Nicolás Portillo y Paula Sena son cantantes de la Banda de Música del Servicio Penitenciario de Corrientes. El grupo se conformó en 2019 y desde entonces se caracterizan no sólo por ser la primera banda de esta institución, sino también por acercar el mundo rígido de la fuerza y el mundo artístico, que por momentos parecen incompatibles.
“La banda está integrada por gente joven y el director que tenemos es muy accesible, está todo el tiempo pensando en cómo poder adecuarnos a la integración con la sociedad”, dijo Paula Sena a Nota al Pie.
Si bien la banda se conformó hace poco tiempo, se hicieron conocides rápidamente a partir de la viralización de un video en el que se les ve realizando una coreografía de la canción “Esa Malvada”. Fue en el marco del inicio de actividades de un jardín de infantes el año pasado, y hasta el conductor Marcelo Tinelli lo compartió en redes sociales.
La cantante aseguró que “recién estábamos empezando en lo que es el baile con canto incluido. Hicimos algunas presentaciones en los corsos con una coreografía que hizo David Aguirre Mambrín, y desde entonces lo empezamos a incorporar”.
Por su parte, Nicolás Portillo remarcó: “Tuvimos muy buena aceptación del público, eso fue lo bueno, que también íbamos con ese riesgo, a la gran mayoría le gustó, se mostraron predispuestos, con mucha onda, y eso nos suma mucho a seguir avanzando con lo que hacemos”.
La banda está dirigida por Julio Cesar Romero e integrada por 38 personas, incluyendo a dos coreógrafos. Si bien es un grupo semi militarizado, por lo que cubren todos los aspectos protocolares, también se caracterizan por ejecutar otros ritmos musicales e incluso por incluir coreografías de grupo y de pareja.
Les coreógrafes “van viendo qué es acorde y qué no. Porque también se respeta el uniforme y la simbología. Por ejemplo, si tenemos que hacer un baile, nos vas a ver que no tenemos puesto el gorro o el casquete, porque tenemos los símbolos patrios”, explicó Sena.
Nicolás Portillo: “mi sueño siempre fue vivir de la música”
Nicolás Portillo tiene 25 años, es profesor de educación física y además en algunas oportunidades se desempeñó como juez en natación. Desde muy chico expresó sus gustos por la música y con el acompañamiento de sus padres comenzó a estudiar canto.
“Arranqué a estudiar a los 12 porque tuve el apoyo de mis padres. Pero con la condición de no descuidar la escuela. Canté en iglesias, retiros espirituales y algunos shows”, dijo. Además, estudió teatro, actuó en obras y comedias musicales y reconoce que “poder vivir de lo que me gusta, que es cantar, no tiene expresión”.
Relató que su audición para ingresar a la banda se dio de una manera muy repentina. “Mi papá se enteró de la convocatoria, me presenté y después de hacer un curso teníamos que esperar el decreto del gobernador para que nos oficialice como la banda del Servicio Penitenciario de la Provincia. Y todo fue muy rápido”.
En cuanto al futuro dentro de la música, Portillo reconoció que “mi sueño siempre fue vivir de la música. Sueño con ser reconocido en todo el país, crecer como artista, que la gente se identifique con mis canciones, que disfrute de lo que hago, que quiera pagar una entrada para verme. Quiero crecer”.
El joven continúa formándose en el mundo de la música. Asiste a las clases de Juan Manuel Martínez, y se identifica con el pop y lo melódico. Sus grandes referentes en la música son Bruno Mars, Sin Bandera, y Reik.
Paula Sena: “quiero atravesar las barreras de la provincia y del país”
Paula Sena tiene 32 años y se acercó a la música desde chica y de manera autodidacta. Actuaba en actos escolares, en el coro musical del colegio secundario y en competencias. Aprendió a escuchar la música y a tocar instrumentos. “Canto desde chica en la Iglesia Católica y poder estar en la banda lo veo como una bendición porque se abrió la posibilidad de potenciarnos vocalmente y mostrar otra faceta”, expresó.
Actualmente está estudiando la Tecnicatura Superior en Canto y reconoce que el historial familiar en la música influyó mucho en su talento. “Ya dicen que la sangre no es agua. Mis abuelos y mi papá son músicos, por eso no es raro que siga esto”, aseguró.
“En un principio intenté ingresar a la fuerza ya que mi papá es de ese palo, pero no se dio. Tiempo después lo descarté y llegó la convocatoria a la banda, para cantante y percusionista, fue un caos, pero tenía la posibilidad de entrar ahí, y acá estoy”, dijo al relatar su ingreso.
