domingo 24 de noviembre de 2024

Hubo un tiempo que fue hermoso

A 46 años de la mítica despedida de Sui Generis en el Luna Park.
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A 46 años de su despedida en el estadio Luna Park. Crédito: Ilustración de Tomás Sazanowicz para Nota al Pie.

“Jamás volveré a fijarme en la cara de los demás. 

Esa careta idiota que tira y tira para atrás”.

El fantasma de Canterville, Sui Generis.

Corría la noche del 5 de septiembre de 1975. La intersección de las avenidas Corrientes y Madero se convertía en testigo privilegiado del incesante desfile de adrenalina juvenil. Enfundadas en pantalones Oxford y jerséis de rombos ceñidos al cuerpo, centenares de personas cruzaban las calles de un lado para otro caminando hacia la fila de ingreso al estadio Luna Park

El recital Adiós Sui Generis era la cita obligada. Después de seis años de carrera, y con tres discos editados, la banda de rock que había cautivado el corazón de la juventud de aquel entonces se despedía de su público con dos shows memorables.

La banda liderada por Charlie García en piano (sí, por aquel entonces a Charly se lo conocía como Charlie), guitarra y voz; Carlos Alberto “Nito” Mestre, en flauta, guitarra acústica y voz; Juan Rodríguez, en batería; y Rinaldo Rafanelli, en bajo se presentaba por última vez. Nadie quería perderse la fiesta, que con el correr de los años se convertiría en un hito emblemático de la historia del Rock Nacional. 

Dos Luna repletos 

“No conozco tu nombre ni se más quien sos,

vi tu nombre en el diario y nadie te vio,

la pantalla que sangra ya nos dice adiós.

Te veré en 20 años en televisión, cortada y aburrida,

a todo color”.

Las increíbles aventuras del señor tijeras, Sui Generis.

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5 de septiembre de 1975, Adiós Sui Generis en el Luna Park. Crédito: conclusion.com.ar.


Alfredro Rosso, conductor de La Casa del Rock Naciente en Rock & Pop y La Trama celeste en AM 750 y periodista especializado en música, recordó para Nota al Pie esa mítica noche. 

¿Qué recuerdos tenés de ese día, Alfredo?

Se puede decir que yo había llegado tarde a Sui Generis, porque era fan de la música más progresiva como Pescado Rabioso, Spinetta, Aquelarre. Me gustaba Sui Generis, pero no era un fan acérrimo, hasta que escuché Pequeñas anécdotas sobre las instituciones, que me pareció un disco maravilloso. Creo que un poco en función de ese álbum es que asistí a aquella noche de 1975. 

Fui al primero de los shows con Susana, quién fue después mi primera esposa. Yo no era un apasionado de la banda, pero me impresionó realmente el despliegue musical de los muchachos sobre el escenario; y la pasión de la gente, porque había un Luna abarrotado absolutamente, como después también iba a ser en la segunda función.

Recuerdo que en esa época estaba haciendo la conscripción, estaba todo pelado, y había conseguido que me diesen franco ese día. Si bien no era un fan apasionado de la banda, sabía que estaba ante una ocasión muy especial ese día de septiembre de 1975 en el Adiós Sui Generis.

Desborde de emociones 

“La fianza la pagó un amigo,

las heridas son del oficial”

Confesiones de invierno, Sui Generis.

Al anunciar su inesperado retiro en el Luna Park las localidades se agotaron en poco tiempo; por lo que la banda tuvo que dar un segundo concierto ese mismo día, y aún así no alcanzó. 

Aquella fue una noche cargada de emociones para los miles de seguidores que con alegría asistieron a los dos recitales. Más de 26 mil personas lograron entrar y disfrutarlos. Mientras que en las calles conmovía la imagen de cientos de jóvenes que no pudieron ingresar al estadio y decidieron quedarse a escuchar, “lo que se podía”, sentados en los cordones y las veredas de las inmediaciones del estadio.

El pelo largo al viento, daba igual si era lacio llovido o una tupida melena al mejor estilo Globetrotters. Las boinas y las plataformas completaban el cuadro de época. Las personas caminaban abrazadas, o cabeceaban buscando amigues en la multitud. Sin lugar a dudas todes esperaban eufóricos por escucharlos cantar, no importaba la forma en que esto ocurriera.

Debut y Gloria 

“Te suplico que me avises

si me vienes a buscar,

no es porque te tenga miedo,

sólo me quiero arreglar”.

