La violencia de género no es solo física, sino también psicológica, laboral y económica por lo que puede afectar de muchas maneras a las víctimas. En 2012, Mónica Paz fue aceptada para estudiar la carrera de Fotoperiodismo en la escuela de la Asociación de Reporteros Gráficos de la Pública Argentina (ARGRA); pero no terminó como ella esperaba. Dos años después, en el transcurso de una mesa de examen fue discriminada por quienes la evaluaban.
A pesar de quedar marcada la denuncia a partir de lo ocurrido en la mesa de examen del 2014, la violencia comenzó durante la cursada 2013 por parte del docente Martín Acosta. Además, para fines de ese año solicitó una reunión con el coordinador Gonzalo Mainoldi, quien no la recibió pero le solicitó que le envíe un correo electrónico para plantearle los temas que quería tratar con él.
Así, desde 2014 se empezaron a hilar una serie de movidas que involucraron a muchas personas; pero que al final terminaron por afectar la vida laboral y privada de la denunciante. De manera cronológica, en una mesa de marzo del 2014 de la materia Fotoperiodismo 1, tanto el coordinador Gonzalo Mainoldi como el docente Martín Acosta, encargados de la misma, actuaron de manera irrespetuosa con la joven en todo momento.
En este contexto, Paz denunció irregularidades como atender el celular durante su proyección, expresarse a gritos hacia ella e incluso risas y burlas por su trayectoria en la profesión. Dos días después de lo sucedido en la instancia evaluativa, fue notificada de que no había aprobado por falta de respeto hacia ellos y la Asociación, a pesar de que ambos habían aprobado su trabajo. Además, la joven debió buscar otro lugar para seguir con sus estudios.
A partir de esto, comenzó un ida y vuelta por parte de Paz para dar con una explicación sobre la decisión. Así, envió emails a los involucrados, intentó contactarse con los directivos superiores para solicitar ayuda, pero no hubo caso. Meses más tarde, sin el apoyo del Presidente de la Asociación, Raúl Ferrari, presentó su reclamo al Ministerio del Interior y Transporte, organismo que tiene un acuerdo de cooperación para la formación de nuevos fotoperiodistas.
La denuncia por parte de la joven ante la CIDH
En una serie de reclamos, la damnificada se comunicó con el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), la Casa de Gobierno y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.
A pesar de que el INADI aceptó la denuncia, en 2018 debido a que el instituto organiza un concurso fotográfico con dos de los tres jurados como asociados de ARGRA, decidió contactarse con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
El CIDH fue el último movimiento que hizo, hasta ahora su caso se encuentra allí en carátula de “en estudio” desde mediados del 2019. De forma paralela, su vida privada se vio envuelta en conflictos. Su pareja, quien la avaló en su denuncia ante el órgano fue dada de baja, porque mantenía una relación extramatrimonial con otra profesional de prensa que tenía cercanía con los denunciados de ARGRA.
El testimonio de la joven
Nota al Pie dialogó con Mónica Paz para conocer lo que fue su lucha contra les profesionales que se burlaron de ella.
En lo que refiere al último movimiento realizado en 2019, Paz afirmó: “Se realizó el trámite administrativo en el INADI, con dictámenes desfavorables y luego tuve dificultades para el ingreso a la Justicia”. Además, agregó: “Actualmente tengo el compromiso de una organización que está estudiando mi caso”.
En todos los ámbitos existen denuncias por violencia de género y varios de ellos hasta en más de una ocasión por lo que en aRGra no es la excepción al parecer. “El día 10 de marzo del 2014 en la sede de aRGra había una compañera que estaba por presentar su trabajo final. Estaba muy nerviosa, se había presentado en la mesa de diciembre y me dijo que tuvo una “muy mala experiencia”, acotó Paz sobre otros casos.
Además sostuvo: «Ante esta situación realicé una nota y la envié a mis compañeros de la escuela para encontrarla. No recibí respuesta. Desconozco que sucedió con ella”. Incluso confirmó sobre la misma línea: “Tengo un ex compañero que también recibió el maltrato del docente Martín Acosta y del coordinador Gonzalo Mainoldi. De ese incidente fui testigo”. “No seguí conectada con mis ex compañeros. Creo que la mayoría están asociados”
Su experiencia con el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia, y el Racismo (INADI)
Por el lado del progreso de su lucha expresó que nunca se sintió protegida por algún organismo estatal y que se encontró con más trabas y malos resultados al acercarse al INADI. “Recurrí al INADI y en ese lugar no tuve las garantías necesarias para el tratamiento de mi denuncia. Además, recibí el maltrato de los operadores que están en atención a la víctima y un asesoramiento erróneo según la asesoría del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación”, argumentó Paz.
Sin dejar de lado el tire y afloje con el instituto, también ratificó: «Cuando ingresó mi denuncia en el INADI, me pidieron que deje la fotografía como actividad para ‘evitar cruzarme con los denunciados’”. “Me negué a ese pedido porque era una actividad que ya venía realizando”, agregó en base al trabajo que mantenía con su ex pareja periodista; de quien descubrió que mantenía una relación con una mujer cercana a los propios denunciados.
La relación con colegas tras lo ocurrido
No siempre es fácil sostener relaciones que se vinculan a las denuncias y para Paz no fue diferente. En cuanto a cómo se desenvolvió todo dentro de su círculo profesional aclaró que “me resultaba y resulta muy difícil hablar sobre el tema”. Incluso sostuvo que “desde el primer momento traté de buscar personas que pudieran ser “puentes” para llevar adelante un diálogo que siempre fue desestimado por aRGra”.
Sin ir más lejos, también con respecto periodistas que trabajan en asuntos de género y otros de más confianza expresó: “Recurrí a periodistas que expresan abiertamente que trabajan en asuntos de género”. “Luego de contactarme me encontraba con algunas de estas personas involucradas en algún evento organizado por aRGra”, continuó.
“En otra oportunidad, frente a un colega de más confianza, también comenté que estaba tramitando una denuncia por violencia machista, discriminación y sobre una acusación que la asociación se negó a aclarar”, añadió Paz sobre su entorno. Por último afirmó: “Creo que comencé a hablar más sobre esto cuando me separé de mi ex marido porque tuve miedo por mi seguridad. Mis teléfonos estaban ‘muy raros’”.