Los ojos del mundo están puestos en Glasgow. Allí, desde el 31 de octubre y hasta el 12 de noviembre, se lleva a cabo la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático 2021, más conocida como COP 26. Representantes de más de cien países se reúnen en esta ciudad escocesa para llegar a acuerdos que logren el freno del cambio climático.
El futuro del mundo se discute en la urbe más grande de Escocia. La COP 26 se enmarca en una tierra de extensas colinas verdes, áridas montañas y fríos espejos de agua (como el famoso Lago Ness). Conocida por su música de gaitas y los hombres con kilt, no se sabe mucho de su política ambiental. Por eso, Nota al Pie investigó al respecto: ¿cómo cuidan les escoceses al planeta?
Glasgow: la sede de la COP 26
La Conferencia tiene lugar en el Scottish Event Campus (SEC). Está localizado justo en las afueras de Glasgow. Pero el evento no solo se realiza allí, sino que toda la localidad está afectada por la COP 26. Por ejemplo, las imágenes de manifestaciones ambientalistas que recorren el mundo son en las calles más céntricas.
Si bien la capital del país es Edimburgo, Glasgow es la ciudad más grande. Con alrededor de seiscientos mil habitantes, lidera el ranking del país; además de tener una numerosa población estudiantil (cuenta con cinco universidades). A su vez, es la cuarta urbe más grande del Reino Unido.
Se encuentra a orillas del río Clyde, está llena de lugares tranquilos que se combinan con el bullicio de la ciudad. Quienes la visitan la reconocen como superverde, ya que tiene muchos parques. En uno de ellos, Pollok Country Park, hasta hay vacas.
Una ciudad de desigualdades
Sin embargo, no todo es color de rosas (¿o verde en este caso?). Les habitantes de Glasgow, en testimonios brindados al medio de comunicación EFE Verde, la consideraron una “zona polarizada”. “Se ha invertido mucho dinero en el centro en los últimos veinte o treinta años (…), mientras que mucha gente vive en las afueras en viviendas sociales”, explicó Elli Harrison, activista de la ONG “Free Our City”.
Por estas fechas, el ayuntamiento lleva a cabo un proyecto mediante el cual pretende crear “vecindarios en veinte minutos”. Su objetivo es que cada barrio tenga todas las comodidades en cuanto a accesibilidad y negocios, para que sus habitantes no necesiten moverse hacia otros ámbitos. También busca reducir el transporte público y crear más espacios para caminatas o bicicletas. Así, entre otros beneficios, pretende achicar el impacto ambiental negativo.
Si bien es una medida innovadora, algunos sectores denuncian que no tienen en cuenta todos los vecindarios. “Los líderes que acudan a Glasgow verán una ciudad totalmente diferente de aquellos que viven aquí”, expresó a EFE Verde Sean Baillie, coordinador general en Escocia del sindicato GMB.
La política ambiental escocesa
Así y todo, el país de las lloviznas eternas y las faldas a cuadros alcanza altos estándares en la lucha contra el cambio climático. En 2019, Escocia se planteó objetivos ambiciosos en este sentido: reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero a cero neto en 2045.
En cuanto a la utilización de energías, la nación británica quería ser cien por ciento renovable antes de la COP 26. Previo a la pandemia, para marzo de 2020, Escocia contaba con noventa por ciento de energías renovables, según datos de Scottish Renewables.
La eólica es la forma predominante de obtener energía en esa nación. Su parque eólico marino ubicado en Beatrice tiene capacidad para alimentar más de cuatrocientos cincuenta mil hogares.
Aún así, en los últimos tiempos se registraron temperaturas records. En el oeste de Escocia, el termómetro llegó hasta los 31,9º C en el verano de 2019. Números desconcertantes para un lugar que suele ser más frío. Según estudios de la universidades de Edimburgo y Oxford, esto se debe al cambio climático. ¿Podrá revertirse a tiempo?