La administración de Macri, con el explícito objetivo de lograr su reelección, endeudó a la Argentina con el FMI por 44.000 millones de dólares a cortísimo plazo; entre el 2021 y el 2024 hay que pagar la totalidad de dicha deuda.
El Gobierno actual viene negociando un nuevo acuerdo, abonándole mientras tanto intereses al Fondo. También una parte del capital: 1.900 millones de dólares en setiembre, y probablemente otros tantos en diciembre. Todo sale de las escasas reservas con que cuenta el país.
Sin embargo, como se ha informado desde el propio Banco Central, “entre mayo del 2018 y hasta que fueron establecidos los controles cambiarios más estrictos en octubre del 2019, del total pautado con el FMI llegaron a desembolsarse US$ 44.500 millones. Estos fondos, junto a las reservas internacionales, abastecieron una fuga de capitales del sector privado que alcanzó los US$ 45.100 millones”.
Cuestión esta última que fue, en alto grado, confirmada por el propio Macri al señalar “la plata del FMI la usamos para pagarle a bancos comerciales que tenían miedo de que volviera el kirchnerismo” (Perfil, 8/11/2021). A esos pagos se deberían agregar los 17.000 millones de dólares que se vendieron desde el Banco Central debe enero a octubre del 2019 a privados.
Corresponde decir, referido a ello, que el propio estatuto del FMI prohíbe utilizar los préstamos que realiza para los fines que los usó el gobierno anterior. Dice aquel en el artículo 4º, que no permite a sus miembros «usar los recursos generales del Fondo para hacer frente a una salida considerable o continua de capital».
Evidentemente el FMI no solo hizo un enorme préstamo con intenciones políticas, la reelección del ex presidente, sino que, además, permitió groseramente que se violentara su propia Carta Orgánica en el uso de dichos recursos.
En función de todo lo antedicho, desde nuestro Partido sostenemos que el gobierno actual no debe hacer acuerdo alguno con el Fondo Monetario Internacional por la deuda que contrajo Macri.
Por el contrario, debe suspender de inmediato el pago de capital e intereses; algo que debería haber hecho desde el principio de su mandato. Continuando a su vez con la investigación abierta para determinar qué sucedió con el enorme préstamo del 2018 y saber así adónde fueron a parar esos miles de millones de dólares. Los que, a ojos vista, no se usaron para invertir ni para resolver los acuciantes problemas económicos de la gran mayoría de nuestra sociedad.
Finalmente, debería tener muy en cuenta el gobierno de Alberto Fernández, que la enorme pobreza actual, el hambre, los altos niveles de desempleo e informalidad, la sostenida pérdida de ingresos, como sabemos, solo tienden a empeorar en los países que hacen acuerdos con el FMI por las exigencias a que son sometidos.