El 31 de diciembre de 1989, cerca de las tres de la tarde, Nair Mostafá se dirigió a la pileta del Club Huracán de la ciudad bonaerense Tres Arroyos. Diez cuadras la separaban del lugar, sin embargo nunca llegó al club. Hoy se cumplen 32 años del femicidio que prescribió sin culpables ni detenides.
Aproximadamente a las 18.30 h, la mamá de Nair, Liliana Fuentes, fue a buscarla y se encontró con que el natatorio había cerrado una hora antes y Nair no estaba allí. A las 20.30 h, aún sin ningún tipo de respuesta, Liliana fue con su pareja a realizar la denuncia a la Comisaría Primera. «A lo mejor está en casa de una amiguita. En un rato salimos a buscarla. Cualquier cosa le avisamos», le dijeron tras tomarle los datos. La mamá de Nair no bajó los brazos, pero su búsqueda chocaba con constantes negativas: nadie la había visto y no estaba en la casa de ninguna amiga.
Valeria Alonso, hija del reconocido periodista tresarroyense Evaristo Alonso, habló con Nota al Pie y contó cómo fue que su padre, ese 31 de diciembre, se transformó en la voz del pueblo por la causa de Nair.
“Me acuerdo que ese día, el 31, estábamos todos reunidos en mi casa con mi familia. Lo llamaron a mi papá de la radio. El locutor, que en ese momento estaba haciendo el turno de la noche, le dijo que estaba la mamá de Nair en la radio pidiendo hablar y contar que había desaparecido su nena”, relató.
Levantar la voz
Evaristo Alonso era el director de la radio LU24. Fue quién le dio a la mamá de Nair el micrófono para que contara lo que estaba pasando. Alonso permitió que la sociedad tresarroyense se enterara de lo sucedido y se movilizara, ya que la policía no estaba dando respuestas.
Su relato conmovió e indignó a les vecines, y aquello les impulsó a salir a buscarla. A pocas horas de esa movilización, a la una de la madrugada, encontraron el cuerpo sin vida de Nair. Apareció cerca de las vías del ferrocarril, entre altos pastizales y frente a una escuela. Sobre esto, Valeria dijo que “todo eso trajo una indignación impresionante”. Y agregó: “Mi papá fue hasta el lugar del hecho, tuvo unos entredichos con un policía y ahí volvió a la radio. Por primera vez en su vida habló con todo el dolor y contó lo que estaba pasando en Tres Arroyos”.
Mientras tanto, se levantó una poblada muy grande que duró prácticamente tres días. A los primeros efectivos que llegaron al lugar les dieron vuelta el Renault 12 que usaban de patrullero. De allí, marcharon hacia la comisaría. Cada vez más personas se iban enterando y sumando a la protesta. De los insultos se pasó a las piedras y a prender fuego 17 autos y parte de la comisaría. La represión por parte de la policía generó más enojo y la noche pareció interminable. Hubo 25 heridos y la intervención del intendente, Raúl Correa, no llevó a la calma.
Fue Evaristo Alonso quién llamó al gobernador Antonio Cafiero para que se hiciera presente e interviniera. “Me acuerdo que mi papá llamó al gobernador y le dijo: ‘Mirá, tenés que venir. Tenés que ver qué está pasando’”, relató Valeria.
Un caso sin respuestas
Hace 32 años, Tres Arroyos se levantaba con euforia y violencia tras conocerse el asesinato de Nair Mostafá. El centro de la indignación social se hizo eco en la Comisaría Primera de Tres Arroyos, ubicada en la calle Pringles 74. Les vecines de la ciudad, al grito de “Coimeros, chorros y corruptos”, volcaron e incendiaron patrulleros.
El día dos de enero, la llegada de Cafiero a la ciudad trajo algo de calma. En medio de insultos por parte de la sociedad tresarroyense, se reunió con la madre de Nair. En aquel encuentro le pidió perdón, y luego se dirigió al pueblo desde un balcón. Allí ratificó el desplazamiento de todes les policías.
Mientras las hipótesis circulaban, hubo una docena de detenidos, pero todos fueron liberados. Tras la falta de respuestas, en agosto se detuvo a un trabajador municipal. Sin embargo, después de haber estado internado en el Melchor Romero, lo liberaron por considerarlo inimputable. Luego fue el turno de un mecánico dental de Almirante Brown que, como ya había sido denunciado por la violación de dos niñas, fue vinculado. Sin embargo, nada tenía que ver.
Las pruebas perdidas, las teorías cruzadas y las pruebas de ADN mal resguardadas, hicieron que la causa prescribiera en 2005.
Fallecimiento de Evaristo Alonso
Entre las idas y vueltas de culpables e inocentes, y exactamente dos meses después, el periodista Evaristo Alonso tuvo un accidente automovilístico y falleció. Ahí fue cuando empezaron las especulaciones y los comentarios. “Después del fallecimiento de mi papá, una familia se derrumbó. De lo que se hablaba era de él, de su muerte, de nosotros. La ausencia que él dejó fue muy impresionante”, contó su hija a Nota al Pie.
Y agregó: “El fallecimiento de mi papá hizo que la gente saliera a la calle. Él había sido un referente muy importante, una persona que hizo que todo se empezara a mover”. Evaristo Alonso fue quién se puso al frente de lo que pasó. Es por esto que, cuando se habla del caso de Nair, no se debe evitar nombrarlo.
Reivindicación feminista
El femicidio de Nair Mostafá representa, para les tresarroyenses, un hito excepcional; un grito específico de la ciudad y, claro está, un enigma no resuelto. Además, esto ocurrió en una sociedad de hace 32 años donde se ocultaba la violencia que recibían las mujeres y que, ante un femicidio, se hablaba de crimen pasional.
El movimiento feminista ha llevado, y lleva adelante, una lucha inalcanzable frente a los cientos de femicidios que suceden al año. Hace dos años, en el aniversario del femicidio de Nair, el colectivo feminista Ni Una Menos de la ciudad de Tres Arroyos, junto con distintas organizaciones sociales, organizó un evento en donde se pintó un mural.
“Sí, chicas. Hagan el mural porque es necesario”, fue la respuesta de la madre de Nair, Liliana Fuentes, a las integrantes del colectivo Ni Una Menos. Así fue que gestionaron la construcción de un paredón en el acceso al Centro Cultural La Estación. El evento contó con la participación de muches vecines que se acercaron, con pinceles y pinturas, a llenar de arte el mural en memoria de Nair.
Desde la organización, aquel día remarcaron que reencontrarse con Nair es reencontrarse con todes; reencontrarse en un territorio de mujer, de niña, de niñez. Un territorio ultrajado, olvidado y que espera una vida y un futuro digno.