Aseguró que “de acá a unos años me veo aprendiendo otro instrumento, me veo recibida, y coacheando gente. Poder trascender como cantante y ser conocida, atravesar las barreras de la provincia y del país”.
“Poder trascender con la música del mundo sería un sueño más, porque poder vivir de la música ya es uno, poder integrar una banda con músicos crack que tenemos es otro, y nunca dejar de buscar mi personalidad como cantante”, finalizó.
Los proyectos de la banda durante la pandemia
La notoriedad que rápidamente cobró la banda de música hizo que fueran invitades a distintos eventos, tanto en el interior de la provincia de Corrientes, como a nivel nacional e internacional. Sin embargo, la pandemia llegó y todos esos proyectos fueron limitados.
“La pandemia nos frenó bastante, pero mediante la virtualidad llegamos a Alemania, también hicimos la apertura cuando el chamamé fue reconocido como patrimonio cultural de la humanidad, participamos en el Taragüí Rock con un tributo a Cerati, algo que era sumamente impensado”, dijo Sena.
Relató también que las plataformas de streaming y las redes sociales fueron una alternativa durante el inicio de la pandemia. “Pero hace poco por el día del maestro, nos volvimos a encontrar con los chicos en las escuelas y fue muy emocionante. Chicos que no se podían mover por respetar sus burbujas, pero volaban las camperas, tiraban lo que encontraban porque de alguna forma tenían que demostrar su algarabía, con gritos, con aplausos”, recordó.
Por otra parte, aseguraron que el crecimiento artístico es exponencial y que en gran medida se debe a las posibilidades que tienen. “Nuestro director es accesible, él se muestra abierto a nuestras propuestas, algo que vemos que puede funcionar se lo presentamos, o coreografías, le mostramos las propuestas y aprueba o no de acuerdo a la necesidad de la banda”, dijo la cantante.
Melodías de buena onda
La gran mayoría de les músiques que integran la banda se conocieron en los ensayos. Pero la energía que irradian en sus presentaciones son el reflejo de mucho más que largas horas de ensayos.
Sena reconoció que su compañero “es re buena onda. Nico levanta los lunes, tiene buena energía, es algo loco, pero nos llevamos muy bien. Nos matamos de risa. Por ahí vemos que ya nos divertimos mucho y nos retan, pero bueno, hay buena química”, dijo entre risas.
Además, ambes reconocieron que esa “buena química” está presente entre todes. “Es una banda súper, súper, copada, y a nivel musical es excelencia”, dijo Portillo.
Un público eufórico
En los distintos eventos de los que participan, el público explota, ya sea porque sienten la necesidad de bailar, o bien porque no pueden creer que una fuerza penitenciaria cante ritmos tropicales y realice coreografías.
“A la gente le encanta. Es increíble, hasta el punto de emocionarnos porque el cariño es impresionante. Bajamos del escenario, nos felicitan, nos piden fotos, pierden otra canción, no quieren que nos vayamos, en la calle si nos reconocen también nos felicitan. Es re loco”, aseguró Portillo.
Por su parte, Sena reconoció la importancia de “demostrarle a la gente que sí puede haber una unión entre las dos cosas. La gente está acostumbrada a que la fuerza es lo estructurado, lo rígido, y lo artístico es totalmente lo contrario, y con la banda demostramos esa unión”.
Además, con la intención de empatizar con la gente, tienen un repertorio que recorre todos los estilos musicales. “Te encontrás con gente que es más mayor y nos pide tango, y después está la gente que se enloquece con la cumbia. Con esto vemos otra cara, otra faceta del servicio penitenciario, nosotros achicamos la brecha entre esa visión ‘mala’ que se suele tener con una totalmente diferente, y lo hacemos mediante la música”, dijo la artista.
Portillo remarcó la impronta que demanda cada género, “porque si bien crecimos muchísimo, hay algunos desafíos. Cantar una salsa –por ejemplo- es dificilísimo, o darle la impronta, el carácter propio del chamamé, tiene su forma, su fraseo, su interpretación y hay que saber cómo expresarlo”.
Además, “nos tocó cantar en otros idiomas. A ella le tocó aprenderse canciones en portugués, y a mi guaraní, que me costó muchísimo y son ritmos que tienen sus formas”, concluyó Portillo.
Sena remarcó que “es divertido ir a trabajar, estamos en nuestra salsa, hacemos música, y si bien tenemos la estructura de una fuerza somos todos músicos, y es un lugar donde todo el tiempo hay música”.