Este lunes, luego de siete jornadas y tras recorrer más de doscientos kilómetros culminó la movilización en defensa del gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia. La denominada “Marcha por la Patria” tuvo su último punto de encuentro en La Paz, donde en un acto encabezado por el ex mandatario Evo Morales y el Presidente Luis Arce, miles de personas expresaron su apoyo a la gestón del Movimiento al Socialismo (MAS – IPSP).
La multitudinaria movilización, que empezó el 23 de noviembre en Caracollo, estuvo integrada no sólo por el partido oficialista. A su vez, contó con la adhesión de la Central Obrera Boliviana; la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos; la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias; y la Confederación Sindical de Comunidades Interculturales Originarias; entre otras organizaciones pertenecientes al campo gremial y a los movimientos sociales.
En la concentración hecha en la capital del Estado Plurinacional de Bolivia, tanto Evo Morales como el actual Presidente del país hermano, cerraron la jornada exigiendo el respeto a la voluntad popular expresada en las urnas en las últimas elecciones; y advirtieron que “con el pueblo no se juega”.
Una respuesta política
El recorrido que culminó este lunes tuvo como objetivo responder políticamente a los paros articulados desde los llamados “comités cívicos”. Estos sectores agrupan principalmente en Santa Cruz y Potosí a la oposición boliviana; y fueron trascendentales en la protestas que terminaron con el golpe de Estado en el año 2019, habían impulsado hace dos semanas cortes de rutas y cierres de comercios indefinidos en distintos puntos del país.
El motivo de los paros, según explicaron los sectores detractores al gobierno de Arce, se basó en el rechazo a ley 1386 de Estrategia Nacional de Lucha Contra la Legitimación de Ganancias Ilícitas y Financiamiento del Terrorismo. La oposición, a través de los comités y les legisladores en el Parlamento Boliviano, argumentó que el proyecto buscaba quedarse con las ganancias de les pequeñes comerciantes.
Esta medida, que fue derogada con motivo de pacificar el país tras la presion ejercida, era un compromiso del Estado Boliviano con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y buscaba otorgar mayor seguridad en las fronteras bolivianas a traves del combate al contrabando, el narcotrafico y la trata de personas.
En este sentido, desde el Movimiento al Socialismo denunciaron que el rechazo a la ley era tan solo una excusa; y que en Bolivia se estaba gestando un nuevo intento de golpe de Estado contra el gobierno elegido democráticamente en octubre del 2020.
La advertencia
Evo Morales, quien lideró la “Marcha por la Patria” en todo su recorrido, advirtió en la plaza San Francisco de la Paz que “no provoquen al movimiento indígena originario, porque vamos a defender nuestra revolución”. En este sentido, el ex presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, agregó que “esta vez no va a haber golpe porque el pueblo está organizado”.
En esa misma línea, aunque con más dureza, el secretario ejecutivo de la Central Obrera Boliviana, Juan Carlos Huarachi, sostuvo que si la derecha seguía provocando, la marcha podría trasladarse a Santa Cruz para tomar sus fábricas. “Vamos a nacionalizar todas sus industrias y empresas”, indicó el líder sindical.
Por otro lado, Luis Arce afirmó que “el pueblo quiere tranquilidad y paz, que se respete la democracia y el voto emitido en las urnas”; al mismo tiempo que sostuvo que la multitudinaria concentración en la capital boliviana debía ser un llamado de atención para la oposición.