<<Desde hace siglos el sistema capitalista hetero cis patriarcal nos impone, sobre todo a las mujeres, un modelo de belleza dominante (hegemónica) que responde a ciertos patrones de cómo debe ser nuestro aspecto. La industria textil -a través de la moda- y de la imagen femenina en general, han sido instrumentos vehiculizadores para la opresión del cuerpo femenino. De esta manera, establecieron estereotipos de belleza que sostienen el sistema a través del consumo y generan un negocio millonario>>, escribe Laudonio en Incómoda.
“Incómoda- cuerpos libres” es un libro que problematiza la industria de la moda. A través de un recorrido histórico repone cómo se han construido distintos estereotipos que sustentan el millonario negocio de la estética femenina; discute en torno a lo genuino y a lo impuesto, las opresiones a los cuerpos gestantes; y las consecuencias socioambientales de la industria textil, así como la explotación laboral. Al mismo tiempo, interpela a les lectores al replantearse sus formas de consumo y propone herramientas para terminar con los abusos de esta industria.
Se trata del primer libro de Marcela Laudonio, licenciada en Comunicación Social (UBA), Asesora de Imagen (Espacio Buenos Aires) y quien además realizó cursos de diseño de indumentaria. El mismo se encuentra de manera digital, libre y gratuita.
¿Por qué hablar sobre la incomodidad?
En diálogo con Nota al Pie, la autora cuenta que Incómoda nació a partir de una crisis personal muy fuerte. Después de dedicarse durante 5 años a la maternidad de manera full time, sintió la necesidad de recuperar su individualidad. Pero no fue una tarea fácil: “Tuve que batallar contra mí misma, contra la culpa que me generaba querer hacer algo más que no sea cuidar a mis hijes 24/7 y ahí me di cuenta que esa culpa era producto de un sistema que nos impone sobre todo a las mujeres, estructuras tremendamente opresivas tanto para nuestros cuerpos como para nuestras mentes”, explica.
Escrito en gran medida a través del celular, entre viajes en colectivo, tareas de cuidado y pequeños ratos libres, se fue gestando este libro que refleja gran parte de la historia de Laudonio. “Deconstruirme a mí misma para derribar esas estructuras fue clave para poder escribir el libro”, asegura.
Durante dos años investigó, al tiempo que se redescubrió y su trabajo se iba transformando en una militancia activa. Por esa razón, la autora decidió que el libro sería de distribución gratuita. “Quise salirme del sistema lo más posible, me pareció importante transmitir mi mensaje, que llegue a la mayor cantidad de gente posible y que el dinero no sea una restricción”, comenta y agrega que “el mundo consumista en el que estamos inmersos tiene que cambiar y para llevar ese cambio adelante, tener información es clave”.
Eso de lo que nadie habla
Laudonio confesó que lo que más le incomoda de la industria de la moda es, por un lado, el grado de contaminación ambiental y, por el otro, la cuestión de la explotación laboral. En ese sentido, dice que “millones de personas, en su mayoría mujeres y niñas de los países más pobres del mundo, trabajan confeccionando ropa en las peores condiciones, cobrando salarios bajísimos, poniendo en riesgo su salud, sufriendo violencia sexual, sin ningún tipo de derecho laboral garantizado”. Entre ellas, señala marcas de renombre como, por ejemplo, Zara.
Y advierte que con el advenimiento de la pandemia, la situación empeoró: “las marcas frenaron su producción para abaratar costos y evitar pérdidas ante la baja en las ventas y dejaron de pagar a las fábricas por ende las personas se quedaron sin trabajo y sin cobrar. Esta es una situación gravísima y necesitamos difundirla porque cuanto más se sepa más presión pública estamos ejerciendo sobre estas marcas para que regularicen la situación laboral de estas personas. Hay muchas organizaciones alrededor del mundo denunciando el tema”, denuncia.
El feminismo también viste a la moda
Asegura que la moda es mucho más que la industria que la compone y apunta su crítica al sistema. En ese sentido, Laudonio reivindica la importancia que ha tenido la historia: “los cambios culturales, políticos, sociales, económicos, se expresan a través de la moda y la vestimenta ha sido una forma de expresión y comunicación desde hace muchísimo tiempo. En ese sentido todos formamos parte y podemos generar modas. También rescato de la moda la parte lúdica, la posibilidad de crear, jugar y divertirte que te brinda”.
En tal sentido, recuerda que el feminismo ha sido partícipe de los cambios de paradigma dentro de la industria textil desde siempre. “Hoy usamos pantalones porque fueron las feministas quienes empezaron a usarlos en 1851 y en ese momento lo convirtieron en un símbolo de libertad”, afirma la escritora. Además, explica que fue una mujer la primera en diseñar un corsé que no aprisionara el cuerpo, ni fuera nocivo para la salud, aunque la historia le atribuya el invento a un hombre.
Sin embargo hace una advertencia respecto al movimiento Body Positive, que hoy está en boga. La industria se ha servido de estos activismos para entender “los cambios que debe hacer para seguir manteniéndonos como consumidoras; que nos incluyan para que sigamos comprando solo sirve para seguir sosteniendo el negocio”, declara. Y concluye afirmando que “la liberación y la inclusión debe ser para todos los cuerpos, no solo para aquellos que pueden convertirse en nuevos consumidores”.