Desde el 2014, cada 5 de diciembre se conmemora el Día Mundial del Suelo para propiciar la reflexión en torno a la situación de un recurso que creíamos infinito pero que hoy sabemos que no lo es. Nota al Pie dialogó con la Dra. Ingeniera Agrónoma Graciela Pastorino integrante de la Cátedra de Microbiología Agrícola y la Licenciada Laura Balague para entender por qué es importante tomar conciencia en el asunto.
Dónde estamos parades
Los suelos son un elemento clave para el mantenimiento de la vida sobre la Tierra, apunta la Dra. Pastorino y la Lic. Balague. Estos “constituyen la base del desarrollo agrícola, son esenciales para mantener los diversos ecosistemas, y responsables de la seguridad alimentaria” explican las especialistas.
Según el informe de 2016 “Estado Mundial del Recurso Suelo” de la La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el 33% de la tierra se encuentra de moderada a altamente degradada. La erosión del suelo, la contaminación, el desequilibrio de nutrientes y la salinización son solo algunos de los principales problemas que existen.
Todos los años en esta fecha se elige un lema con un tema central para ser abordado de manera colectiva. El del 2021 busca reflexionar en torno a la salinización. “La salinidad de los suelos es uno de los factores que más restringen la productividad agrícola” explican las académicas. Esta situación afecta a escala mundial alrededor de 800 millones de hectáreas, de las cuales 129 millones se localizan en América del Sur.
Argentina
En los últimos informes, se reconoce que 600.000 ha de suelos irrigados de la Argentina se encuentran afectados por problemas de salinidad. Cuando se habla de suelos afectados por salinidad, explican la Dra. y la Lic., “nos referimos a suelos que tiene una alta concentración de sales solubles que limitan el crecimiento de las plantas”. Con la presencia de las sales los suelos se vuelven pulverulentos en vez de conservar “terrones” y esto favorece a su vez a la erosión.
Según fuentes del Ministerio de Ambiente de la Nación y Desarrollo Sostenible, en Argentina la desertificación y degradación son de los problemas más graves que sufre nuestro suelo. “La erosión hídrica y eólica es uno de los procesos principales de degradación de la tierra” señalan las intelectuales. En nuestro país, aproximadamente un 12% de la superficie presenta tasas altas de erosión.
A pesar del sombrío panorama, Pastorino y Lavague señalan que existen investigadores que destacan la excelente calidad de los suelos argentinos y “que un porcentaje de las superficies salinas son recuperables mediante un manejo adecuado”. Apuntan que entre las regiones más afectadas por este problema se encuentran el Chaco semiárido, la depresión del salado y el noroeste de Buenos Aires, zonas en las que hay una gran proporción de suelos (halomórficos) afectados por sales y sodio.
Alternativas sustentables
Afortunadamente, existen maneras sustentables de producir que son más amigables con el medioambiente. Un ejemplo de producciones sustentables, señalan Pastorino y Lavague, es la agricultura consociada, es decir varias especies vegetales intercaladas como gramíneas (maíz, trigo) y leguminosas (soja,porotos). De esta manera se producen una serie de beneficios como es el uso más eficaz del agua, la reducción de los ataques y daños por plagas, facilidad para el control de malezas y el aumento de la estabilidad del suelo.
Además, tanto la Doctora como la Licenciada, apuntan que hay otras acciones para realizar un manejo sustentable. Algunas son: elegir el cultivo adecuado en función de las disponibilidades y la calidad del agua en cada zona; fomentar el uso del riego por goteo y de fertilizantes orgánicos; realizar controles periódicos del agua de riego y la salinidad del suelo.
Finalmente, nosotres como ciudadanes también podemos propiciar prácticas que cuiden el medio ambiente como es el consumo de alimentos agroecológicos/orgánicos. Pastorino y Lavague también recomiendan reducir el empleo de agroquímicos en nuestros jardines y sustituirlos por preparaciones orgánicas. Por último, las académicas sugieren “reciclar nuestros desechos elaborando compost, plantar especies nativas que están adaptadas a nuestra zona y una vez implantadas no requieren riego”.