La canción “El Oso” fue compuesta y grabada por Mauricio “Moris” Birabent hace más de 50 años, pero su vigencia está intacta. Esta nueva versión es fiel a la original pero suma arreglos de cuerdas, a cargo de Lolo Micucci, una sonoridad actual y un dúo con su hijo, Antonio Birabent.
La reversión actualiza su mensaje ‘pacifista y de libertad’, tal como destacaron ambos artistas. “Volver a grabar ‘El oso’, tanto para mí como para Antonio, es una alegría en el sentido que es un mensaje pacifista, en estos tiempos donde es tan necesario”, comentó su autor a pedido de Télam. Además, explicó que “también es un mensaje ecológico que apuesta al ansia de libertad que todos tenemos y a valorizar esa naturaleza a la cual le debemos todo”.
La nueva versión cuenta con los arreglos y la dirección musical del pianista Lolo Micucci, la guitarra de Víctor Volpi, el bajo de Horacio Salerno y la batería de Cristhian Faiad, y suma un cuarteto de cuerdas conformado por Natalia Cabello y Julieta Bril, en violín; Elizabeth Ridolfi, en viola; y Paula Pomeraniec, en cello.
La canción, disponible en plataformas digitales, está acompañada de un videoclip dirigido por Augusto González Polo, que tuvo a Pablo Padovani como montajista.
“Nos dimos el gusto de grabarla con una orquesta de cuerdas compuesta por cuatro violinistas que le pusieron toda el aura femenina armónica a la idea de la canción de pacifismo, de ansias de libertad, de ecología y de búsqueda de un tiempo de paz y de armonía que abarque a todos”, señaló Moris.
Por su parte, Birabent consideró que se trata de “una canción especial, generacionalmente hablando”; al puntualizar que “es una fábula para niños pero nos toca a los adultos de una manera muy contundente” por la temática que aborda.
Respecto a las motivaciones para que este clásico tuviera una nueva versión, Birabent comentó que la idea partió de César Isella, el hijo del recordado artista, quien maneja la plataforma digital Limbo; y que aceptaron la propuesta de buena gana ya que era parte de los shows conjuntos de padre e hijo, pero nunca la habían registrado en ese formato.
Precisamente, este trabajo aparece poco después de la edición de “La última montaña”, segundo trabajo de Moris y Antonio Birabent, sucesor de “Familia canción”, de 2011.
Tango Feroz trajo El Oso a la escena
En 1993, Marcelo Piñeiro llevó a la pantalla grande Tango Feroz, inspirada en la vida de José Alberto Iglesias Correa, alias “Tanguito”. La película no solo marcó a una generación sino que fue la consagración de muchos actores jóvenes. La historia comienza en ‘La Cueva’, un mítico antro de la Ciudad de Buenos Aires en el que un grupo de amigos músicos se juntaban a tocar, gestando lo que hoy llamamos rock nacional.
En la historia de Piñeiro, Birabent se puso en la piel de Moris, su padre, e interpretó ‘El oso’. Pero aunque la canción tiene poco más de 50 años y es una de las composiciones claves a la hora de repasar la historia del rock argentino, en sus primeras décadas de vida no fue muy tenida en cuenta por su autor, que casi no la incluía en su repertorio habitual. Hasta el propio Birabent casi desconocía su existencia y solo le prestó atención cuando fue convocado para protagonizar la película.
“Mi padre cuenta que, si bien la canción quedó en su primer disco, podría no haber entrado. Le daba valor, pero no ponía el énfasis en esa canción más que en otras. De hecho, recuerda que no la cantó mucho en esos primeros años”, narró al ser consultado.
Un mensaje combativo que trasciende las cinco décadas
En el plano personal, Birabent comentó: “De chico no conocía la canción, definitivamente. Nos fuimos a España y allá mi padre no la cantaba, no era de su repertorio. Yo me encuentro con la canción cuando tengo casi 20 años”.
“Es una canción que la gente recuerda mucho y, sin embargo, debe ser una de las que menos me identifican. Como cantante, como intérprete, evolucioné hacia un lado tan distinto que me parece bien que haya una versión actual”, manifestó.
El artista reveló que su padre escribió la canción a pedido de una maestra jardinera amiga, inspirado en las fábulas de Esopo y La Fontaine. Sin embargo, con los años se transformó en algo que excedió ese ámbito infantil. Por su mensaje combativo y de denuncia sigue vigente después de 50 años, en parte porque habla de cosas que acompañan al ser humano durante toda su existencia: la libertad y el destino de nuestras vidas.
Pero más allá de valores contenidos en la canción y del lugar que ocupa en la cultura popular, el músico rescató el momento de “comunión” artística que atraviesa con su padre, por lo que entiende que esta versión tiene para ellos “un gran significado”.
“Esta es una manera de actualizar una canción con voces distintas. La versión es bastante parecida a como la tocamos en vivo. Lo que agregó Lolo fue el cuarteto de cuerdas que le da una grandiosidad y un sentimiento, pero es una versión que podríamos cantar dormidos de tan incorporada que la tenemos. Y de alguna forma, fue así”, concluyó.