El sistema penitenciario en Argentina tiene varias aristas a trabajar. Entre ellas se encuentran la inclusión sociolaboral de las personas privadas de su libertad (PPL) y la reinserción social de ex detenides. En este marco, hay algunas políticas tendientes a lograrlo, así como organizaciones que trabajan en pos de ese objetivo.
Una de ellas es Atrapamuros, que hace más de 10 años milita en cárceles de la provincia y de la ciudad de Buenos Aires; es decir, tanto en el Servicio Penitenciario Bonaerense como en el Federal. Esta organización popular está formada por estudiantes, trabajadores y ex detenides, quienes también trabajan y/o estudian.
Una de sus integrantes, la Licenciada en Trabajo Social y estudiante del Profesorado en Trabajo social en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Camila Sayus, brindó su testimonio a Nota al Pie.
“El corazón de Atrapamuros, y también cómo surge su laburo y se expande cada vez más es a través de la realización de talleres semanales de educación popular dentro de la cárcel”, contó Sayus. Estos talleres están atravesados por la política y el feminismo popular; y apuestan “al diálogo y a la construcción colectiva de conocimientos”.
Además, agregó que pretenden “generar espacios de encuentro, de aprendizaje y de debate colectivo, buscando romper con lógicas individualistas y de competencia, buscando construir un ‘nosotrxs’, generando espacios de confianza, de intercambio”.
Camino a la inclusión sociolaboral
Hace algunas semanas, tras el relanzamiento del Plan Qunita en la provincia de Buenos Aires, se dio a conocer que las cunas serán fabricadas por PPL. La propuesta forma parte del programa “Más trabajo, menos reincidencia”; y surgió de la articulación entre la Dirección de Políticas de Trabajo y Formación Laboral del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos bonaerense y el Ministerio de Producción, Ciencia y Tecnología.
La militante de Atrapamuros explicó que el proceso de fabricación de las cunitas contará con “diez talleres de carpintería y otros diez textiles que se pondrán en marcha en unidades penales”.
Durante este proceso, la coordinación con organismos privados y públicos es “fundamental para lograr la inclusión socio laboral de quienes atraviesan el encierro”, expresó Sayus.
Por este motivo, la elaboración de las cunitas “implicará la capacitación de personas travestis y trans, varones y mujeres cis detenidas”; además de instalar “talleres de formación laboral permanente en las unidades penitenciarias, con una perspectiva de profesionalización”.
La joven manifestó que desde la organización celebran esta política de inclusión de las PPL; ya que están “convencidxs de que es por medio del acceso al trabajo digno, la capacitación y la educación que podremos construir otras realidades posibles”.
“Estadísticamente quienes tienen una inserción laboral y un acompañamiento integral cuando salen de la cárcel no vuelven a reincidir”, explicó. Por eso, sostuvo que “no solo es una política que interpela a PPL, sino que también tiene consecuencias directas con toda la sociedad”.
En este punto, Sayus mencionó que esa reinserción “disuelve una lógica de tratamiento penitenciario que es histórica y estructural: el circuito criminal/carcelario”.
La primera de muchas experiencias
Más allá de esta propuesta en particular, la militante de Atrapamuros comentó que “la idea es que se despliegue una política integral que apunte a diferentes poblaciones y tenga como objetivo central la garantización de derechos fundamentales”.
En este sentido, mencionó por un lado el “acompañamiento concreto para quienes ejerzan la ma-paternidad”; y por otro “una oportunidad única para generar una instancia de formación y capacitación para quienes atraviesan el encierro”.
Sin embargo, Sayus manifestó: “Entendemos que debemos ser precavidos ya que se trata de una política y una experiencia nueva”; y agregó que les interesa que “sea la primera de muchas y mejoradas políticas que busquen la inclusión socio laboral de las PPL, con una perspectiva integral y DDHH”.
De la misma forma, consideró que “el post (encierro) tiene que ser acompañado de políticas de inclusión socio laboral y de aquellas que acompañen este periodo que resulta sumamente difícil para las lxs ex detenidxs como para las familias que acompañan”.
El post encierro
Además de trabajar con PPL, Atrapamuros tiene un “eje de trabajo más allá del contexto de encierro, de las cárceles”, contó Sayus. Se trata de un “equipo de post encierro”. En este sentido, remarcó que “la condena no se termina al salir de la cárcel, sino que el castigo continúa”.
La trabajadora social explicó que “la salida en libertad se vuelve muy compleja, aún más en el caso de las mujeres”. Por este motivo, desde la organización comenzaron a “trabajar y articular con la economía popular para generar herramientas de inclusión y potenciar las existentes para compañerxs ex detenidxs”.
Actualmente, la organización trabaja junto a la Rama de Liberados/as y Familiares del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE). Además, acompaña a mujeres en situación de arresto domiciliario. Esto lo hace “a partir de la ejecución del proyecto ‘Acompañamiento y fortalecimiento de redes de contención para mujeres con arresto domiciliario en La Plata’, financiado por el programa Articular del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación”.
La situación de las cárceles en Argentina y la cuestión del género
“El sistema carcelario de nuestro país está atravesando una crisis estructural desde hace décadas”, sentenció Sayus. Es especialmente en los penales de la provincia de Buenos Aires “donde se concentra la mayor cantidad de detenidxs, están sobrepobladas y en muy malas condiciones edilicias”.
La joven recordó que la pandemia saco a la luz las condiciones habitacionales y de higiene en las cárceles; y destacó que, así como no estaban aptas para enfrentar el Covid 19, “tampoco lo están para vivir diariamente en ellas”.
“En la provincia de Buenos Aires existen 62 establecimientos que tienen una capacidad de alojamiento de alrededor de 20 mil personas”, explicó Sayus. Sin embargo, “en la actualidad la población carcelaria supera las 45 mil”.
Ahora bien, este crecimiento no es “por el aumento de delitos sino más bien por el endurecimiento de penas específicas”; además del “abuso de la prisión preventiva, la cual es del 50%”. Sayus opinó que “esto genera no solo la sobrepoblación del sistema, sino también, la criminalización de los sectores que son encarcelados: los populares”.
La militante de Atrapamuros también hizo hincapié en la cuestión del género. “El CELS (2011) sostiene que el encierro se profundiza para las mujeres, ya que por lo general estas sufren procesos de aislamientos mucho más pronunciados que los hombres”, explicó. A esto se suma “la violencia de género que se plasma sobre el cuerpo y la mente de las mujeres privadas de su libertad”.
Más allá de la compleja situación de las cárceles, la joven rescató el papel de les familiares de detenides. “Es a través de ellxs que se garantizan muchas de las cuestiones elementales de la vida, como por ejemplo elementos de higiene, comida, ropa, etc”, contó.
A su vez, destacó “las estrategias de organización y resistencia que entretejen en el cotidiano las personas privadas de la libertad: redes de afecto y cuidado a través de las cuales se construyen resistencias cotidianas y silenciosas, como así también acciones de un carácter más colectivo y visible”.
Atrapamuros y la comunicación popular
La militante de Atrapamuros también hizo hincapié en la comunicación popular, para transmitir “cosas diferentes que los medios hegemónicos”. Sayus comentó que “esto incluye las voces de las personas privadas de la libertad y dejarnos interpelar por ellas. Queremos poner en cuestión el sentido común, queremos que más gente se interese por lo que pasa en la cárcel”.
En relación con esto, cada año realizan la revista “Atrapamuros”, disponible en www.atrapamuros.com/revista. La joven explicó que “aborda distintos temas que giran alrededor de la cárcel y el sistema penitenciario”.