sus motivaciones. El administrador de justicia encuentra placer en matar porque sí, y busca excusas para perpetrar su perversión a costa de los demás. Yerik considera que matar a todos es un acto de benevolencia en último aspecto.
Dicho todo esto, el mal es la representación de una fuerza negativa que ejerce su influencia a través de las ambiciones y valores de los personajes. El mal es inherente a las limitaciones éticas y morales propuestas por el entorno social en el que vivimos. Puede materializarse interna o externamente para afectar tanto a héroes como villanos, y en caso de estos últimos se vuelve complejo.
El villano en sí, es un ser de mal, que esparce la maldad a donde va, porque ese es su objetivo, y si no hay una construcción, el personaje queda plano. La elaboración de su motivación siempre antagoniza con los valores del lector que se ven reflejados en los del héroe.
La otra mitad de la obra
Si el guión de De Luca nos ofrece una historia de lo más interesante, no se puede dejar de mencionar el poder gráfico de Lalia. El Maestro, quien fuera ayudante del gran Alberto Brecchia, demuestra su vigencia al ilustrar cada viñeta en su estilo. La narrativa de Horacio Lalia es fuerte mayormente en las expresiones de cada personaje.
El lápiz de Lalia no solo viaja de manera orgánica, si no que se presta a la creación de figuras interdimensionales y generando las conexiones necesarias entre los personajes en cada composición. Considerando que el trabajo se realizó completamente en blanco y negro, el lector puede percibir la atmósfera opresiva sin necesidad de color.
El Pueblo del Mal es un trabajo que interioriza en la construcción del mal y la villanía desde diferentes ángulos. Se vale de un variopinto grupo de personajes característicos muy bien relacionados para contar una brutal historia. La re-lectura del material lo beneficia aún más dejando entrever los hilos de la construcción narrativa.
En Argentina “El Pueblo del Mal” está editado por Duma Editores.