Durante el año pasado se han registrado graves incendios forestales en una provincia con un importante historial de quemas. Sólo durante el 2020 se han perdido 330.000 hectáreas de bosque nativo. Recientemente se han producido nuevos focos de incendio en La Calera, departamento de Colón.
Nota al Pie conversó con Raúl Montenegro para conocer cuáles son las causas y las consecuencias ambientales de los incendios. Además de biólogo, es Profesor Titular de Biología Evolutiva Humana en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). También preside la Fundación para la Defensa del Ambiente (FUNAM), una ONG creada en 1982.
Causas de los incendios
El biólogo explicó que la provincia de Córdoba se caracteriza por poseer un régimen de lluvias concentradas en verano y periodos secos en invierno. Por lo tanto, durante el verano la vegetación crece y se expande. A medida que se va ingresando al invierno, épocas de sequía, todo ese material se va secando. Al quedar con una capacidad inflamable bastante alta, toda esa biomasa puede entrar en combustión.
Agregó que el problema en esta provincia no es solamente ambiental sino que además coincide con una pésima gestión política sobre estos temas. Durante el año pasado se produjeron incendios muy fuertes, quemándose más de 330.000 hectáreas. Principalmente en diciembre fueron de gran gravedad. Desde la gobernación provincial no se solicitó la ayuda adecuada para contenerlos y extinguirlos lo antes posible. Es por esto que desde FUNAM han denunciado penalmente al gobernador, cuya causa se encuentra avanzando en la Justicia.
Por lo tanto, “por un lado el período seco con material que puede entrar en combustión y por el otro una incapacidad crónica del gobierno provincial para la prevención y gestión de incendios, determinan la causas por las cuales los bosques de Córdoba se incendian”, manifestó.
Consecuencias ambientales
Montenegro denunció que se trata de una de las provincias ambientalmente peor administradas. “No solamente vemos eso en los residuos sólidos urbanos con los basurales a cielo abierto. Es una de las 5 provincias que todavía permite el ingreso de residuos peligrosos procedentes de cualquier parte del país”, afirmó.
En Córdoba queda menos del 3% de bosque nativo cerrado. Anteriormente la provincia se caracterizaba por poseer tres regiones biogeográficas: chaqueña, espinal y estepa pampeana y su destrucción ha sido impresionante. “La gestión ambiental de sucesivas administraciones fue tan mediocre que de tres grandes ecosistemas, solamente queda algo de superficie principalmente ligada al ambiente chaqueño. Del espinal y de la región pampeana solo quedan trozos insignificantes al lado de la superficie original. Por su parte, los desmontes registran unas 5.000 a 7.000 hectáreas por año que se van acumulando”, detalló.
Además, especificó que es una provincia donde se aplican plaguicidas prácticamente sin control, lo que contribuye a la reducción de la biodiversidad nativa. Manifestó que Córdoba es una provincia que se encuentra en rojo, en una emergencia extrema.
Según el biólogo, no sólo el conjunto ecológico de la provincia está totalmente fragmentado. Sino que elementos claves, como son las cuencas hídricas que proveen de agua, tienen una falta de protección.
“No solamente estamos en la peor situación ambiental de toda su historia, sino que los desmontes, los incendios y la aplicación masiva de plaguicidas sin control hace que cada año se reduzca más la biodiversidad”, expresó.
También denunció que la mayor parte de los incendios producidos en Córdoba son intencionales, y responden a intereses inmobiliarios. Para Montenegro, la prohibición por ley de hacer fuego y la legislación que impide la modificación del uso del suelo, son inversiones a largo plazo.
Efectos de cenizas
Señaló que en Córdoba no existe un mapa de la biodiversidad que determine qué es lo que habita en cada lugar. Por lo tanto, no puede establecerse qué es lo que se pierde en cada incendio, en cada desmonte y las consecuencias de la deriva de plaguicidas. “La biodiversidad comprende desde virus, bacterias, hongos hasta grandes plantas verdes, mamíferos, reptiles, aves, es decir miles de especies”, explicó.
Además, agregó que llega un momento en que no es posible sobrevivir sin tener una biodiversidad protectora que nos provea los servicios mínimos como agua para uso de todo tipo, regeneración de suelo, protección frente al cambio climático global.
Explicó que en Córdoba “agua que cae es agua que corre, no es agua que infiltra”. Al perderse toda la biomasa por desmontes e incendios, se pierde también la capacidad de absorber el agua de lluvia. Ésta termina descargándose en arroyos y ríos, arrastrando consigo todo lo que hay en la superficie del suelo, como los residuos de plaguicidas y cenizas.
En los lagos y lagunas, tanto naturales como superficiales, se concentra gran cantidad de fósforo y nitrógeno por el aporte de las cenizas. Esto determina que haya grandes floraciones de algas verdeazuladas. Algunas producen neurotoxinas peligrosas tanto para la salud del ser humano como la de otros animales.
Denunció también que esto no es evaluado por el gobierno provincial ya que no existe un observatorio ambiental. “En Córdoba no se van registrando en forma continua los niveles de contaminación de los suelos y del agua tanto de ríos como lagunas”. Tampoco se analiza el contenido de plaguicidas y otros residuos de riesgo en muestras biológicas de personas.
Deficiencia de las políticas ambientales
Una de las críticas que realizó el biólogo a la gestión actual es el Plan de Reforestación. Implica un acuerdo con la UNC, que produce semillas que son enviadas a Misiones hasta que crecen las plantas, y luego son trasladadas a las áreas quemadas para su reforestación.
“Ignora que plantar árboles no planta biodiversidad y lo que se destruyó en esas 330.000 hectáreas no eran solamente árboles”, aclara. Al no poseer la provincia un mapa de la biodiversidad, no puede saberse en detalle todo lo que se perdió.
Afirmó que se deben investigar las quemas, los lugares donde se producen y cómo se desarrollan. También se debe analizar cómo funciona la comisión técnica interdisciplinaria que da gentilmente los vistos buenos a los estudios de impacto ambiental.
Concluyó expresando que “un funcionario que desconoce la provincia, nos termina volviendo más vulnerables a las inundaciones, a las sequías, a las tormentas, al cambio climático global. Esta ineptitud absoluta que está teniendo el gobierno provincial le está robando el futuro a nuestros hijos y eso es casi una cuestión personal. No solamente rompe lo que hay ahora sino que le está robando el futuro a las generaciones que aún no han nacido”.