Canción para mi muerte, Sui Generis.

Canción para mi muerte  en vivo, en el emblemático Barock ´72 organizado por la revista Pelo. Video: Youtube.

Alfredo, ¿Qué diferenciaba a Sui Generis del resto de las bandas?

Una de las características principales de Sui Generis era la capacidad, la habilidad y la sensibilidad de Charlie Garcia de poder pintar situaciones cotidianas de la Argentina de aquel entonces; y poder dirigirse a una masa de jóvenes en su mismo idioma, de comprenderlos. 

Si pensamos en temas como Natalio Ruiz, el hombrecito del sombrero gris, Aprendizaje o cualquiera de los temas de Instituciones nos damos cuenta que estamos en presencia de una persona que entendía muy bien lo que pasaba a su alrededor con su generación y con la sociedad en general. Por ejemplo, en Aprendizaje cuando habla de los maestros que sabían mucho de su ciencia y el deber, pero nunca se atrevían a decir una sola verdad. O en Natalio Ruiz, ese señor muy burgués que no se atreve a tener sexo o beber una copa de más por miedo al que dirán; y que termina como todo el mundo en el cementerio. 

Charlie con esa mirada filosa como el estilete de un cirujano lograba transmitirnos todas esas emociones. Yo sostengo que, si algún día por un gobierno totalitario se quemaran todos los libros de historia en la Argentina, se podría reconstruir el ultimo medio siglo con las letras de Charlie.

Los comienzos de Sui Generis

Aprendí a ser formal y cortés

cortándome el pelo una vez por mes,

y si me aplazó la formalidad

es que nunca me gustó la sociedad.

Aprendizaje, Sui Generis.

Sui Generis comenzó como dúo en 1969 producto de la amistad forjada entre Charlie y Nito en las aulas del Colegio Dámaso Centeno, una escuela secundaria del barrio porteño de Caballito. 

En aquel entonces eran dos adolescentes de 18 y 17 años que, según ellos mismos han relatado reiteradas veces en diversas entrevistas, solo buscaban componer y cantar lo que les gustaba, sin mayor ambición que expresarse con libertad. 

Con piano y guitarra primero, y el agregado de una flauta traversa después, fueron abriéndose paso en el mundo de lo que en aquel entonces se conocía como música progresiva por el contenido contestatario de sus letras. Pero recién cobraron popularidad con el lanzamiento del simple Canción para mi muerte, de su primer disco Vida. Este álbum se grabó en septiembre de 1972, en los estudios Phonalex y se tocó por primera vez el 7 de octubre de ese año.

La banda en la voz de sus fans

“Quizás porque no soy un buen comerciante

no pido nada a cambio de darte

lo poco que tengo: mi vida y mis sueños.

Quizás porque no soy nada de eso

es que hoy estás aquí en mi lecho”.

Quizás porque, Sui Generis.

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Charlie García y Nito Mestre en los comienzos de Sui Generis. Crédito:  cmtv.com.ar.

Luis Angel Dib es un apasionado por el rock nacional de la década del ´70. Recordó para Nota al Pie la primera vez que escuchó a Sui Generis. “A mí me encantaba el rock, pero en esa época era muy difícil escucharlo porque había que comprar discos, y no eran baratos. Entre amigos nos turnábamos para comprarlos y nos los prestábamos para escucharlos. El casete apenas existía, y había pocos programas de radio sobre rock; que duraban poco tiempo”.

Luis tenía 16 años. Era un clásico domingo de almuerzo familiar, cuando de repente en la radio que escuchaba siempre presentaron el primer simple de la banda. “Yo había leído algo sobre ellos en la revista Pelo, que también era una de las pocas revistas que existía sobre rock en aquel momento, pero no eran tan conocidos. Ese día escuché por primera vez Canción para mi Muerte y fue algo impresionante”, recordó.

Sui Generis nació a la vera de míticas bandas fundadoras del Rock Nacional como Los Gatos, Almendra, Manal, Arco Iris y Vox Dei, pero irrumpió en la escena de los años setenta con una melodía diferente. Influenciada por lo que se conocía como folk rock, por la fusión instrumental y de ritmos acústicos, rock y algo de blues. 

“Sui Generis venía a traer algo diferente a todo lo que había. Algo muy fresco sobre todo en la belleza de la voz de Nito y la forma tan hermosa de tocar el piano de Charlie. Por algo esas canciones no murieron nunca.  A la protesta y la rebeldía le sumaban vida, amor, optimismo y ganas de luchar por tus sueños, por eso la juventud de entonces se reconocía en sus letras”, expresó Luis rememorando esos años.

