En una de esas noches en dónde la Ciudad de Corrientes se vuelve mágica, la música y la pintura se unieron bajo una misma luna. El escenario: el Patio Cultural. La música: Dónde despiertan los monstruos. Las pinceladas: Will La Beta.
Mientras el reloj marca las 20:30 del viernes, muchas personas entran al recinto, y no por casualidad. Vienen en busca de encuentro, de música, arte y talento. Un par de mesas que se van llenando con el desgaste del segundero y una cortina musical de Gustavo Cerati que hace del ambiente un verdadero espectáculo.
El escenario principal se cubre de una niebla blanca producto de lo único para lo que se inventó una máquina de humo y alguien toma el micrófono para decir: “Melisa, tenés que venir a tocar”. Melisa Alvides es la voz principal de la banda.
A Will La Beta se lo ve muy seguro cuando presenta a la banda y dice que “tiene una proyección nacional, representan el costado de la nostalgia, el amor, el desamor y alguien que tienen esa sensibilidad lo puede captar”.
Tampoco hicieron falta las grandes pantallas led que se acostumbra ver en un concierto. Pues un enorme cuadro de lienzo cubría el fondo del escenario. La propuesta que hacía tan innovadora a la presentación es que mientras que la banda tocaba, Will La Beta intervendría el cuadro. Así fue.
Amor a primera vista
“Desde el primer momento que escuché esta banda supe que tienen algo distinto a lo que propone Corrientes. Como artista correntino me gusta el arte de acá, y más si proponen algo diferente, con frescura”, dice Will intentando explicar el por qué su colaboración creativa.
“Nace el niño y nosotros derramando todo el vino y sin hablar”, comienza diciendo las primeras melodías que Melisa dice al micrófono, junto a las pinceladas que van y vienen al compás de una música sin igual. Las letras pasan y la cantante intenta justificar que las canciones que suenan son para “llevarnos por una montaña rusa de sentimientos”.
Más tarde, mientras van y vienen vasos de birras, y algune que otre niñe que corretea por ahí, la banda invita a Chizzo a subir. Chizzo parece de perfil bajo. Sube al escenario casi a los saltos y con una simpatía descolorida. Viste un buzo rojizo y un piluso que oculta sus ojos. Solo deja caer unos mechones de cabello convertidos en rastas.
Nadie sabía qué iba a hacer hasta que su voz se trasformó y dijo tantas palabras como puede en el menor tiempo posible. Ahí estaban les espectadores, escuchando el talento del freestyle. Nadie sabía, pero los estaban preparando todavía para algo mejor.
De un momento a otro, casi sin avisar y con Baby one more time la banda comenzó a navegar por otros ritmos. Llegaron hasta Britney Spears, Bad Bunny, Tan Bionica y el estreno de una de sus últimas canciones.
La unión hizo la fuerza
Lo que pasó en el escenario fue raro. Nuevo, pero raro. Porque pocas veces vimos cómo las pinceladas dejan trazo, y pocas veces vimos cómo dos artistas de distintas vertientes hacen de una noche una noche mágica en la Ciudad de Corrientes.
Cualquiera que disfrutó del espectáculo hubiera dicho que tanto Will como la banda se conocen desde hace tiempo. Y no. Nada más lejos de eso. Se conocen hace muy pocos días, cuando la merienda los unió.
“Por más que personalmente no nos conocemos hace tiempo, nosotros conocemos nuestro arte. Entonces conoces una parte del otro, porque uno pone su ser y su esencia y su alma en hacer eso, por eso parece que nos conocemos hace tiempo”, dice Melisa cuando intenta ponerle una fecha de nacimiento al vínculo que tienen con el dibujante.
“Para mí fue una noche increíble, la pasé súper bien. Bailé, me emocioné, canté. Para mí fue un desafío muy nuevo. Mi idea era terminar pintando una frase final que dice ‘si hay revolución que sea por tu piel’”, dice Will, entusiasmado.
El cuadro ilustra fuego. Colores, estrellas y una mujer. Una mujer que grita con la piel en medio del calor de la revolución. Dice su autor que no podía ser de otra manera que con el fuego.
“Es mostrar una chica revolucionada y que arde. Para mí, como dibujante fue un buen desafío. Yo dibujo en formatos chiquitos y hacerlo con pinceles, brochas y mucho más grande era todo un desafío”, dice el artista.
La noche avanzó, las melodías se plasmaron en el lienzo y el dibujo se hizo canto. Alguien murmura que esa noche… esa noche los monstruos no durmieron, los monstruos despertaron.