“En el medio de la calle, frente a miradas lacerantes, a pleno pulmón gritamos la otredad”, reza una de las frases escritas por Lucas Collantes, une de les escritores que hace y lee poesía no binaria. “La gente dice que hago poesía queer, yo digo que hago poesía nomas. Eso sí, nunca hablo de cosas ‘normales’, me gustan los temas urticantes, húmedos e intento lograr una identificación desde ese lugar”, dijo al referirse a sus letras.
Collantes es estudiante de la Licenciatura de Letras Modernas, y desde chique demostró su pasión por la lectura y la escritura. “Desde chiquito escribía las historias que mi abuelo me contaba, y desde hace no mucho comencé a identificarme más con los sentimientos más feos, como la tristeza, la soledad, la nostalgia, y recurro a la poesía para canalizarlos”, dijo le escritore.
Afirma que aún “no tengo una personalidad definida todavía, y esa es la libertad de ser no binario”.
Asegura que muchas veces escucha hablar acerca de la discriminación, de los traumas en las infancias o adolescencia y que son temas recurrentes. “Pero nadie habla de lo divertido, de lo liberador que puede llegar a ser, entonces ahí estoy yo para hablar de eso”, aseguró a Nota al Pie.
Dijo que se permite pensar en algunos personajes y “cómo transpolaron su identidad artísticamente y yo me permito ser esos personajes, aunque sea un ratito, porque esa es cuestión del poema. Es solo un rato, entonces, me identifico en ese momento y digo ‘soy esto por ahora’”.
Por los renglones de la libertad
Lucas Collantes recurre a la reconocida frase que dice: “todo buen escritor es buen lector” para definir su relación con los libros. Relató que “siempre me gustaba quedarme encerrado en mi casa o en la biblioteca en la escuela leyendo”.
Los largos años de terapia en los que trató “los sentimientos fuertes” le ayudaron para aclarar muchas cosas. Ahora, “yo siempre digo que escribir un poema es hacer una sesión de terapia. Vas creando, el sentimiento, la imagen, la experiencia que tenés, y vas buscando entre los vericuetos del lenguaje eso que uno desea transmitir”, detalló.
Además, asegura que “es muy catártico, es muy liberador escribir”, y que desde siempre tuvo el deseo de ser escritore. Si bien no recuerda muy bien, está casi convencido de que sus primeros escritos los leyó una profesora del secundario. Ahora, se siente mucho más segure y encontró un lugar en el que explota su expresividad: el Espacio Cultural Mariño, en la capital correntina.
Desde hace algunos meses recita sus poemas en dicho Espacio y asegura tener otra llegada con la gente. “Ellos le dicen poesía oral, pero para mí es como gritar que uno está roto, a viva voz, así, con la camisa abierta, en medio de un montón de gente”, dijo.
Sin embargo, reconoce que “la idea de la poesía oral es también un poco eso, es exponerse, crear un ambiente donde los sentimientos estén habilitados en las personas, lo cual no sucede mucho en nuestra sociedad”.
Sobre sus textos, afirma que son muy trabajados, que tienen su esencia y que siempre trata lo diverso. Decidió no hablar de la disidencia “sino habitar la disidencia y desde mi lugar hacer un cambio. Puedo habitar lo contradictorio, no ser tan taxativo, me gusta poner la ambigüedad en mis poesías”.
Crear un monstruo y ser transgresore
Además, como buen escritor y para intentar explicar lo que siente con sus letras, apeló a una comparación: “Yo siempre digo que ser escritor y ser médico es bastante parecido porque aparece el ‘complejo de Dios’, y decís, ‘ah mira yo hice esto, este es mi monstruito y soy como Mary Shelley con su Frankenstein’”.
Dijo que en sus textos “aparecen realmente mis sentimientos porque me considero una persona sincera y transparente”. Por otra parte, reflexionó sobre el desafío de vivir en una provincia con altos índices de conservadurismos y en dónde decide romper estructuras.
“Nosotros estamos en una provincia híper, mega conservadora, entonces hablar de sexo entre dos varones, o tener textos eróticos ayuda a destruir un poquito esta imagen de ‘nene’ que puedo tener. Entonces, también llevo mis poesías a ambientes en donde no se sigue la hetero norma y se puede hacer más creativo todo”, aseguró.
Sin embargo, también sostiene que más que escribir para un otre, escribe para sí misme. Sobre el recitado de sus poesías dijo que le gusta pensarlo como “un monólogo de stand up en el que la gente se muere de risa por todas las barrabasadas que digo”.
“Me gusta ir más allá de los límites, entonces cuando hablo de cosas eróticas, o de la homosexualidad, o de figuras, pasadas de tono, la gente se pone como inquieta. Y sí, quiero que se genere justamente eso”, sentenció.
Por otra parte, Collantes, se identifica mucho con la espiritualidad. Cree en las señales, en las energías y sostiene que esas ideas que aparecen en el momento de inspiración son el resultado de la convergencia de muchas cosas.
Por ejemplo, el poema que hizo a raíz del robo de su DNI. “Y de repente tuve toda esta crisis de la identidad que nadie pidió, pero era un hecho que me sirvió para escribir. Era un poema que hice desde el enojo”. En este sentido dijo que “la inspiración viene de la vida misma, todo puede ser inspiración”.
Un libro que nació en el conticinio
En el 2017, cuando Lucas Collantes estaba terminando el secundario, también estaba en la etapa final de edición de su primer libro. Fue una recopilación de cuentos que recibió el nombre de Conticinio, que es la parte más oscura y profunda de la noche.
“Ya no daba más de ser escritor, entonces recopilé los cuentos que escribí desde los 12 hasta los 17, mi hermano hizo el prólogo, yo el manifiesto y lo publicamos. Fue un sueño”, dijo le escritore.
Actualmente, lleva dos ediciones vendidas. Es un libro con el que “me dejé identificar porque estaba triste, era muy dramático. Tenía muy romantizada algunas cosas, y ese libro me ayudó a dejar de estar tan triste”, aseguró.
Dijo que “fue una experiencia muy linda y liberadora. Cada vez que alguien me rompía el corazón yo escribía un cuento, y de repente la gente me estaba dando pata por querer leerlo”.
Para finalizar, hizo una reflexión sobre la necesidad de sentirse libre: “la poesía es un espacio de libertad, es utilizar una herramienta tan amplia, y compleja para expresarse”.