“Ni un pibe menos por la droga” pertenece a la Corriente Clasista y Combativa (CCC). Este es un movimiento que tiene como objetivo salvarle la vida a quienes están atravesando un problema de consumo. Para ello, trabajan mediante actividades deportivas, recreativas y culturales gratuitas.
Las carencias de todo tipo son una de las múltiples causas por las cuales jóvenes recurren al consumo de sustancias ilegales. Revertir dicha situación forma parte de un complejo desafío, el cual debe tomarse con suma responsabilidad.
El viernes pasado, “Ni un pibe menos por la droga” organizó una jornada nacional deportiva, recreativa y cultural, en el marco de la campaña lanzada hace casi seis años.
En diálogo con Nota al Pie, el coordinador de la organización, Pedro Luque, dio detalles sobre las problemáticas generales de jóvenes con adicciones y el continuo acompañamiento de la organización.
¿Cómo surgió la idea de la jornada nacional?
En un principio, nos reunimos en diciembre de manera nacional, allí se presentaron los responsables de “Ni un pibe menos por la droga” de todo el país, ya que tenemos sedes en todas las provincias, y conversamos sobre la situación de cada territorio.
Llegamos a la conclusión de que veíamos necesario hacer una jornada donde salgamos todos desde nuestros espacios para decir: ‘’¡Acá estamos, acá están los jóvenes!’’.
Además, reclamar que necesitamos cultura, deporte, educación y que se reactive la ley de emergencia en adicciones. Esta es una ley que nosotros presentamos hace dos años y quedó “encajonada”. La misma, pide que haya más casas de atención y acompañamiento comunitario en los barrios, también que haya más centros de rehabilitación gratuitos, porque los que hay son pocos y están colapsados, y las familias tienen que pagar de $20.000 para arriba la cuota.
¿Qué actividades realizaron durante la jornada?
Desde nuestra CAAC (Casa de Atención y Acompañamiento Comunitario) hicimos actividades deportivas, recreativas y culturales con la consigna de la ley de emergencia en adicción. En otras provincias realizaron shows.
Por otro lado, incluimos otros reclamos como lo que está ocurriendo con el FMI. Desde nuestra postura, pensamos que hay otras cosas más importantes como pagar una deuda que ni sabemos en qué se gastó el dinero, tendrían que investigar antes de pagar. Ese dinero tendría que estar destinado a los pibes que lo necesitan, que lastimosamente se están muriendo por el consumo. Tendrían que habilitar casas de estaciones en oficio, más ollas populares, dar más puestos de trabajo, porque los pibes salen del centro de rehabilitación y muchas veces no son contratados por el pasado que tuvieron.
Luego de casi 6 años de trabajo, ¿qué conclusión podrían dar sobre el consumo de les jóvenes?
Gracias a Dios, nos está yendo bien y estamos ayudando a muchos jóvenes. Nosotros decimos que hay tres caminos. El primero, que la droga te lleva a estar preso, porque llega un momento que no tenés recursos y ahí es donde cometen delitos para tener droga, eso te lleva a estar preso. El segundo, es la muerte, que sería el peor. Y el tercero, es en el que los pibes se pueden salvar la vida, y ahí estamos nosotros para acompañarlos, escucharlos y contenerlos en nuestras casas, lo que conseguimos a través de la lucha.
En junio cumplimos 6 años y lo que vemos es que las adicciones se ven diferentes desde afuera. Gracias a estos dispositivos y todo el esfuerzo, logramos que un montón de pibes salgan del consumo. También aprendimos un montón de cosas, que no se drogan porque quieren, sino que es una estación de llegada de muchos problemas. Tienen problemas en la casa y lo tapan con la droga.
Un día, le pregunté a una banda grande que estaba en la esquina, por qué motivo estaban ahí y me contestaron: “Nadie nos ofrece nada, no tenemos nada para hacer”. Entonces, nosotros les ofrecemos un espacio de contención, un comedor, un merendero, tenemos fútbol, hockey, handball, barbería, un gran abanico de actividades gratuitas.
¿Qué otras problemáticas presentan les jóvenes que buscan ayuda?
No solamente se acercan chicos y chicas con problemas de consumo, sino que también hay mucha violencia de género, otros temas educativos, o necesitan ayuda alimentaria. Las CAAC son más que un centro que trabaja con el tema de la droga, va más allá.
La mayoría de las veces las madres de los jóvenes nos golpean la puerta con los ojos llorosos y ya sabemos que detrás de eso hay una historia. Muchos tienen problemas en lo económico, porque no tienen trabajo. En los puestos laborales te piden experiencia, pero ¿qué experiencia podés tener con 18 años recién?
¿Qué tipo de normas o políticas crees que debería tomar el Estado para tratar la problemática?
El Estado tiene que ofrecer cultura, educación y deportes, porque si los pibes están entretenidos con otras cosas no tienen por qué estar en la esquina o con la droga. Hay que ganarle de antemano a que la estación de llegada sea la droga.
¿Qué opinas sobre las personas que discriminan a les jóvenes con adicciones?
Creo que cuando te metes en el tema, y los escuchas, te das cuenta que nadie está ahí porque quiere. Están mal vistos, las personas tienen que entender que es una enfermedad y que no es fácil salir de ahí. Si uno se lo propone puede, porque hay herramientas, pero se lo tienen que proponer. La gente que discrimina, lo hace porque no conoce el tema, tendrían que informarse más.
¿Alguna vez sufrieron amenazas por parte de personas que se oponen a la organización?
Sí, justamente la semana pasada, en el espacio que vamos a inaugurar en Casanova. En ese barrio circula mucha droga. En cuanto se enteraron de lo que vamos a hacer, entraron a robar. Se llevaron ventanas, rejas, puertas, taparrollos de las cortinas, todo lo que habíamos comprado nuevo para ese espacio. Obviamente fue como un golpe, “che no queremos esto acá”, pero a nosotros nos fortalece para hacerlo y continuar trabajando por la causa.
¿Dónde se encuentran ubicadas las sedes de “Ni un pibe menos por la droga”?
La sede central se encuentra en Laferrere, calle Soldado Sosa 6450. A fin de año pudimos inaugurar 3 espacios nuevos en La Matanza. Uno de ellos, en la ex escuela 91 de Isidro Casanova, que se inaugurará el mes que viene, y otro en el km 28, sobre la calle Luján. También, logramos abrir otro en el km 44, en el barrio Chino Oliveri.