El asesinato de Lucas González en manos de la Policía porteña conmocionó a todo el país. El joven, de tan sólo 17 años, era futbolista de Barracas Central y soñaba con llegar a la Primera División. Los oficiales implicados le dispararon en la cabeza porque el joven no quiso frenar su auto cuando éstos intentaron realizar un control, aunque no vestían uniforme de policía.
“Un chico que venía de jugar a la pelota terminó muerto por cuatro policías faloperos. Así nomás. Estos chicos no eran ningunos delincuentes. Así pasa todos los días en la Argentina, los muestran como si fueran chorros. Les pasa a muchos chicos en el país”, señaló el tío de la víctima. Los implicados acusaron a Lucas de ladrón e inventaron que éste portaba un arma para salir ilesos del hecho. Pero todo fue una mentira.
Los policías identificados por el asesinato de Lucas son el inspector Gabriel Isassi, el oficial mayor Fabián López y el oficial José Nievas, quienes formaban parte de la Brigada de Investigaciones de la Comisaría Vecinal 4D y actuaron con vestimenta de civil y en un auto sin identificación.
González es una víctima más de la violencia institucional y el gatillo fácil, un desagradable fenómeno que se ha cobrado la vida de muchas personas en la historia de nuestro país. Por ejemplo, hace algunos días, la provincia de Corrientes lamentó la muerte de Lautaro Rosé, otro adolescente de 18 años que murió ahogado en un río mientras 11 policías torturaban a su amigo en la orilla porque ‘’no se podía permanecer en ese lugar durante la noche’’.
Algunas aproximaciones
Con el asesinato de Lucas González, ya son 121 las víctimas del gatillo fácil a manos de la Policía de la ciudad de Buenos Aires. En la mayoría de los casos, la edad de las víctimas ronda entre los 15 y los 25 años. Los datos fueron obtenidos a partir de las estadísticas de la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional (CoRrePi) sobre distintos relevamientos que vienen realizando sobre el accionar de la fuerza porteña.
Según el Archivo de Casos de Personas Asesinadas por el Estado de CoRrePi, en los últimos tres años hubo un caso cada 21 horas. Incluye muertes en comisarías, en cárceles, en enfrentamientos donde hay exceso de la legítima defensa. E incluso en el ámbito privado de los funcionarios de las fuerzas de seguridad (por ejemplo, si uno de ellos mata a su pareja).
En Argentina, cada 8 de mayo se conmemora el Día Nacional de la Lucha contra la Violencia Institucional. La elección de la fecha fue para recordar lo sucedido en la madrugada del 8 de mayo de 1987, donde efectivos policiales de la Comisaría de Ingeniero Budge (Lomas de Zamora) acribillaron a tres jóvenes que se encontraban charlando en una esquina. El aberrante suceso generó una fuerte resistencia social que visibilizó otros hechos de la misma procedencia. Esto motivó que el Congreso Nacional sancionara por unanimidad la Ley Nº 26.811/13.
Racconto de casos emblemáticos
Camila López (13), Danilo Sansone (13), Carlos Aníbal Suárez (22) y Gonzalo Domínguez (14): sucedió en San Miguel del Monte en 2019. Las cuatro víctimas y la única sobreviviente, Rocío, se trasladaban a bordo de un Fiat Spazio y chocaron contra el acoplado de un camión estacionado en la Ruta 3, mientras eran perseguidos a los tiros por la policía local. Las autopsias revelaron que uno de los jóvenes tenía una herida de bala en un glúteo.
Christopher Rego (26): fue acribillado en el año 2018. Iba a buscar a su novia y a su hijo, de solo 41 días, en una camioneta que acababa de comprar, pero de la que no tenía los papeles. Quiso evitar un control y los agentes que le dispararon no lo asistieron e intentaron ocultar pruebas.
Lucas Cabello (20): un oficial le disparó tres tiros en la puerta de su casa del barrio porteño de La Boca, en 2015. Por el intento de homicidio, el joven quedó cuadripléjico y condenado a una silla de ruedas por el resto de su vida.
Nicolás Vázquez (18): fue asesinado el 25 de septiembre de 2013, en Lanús, tras una persecución policial realizada por el comisario Héctor Amarilla, quien se disparó a sí mismo en la rodilla para fingir un balazo de Vázquez.
Germán Gómez (22): lo mataron en 2016. Gómez intervino para defender a un pariente que estaba siendo atacado por un chico armado. El gendarme Felipe Villalba, familiar del atacante, es acusado de disparar con su arma y de herir al primero y a Gómez, al que remató en el piso.