El anuncio del Adiós

“Yo detesto a la gente que tiene el poder

de decir lo que es bueno y lo que es malo también,

sólo el pueblo, mi amigo, es capaz de entender

los censores de ideas temblarían de horror

ante el hombre libre con su cuerpo al sol”.

Las increíbles aventuras del señor Tijeras, Sui Generis. 

(Estrofa censurada en 1974) 

La banda de Adiós Sui Generis. De izquierda a derecha Rafanelli, García, Mestre, Rodríguez. Crédito: dx.com.py.

Dib contó también que la primera vez que los pudo ver tocar en vivo fue en el estadio de Vélez. En esa época era muy común ver recitales de bandas de rock en estadios de futbol o clubes de barrio, con motivo de los festejos del carnaval.

“Cuando anunciaron la despedida no lo podía creer porque hacía poco tiempo habían sacado Pequeñas anécdotas sobre las instituciones, que fue un discazo. En poco tiempo habían crecido mucho como banda con la incorporación de Rodríguez y Rafinelli dejaban atrás el folk y pisando fuerte como un grupo de rock muy consolidado. Fue un verdadero golpe para todos nosotros”, recordó Luis.

Rosso, por su parte, destacó Pequeñas anécdotas como un disco que lograba el balance ideal entre una música sofisticada y creativa y letras que con mucha valentía y mucha sapiencia reflejan lo que estaba pasando en la Argentina de 1975, en medio de la triple AAA, la censura y todo lo que se veía venir como antesala del ´76.

Democracia nominal, represión policial y rock en los ´70

“Amar a la Patria bien nos exigieron,

si ellos son la Patria, yo soy extranjero”.

Botas Locas, Sui Generis.

En 1975 el clima de tensión social en el país venía en aumento. La persecución policial en las calles era cada vez mayor. Los asesinatos perpetrados por la triple AAA (Alianza Anticomunista Argentina) cobraban más fuerza. Aunque la sociedad en general aun no percibía esto como el preludio del periodo más oscuro y nefasto de la historia del país.

El rock lejos de estar exento del radar del poder de turno constituía una amenaza importante desde el pensamiento crítico y la resistencia por eso padecía la observación y la censura permanente. Así fue como Sui Generis tuvo que excluir de su último disco los temas de Juan Represión y Botas locas

En agosto del ´75 por cantar este último tema, en un concierto en Montevideo,toda la banda fue detenida al finalizar el show. Cuenta la historia que cuando le llegó el turno de declarar a García en un acto de improvisación lúcida logró convencer a los militares del vecino país haciéndoles creer que la letra decía “si ellos son la Patria, yo me juego entero”.

Fieles a su estilo de burlar todo tipo de controles, la banda se jugó a cantar Botas Locas en el recital del Adiós, pero recién en la última función para resguardar que cualquier posibilidad de detención por hacerlo les arruinara alguno de los shows. 

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Democracia nominal, represión policial y rock en los ´70. Crédito: el litoral.com.ar.

Alfredo, ¿Cómo se enmarcaba el rock de aquella época en el contexto político social del país?

En 1975 estábamos en una democracia al menos nominal, después la cosa se iba a poner más pesada pero el rock nunca dejó de funcionar siempre hubo recitales y grabaciones de discos aun en plena dictadura, pero claro no era raro que fueras detenido después de un recital por portación de juventud, o sea por ser sospechoso de ser joven, de tener pelo largo y ropas coloridas.

Esa cosa retrograda que la sociedad pacata de aquel entonces sostenía en contra de los jóvenes, no solo los militares también los civiles. A la sociedad argentina siempre le costó mucho reaccionar frente a la novedad y frente al cambio, ojo, a otras sociedades también, no es algo que sea exclusivo de nuestro país, pero acá se veía reforzado por una cultura represiva que bajaba desde el oficialismo, porque en aquel momento Isabelita era una especie de peón dirigida por “el brujo” López Rega. 

Y la relación con la policía ¿cómo era? 

La relación con la policía era conflictiva porque siempre tuvieron una tendencia a tratar a los fans del rock con mucha prepotencia; pero eso era típico de la sociedad de aquel entonces. 

