La historia de la Ciudad de Corrientes cuenta con un amplio misticismo. Leyendas y mitos de tesoros, fantasmas, entierros, brujas y maldiciones. Historias del pasado que viven en el presente y hacen de esta ciudad, una ciudad misteriosa. Historias que narran presencias de seres que murieron, pero que no se fueron.
Nota al Pie presenta un breve informe de archivo para recordar los casos paranormales más emblemáticos de Corrientes. Para ello se tendrán en cuenta aportes de quienes han hecho investigaciones en este campo, como ser Eduardo Galiana, historiador y abogado, Pablo Miguel Reyes, comunicador y Francisco Villagrán, periodista.
Entre el bien y el mal
Es probable que todes, en algún momento, fuéramos testigos de escuchar historias de fenómenos paranormales. Todas estas narraciones tienen un atractivo tan excitante que captan la atención de cualquiera.
Sin embargo, son inofensivas si solo se quedan en simples historias o en películas de terror. Ahora, la cosa se vuelve más espeluznante si en la escuela en la que vas, la casa en la que vivís o en la plaza de tu barrio suceden cosas que tienen pocas explicaciones naturales.
Para explicar estas manifestaciones, Galiana, dice que hace mucho tiempo se creía en la muerte acompañada, en la que cuando una persona moría, se le presentaban dos ángeles a cada extremo de la cama. Uno bueno y otro malo, con el fin de realizar un balance entre las acciones para determinar si el alma de esa persona se eternizaba en el cielo o en el infierno.
Sin embargo, en la edad media, el cristianismo crea el “purgatorio”, que se trata de un lugar para el alma que no iba ni al cielo ni al infierno. “Es un lugar dónde van todos aquellos de ‘dudosa situación’”, aseguró el historiador en una conferencia sobre el tema. “En ese purgatorio las almas que siguen boyando son las que aparecen cuando se abren pasillos e ingresan al mundo de los vivos”, agregó.
Campanas en el Colegio Nacional
El Colegio Nacional, es uno de los más emblemáticos de la ciudad de Corrientes. Sin embargo, mucho tiempo antes, en el mismo predio se encontraba el colegio y cementerio de los jesuitas. “Hay actividad paranormal en ese lugar y todo el mundo lo sabe. Suena la campana y se escuchan pasos”, dijo Galiana.
Fue Patricio Fitzsimmons quien se desempeñó como rector de la institución, que, junto Della Nelli, su mujer, murieron víctimas de la fiebre amarilla. La leyenda indica que el rector nunca se fue y que hace sonar su viejo piano antes del inicio de las clases.
La casa del entierro
En el casco céntrico de la ciudad convergen construcciones majestuosas con un alto valor arquitectónico. Lo que hoy se conoce como “Casa Lagraña”, a mediados del siglo XIX fue asiento del gobierno paraguayo, posteriormente la escuela industrial y el correo nacional.
Galiana relató que “los telegrafistas que estaba de guardia ni siquiera iban al baño porque tenían terror de salir al patio de aquella casa”. La historia dice que les empleades escuchaban silbidos, veían sombras, puertas que se abrían y se cerraban.
Más tarde “uno de los empleados, con ayuda de otro hombre enfrentaron el problema y lograron sacar uno de los tesoros más importantes de la ciudad”, dijo el historiador. Sin embargo, estas personas desaparecieron sin dejar pistas. Asegura, además, que con el tiempo se encontró a una de estas personas, “y que el tesoro cobró su precio, porque cuando muere, muere solo y con el castigo de la avaricia”.
A mediados del siglo XIX Corrientes se caracterizaba por la inestabilidad política y social. Por ello, las familias más adineradas enterraron sus riquezas para que no fueran saqueadas en alguna de las revueltas. El mito dice que esas riquezas solo podían ser desenterradas por les herederes de quienes las escondieron.
¿Pero, qué pasa si alguien desentierra un tesoro ajeno?
