Europa pisa el acelerador en la apertura de vacunación para llegar con la mayor cantidad de vacunados posible al verano. Sin embargo, Alemania registra el nivel más bajo de aplicaciones desde la tercera semana de febrero, cuando había escasez de vacunas en el país.
El desaceleramiento de la vacunación frente a la posibilidad de que las infecciones por covid-19 aumenten en el país en los próximos meses desató una fuerte polémica.
Las medidas restrictivas
En el medio del debate por las elecciones nacionales, el Jefe de Cancillería, Helge Braun, hombre de confianza de la Canciller federal de Alemania, Angela Merkel, señaló en declaraciones públicas que a las personas no vacunadas podría impedírseles ingresar en lugares como restaurantes, cines o estadios “porque el riesgo residual es demasiado alto”.
El ministro alemán aseguró al periódico local Bild am Sonntag que las bajas por la enfermedad alcanzarían “máximos históricos”; y remarcó que el impacto en los procesos de trabajo de las empresas sería “enorme”. Por ello, afirmó que “la gente vacunada tendrá definitivamente más libertades que la no vacunada”.
Braun mencionó que, en caso de aprobarse ese tipo de políticas, serían constitucionales porque “el Estado tiene la responsabilidad de proteger la salud de sus ciudadanos”.
El fundamento de la preocupación
La preocupación del Jefe de Cancillería alemana, quien además es médico, radica en el aumento de casos en los últimos meses debido a la propagación de la variante Delta.
En declaraciones públicas, Braun aseguró que los casos estaban aumentando un 60% por semana. “Si la variante Delta siguiera extendiéndose a este ritmo y no la contrarrestáramos con una tasa de vacunación muy alta tendríamos una incidencia de 850 (por cada 100.000 personas) en solo nueve semanas. Esto equivale a unos 100.000 nuevos contagios al día”, dijo; y añadió que esto llevaría a muchas personas a la cuarentena y al caos en la economía.
Las voces opositoras
La polémica en torno a las medidas sanitarias en panademia ha causado una peligrosa división en el partido de Merkel, la Unión Demócrata Cristiana (CDU por sus siglas en alemán).
Armin Laschet, el candidato de la CDU que reemplazaría a Merkel, manifestó su oposición a cualquier imposición formal o informal de la vacuna en este momento. “No creo en la vacunación obligatoria y no me parece que debamos apremiar indirectamente a las personas para que se vacunen”, declaró a la segunda cadena pública de televisión, ZDF.
“En un país libre existen derechos para la libertad, no solo para grupos específicos. Si las tasas de vacunación de Alemania siguen siendo demasiado bajas a fin de año, podrían considerarse otras opciones, pero no ahora”, insistió.
El candidato no está de acuerdo con que se prohíba a los no vacunados ir al cine y a los restaurantes, como sugirió Braun. Aquellos que están “testados, recuperados o vacunados”, dijo, deben estar exentos de las restricciones.
Las declaraciones de Laschet fueron recibidas mediáticamente como una cachetada a Merkel quien siempre se mostró como una acérrima defensora de la vacunación masiva.