Había un modelo de sociedad donde se suponía que un joven debía seguir las normas, estudiar una carrera de abogado, ingeniero o contador; y de repente los cánones del rock se apartaban de ese modelo, por lo tanto, los jóvenes eran sospechados de ser jóvenes y de ser distintos, de querer pensar distinto. Esto después se complicó mucho más cuando ya la sospecha era que además de pensar diferente, podías ser parte de una célula guerrillera.

De todas formas, la relación conflictiva con la policía viene desde los comienzos del rock nacional, cuando se llevaban a los jóvenes y las jóvenes para averiguación de antecedentes. Al no haber internet ni computadoras como ahora, te podías pasar un día entero en el calabozo hasta que decidían que eras una persona inofensiva. Era eso que Manal y Javier Martínez, en particular, llamaban muy bien, en el blues de La amenaza nocturna, “vacaciones por un día sin cobrarte, no las quiero disfrutar”.

¿Se puede decir que hay un antes y un después de Sui Generis, Alfredo?

Si lo hay, pero también hay un arribo al mundo del rock de Charlie García que es potentísimo. Por supuesto, no voy a desmerecer jamás el rol de Nito Mestre como un excelente cantante e interprete y posteriormente autor cuando formó los desconocidos de siempre y siguió con su carrera solista. Pero Charly es uno de esos genios que se dan rara vez en una generación. 

Es un tipo que tiene una capacidad musical ilimitada y un genio especial para escribir letras que tocan la sensibilidad de su generación de otras también; entonces, podemos hablar de un antes y un después de Sui generis, sí pero también podemos hablar de un antes y un después de la máquina de hacer pájaros; un antes y un después de Serú Giran, en fin. 

García dejó su marca en todo lo que hizo musicalmente; y la sigue dejando porque uno escucha Random y dice “qué capacidad sigue teniendo este tipo a los 60 y pico de años”. Estamos hablando de esas personas excepcionales con las que uno se siente bien por haber compartido su tiempo en la vida con ellos.

Ir a un recital de rock en 1975

Grandes Conciertos,  capítulo del programa emitido por Canal Encuentro dedicado a el Adiós de Sui Generis. Video: Youtube.

En aquel momento la tecnología musical era muy rudimentaria por lo que la despedida transcurrió entre la austeridad material, de una escenografía hecha con nubes de cartón colgadas; y la espectacularidad escénica que le imprimían los músicos. Podía verse un eufórico Charlie García, de galera y traje blanco, saltando de un lado a otro del escenario. 

La adrenalina se trasladó al público que en una explosión de energía y alegría comenzó a pararse, bailar, saltar y gritar al ritmo del Blues del Levante con el que cerraron el concierto. Aquella noche quedó inmortalizada en la película Adiós Sui Generis producida por Leopoldo Torre Nilsson y dirigida por Bebe Kamin.

Era una de las primeras veces que se aglomeraba tanta multitud y se animaba a desafiar las normas establecidas. Hasta ese momento los recitales se presenciaban sentados. No porque gustara sino porque se trataba de una generación que había crecido bajo diferentes tipos de represiones sociales e institucionales. 

En aquel entonces no existía el pogo, “había una conducta de levantarte un poquitito para manifestar tu admiración al final de un tema y aplaudir o gritar algo, no más que eso, cada uno sabía cuál era el límite” recordó el periodista.

El rock traía libertad y aquella era una sociedad que apenas hacía corto tiempo había comenzado a desafiar los mandatos sociales. Por este motivo las fuerzas políticas y militares veían en esa juventud crítica que despertaba una amenaza peligrosa para el reinado de su oscuro poder.

La permanencia de Sui Generis en la historia 

“Detrás de las paredes

que ayer te han levantado

te ruego que respires todavía”.

Rasguña las piedras, Sui Generis.

Las palabras de Alfredo Rosso sintetizan de alguna forma las razones por las cuales Sui Generis sigue vigente con el paso de los años. “Sui generis produjo una identificación a nivel piel con la gente, uno se puede identificar con una banda o con un solista a nivel intelectual, apreciar las letras, pero cuando hay una banda que además la consideras una banda de tu generación, que le habla a una época; y que eso lo sientan también las generaciones futuras, da la idea de la importancia que tiene Sui Generis, porque trascendió a las generaciones subsiguientes. Sus temas tienen un atractivo universal”.

La noche del 5 de septiembre Sui Generis se despidió de su público, pero ingresó a los anales de la historia del Rock Nacional donde vivirá por siempre como símbolo de la música y la forma de resistencia de una época.

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