En la zona de Quillén, cercana a la localidad de Aluminé, provincia de Neuquén, se encuentra el foco del incendio forestal. Hasta el momento gracias a los intensos vientos las llamas alcanzaron alrededor de unas 400 hectáreas, de las cuales 300 pertenecen a bosque nativo. El resto pertenece a bosque de pino implantado. En el lugar se encuentran 82 combatientes de incendios forestales con el apoyo de dos aviones hidrantes y dos helicópteros del Servicio Nacional de Manejo del Fuego.
Sobre cómo surgió el siniestro, el Secretario de Desarrollo Territorial y Ambiente, Jorge Lara, explicó que comenzó el pasado jueves mediante una tormenta eléctrica. Aquella jornada se produjeron gran cantidad de rayos; lo que ocasionó que se prendiera fuego alguna araucaria que al caer hizo contacto con caña colihue y ñire achaparrado.
Por otro lado, las alarmas recorren los países vecinos ya que en Río Negro se encuentran actives y en constante movimiento en las cercanías del Lago Martín, en Bariloche por si el fuego traspasa la frontera. Como prevención se encuentran personal con un helicóptero, un avión anfibio y dos aviones hidrantes del Servicio Nacional del Manejo del Fuego (SNMF). Inclusive dicho organismo estatal también aportó para que trabaje de ser necesario otro avión de tipo observador.
Además hay problemas similares con un incendio desatado en la provincia de Tierra del Fuego, en la zona de Río Grande y Tolhuin. La diferencia es que para estos casos aún no se solicitó ningún tipo de recursos de la Nación. Esto se debe a que el primero es el que se encuentra activo, mientras que el segundo se aprecia, por el momento, bajo control.
En Chubut, por el contrario, no se ha reportado ningún siniestro incendiario pero están en total alerta para aportar ayuda y colaboración con operaciones a la zona que lo necesite mediante un avión hidrante del SNMF. En la parte del centro del país apareció un foco activo en Buenos Aires, dentro del Parque Pereyra Iraola, en Berazategui. Para el suceso de la ciudad bonaerense hasta el momento no se ha pedido apoyo al SNMF pero si hay un avión y helicóptero disponibles por si se necesitan.
La historia se repite
El incendio que acecha la localidad de Aluminé no es el primero que sucede allí ni el peor de la historia del lugar hasta ahora. Ya sea intencional o de manera accidental debido al clima, es un sector de La Patagonia frecuente para la aparición de intensas llamaradas. La continua sucesión de este tipo de desastres naturales degrada, con el correr del tiempo, el ecosistema del paisaje.
Durante octubre de 2020 ocurrió otro incendio en la misma zona pero en esa ocasión se presupone que fue realizado de manera intencional. Hace poco más de un año se dio aviso de un incendio que afectaba un sector del Campo de Vilcunco. Las llamas se extendieron hasta el campo aledaño.
En esa oportunidad no hubo que lamentar daños materiales de viviendas ni estructuras, pero sí la pérdida de plantas nativas y parte de la forestación de pinos. Se doblegó el trabajo con la ayuda de Brigadistas de Villa Pehuenia y Moquehue, además con el apoyo de Parques Nacionales, Bomberos Voluntarios, a Corfone y la propia Municipalidad. Se requirió la intervención de la parte logística y Defensa Civil para controlar de manera urgente las llamas.
En aquel entonces sostuvieron desde el Sistema Provincial de Manejo del Fuego que se ocasionó de manera intencional. Al día siguiente se informó de otro principio de incendio cercano en la zona de Baimalec, en la Ruta 23 que se produjo por una “quema controlada”, realizada fuera de fecha de permisión.
A pesar de lo ocurrido el año pasado, el peor incendio en la zona se desató hace siete años. En el 2014 se visualizó cómo las llamas arrasaron más de 5.000 hectáreas y dejaron a su paso un panorama destruido y desolado. Según el propio intendente, Andrés Méndez, presumen que el 29 de diciembre se inició de manera intencional en la zona de Ruca Choroi para luego extenderse hacia a las zonas de Paimún y Pilhué-Ñorquinco.
Debieron colaborar varios cuarteles de bomberos de las regiones cercanas para poder controlar el siniestro. El Gobierno Provincial decretó el estado de emergencia y alerta máxima a causa del incendio, para luego crear un comité de atención del mismo. También se debió requerir la evacuación de algunas comunidades mapuches de la región y de ocho familias que residían en la zona rural.