Una boda, una casa y varios funerales
Si hablamos de lujo, hablamos de la casa Meabe Pampín. Y si hablamos de la casa Meabe Pampín, hablamos de tragedia. Para situarnos en esta historia, debemos remontarnos a principios del siglo XX. Es la historia de Fernando Pampín y Ana María Meabe, dos jóvenes que provenían de dos de las familias más poderosas de la provincia.
El casamiento se produjo en la Iglesia de La Merced, el 1 de junio de 1922 y “ante este enlace se mandó a construir la casa en la que iban a vivir los conyugues”, aseguró el comunicador Reyes.
Finalizada la boda, la pareja tenía planeado un viaje a la quinta familiar de los Pampín. El comunicador señala que el primer mito que aparece en la historia es que el día en que se casaron estaba lloviendo, algo que indicaba un mal presagio.
En segundo lugar, señala algo todavía más misterioso y tenebroso.La pareja había viajado hasta Posadas, con Celestina y Lucía Meabe, hermana y prima de Ana María. “En la capital misionera abordaron otro vapor, el Villa Franca, que los llevaría hasta Puerto Iguazú. La embarcación zarpó, pero ninguno regresó con vida a Corrientes”, expuso Reyes en un hilo de Twitter.
Un cargamento de combustible fue lo que desató la tragedia. “Fernando era un excelente nadador y podía haber escapado sin mayores problemas. Pero intentó salvar a las tres Meabe y finalmente los cuatro integraron la lista de las más de 70 personas que murieron en la tragedia”, expuso.
En el hilo de twitter, el comunicador comenta que “el funeral fue en la Iglesia La Merced y fueron enterrados en el cementerio San Juan Bautista. ‘No hubo en Corrientes una demostración mayor de pesar colectivo que la de la tragedia de del Villa Franca’, decían las publicaciones del momento”.
Hasta el día de hoy la mansión no se usó nunca como casa familiar. Funcionó como hotel, sanatorio, psiquiátrico y como sede de un club. La leyenda asegura que allí aparece el fantasma de Ana María, conocida como “la enamorada eterna” o “la dama de blanco”.
El historiador, Eduardo Galiana, asegura que “hace no mucho tiempo se descubrió en el patio un sótano, en el que había huesos humanos. Vinieron indios del Chaco y de Empedrado (interior de Corrientes) y se lo llevaron. También visitaron varios sacerdotes exorcistas, porque de haber espíritus, los hay. Y que meten miedo, meten miedo”, relató. Cabe preguntarnos ahora si ese fantasma realmente pertenece a Ana María, o los fenómenos paranormales pertenecen a otras historias del pasado.
Una extraña dama
El periodista Francisco Villagran, en uno de sus textos para El Litoral, asegura que en donde hoy se encuentra erigido el casco céntrico de la capital correntina, en el pasado fueron cementerios. Uno de los últimos en trasladarse fue el que se encontraba en lo que hoy es la plaza La Cruz.
Asegura que muchos vecinos hablan de la presencia de una mujer joven, vestida de blanco que se la ve en la plaza o bien la Iglesia de La Cruz de los Milagros. El periodista relata que “a fines de los 90, cerca de la media noche, cuando estoy por cruzar la plaza, me llama la atención una mujer que estaba parada frente a la iglesia”.
Villagrán pensó que aquella mujer estaba realizando algún rezo especial. “Me quedé observando y en ese momento la mujer avanzó hacia la iglesia, atravesó las rejas y siguió adentro hasta perderse en la puerta principal del templo. Sentí escalofríos”, aseguró en su relato.
Esta historia se remonta hacia el siglo XIX. Una familia adinerada, una joven de unos 20 años y una cocinera que trabajada para ellos. La joven se había enamorado del hijo de la cocinera. Comenzó así “un amor imposible”. La familia de la joven se opuso a esta relación, por lo que le ofreció al muchacho una beca para estudiar en el exterior, y de esta forma poder separarlos.
Con el tiempo, la joven se enteró de lo que su propia familia hizo para separarla de su amado y se fue a Buenos Aires. La historia dice que ingresó a un convento de monjas y que murió muy joven. Todo parece indicar que la joven todavía espera el regreso de su amado, y lo hace merodeando las disposiciones de la plaza y la iglesia de La Cruz.