El Ministerio de Cultura de la Nación, desde su programa Territorio de Saberes, brinda formación en cultura comunitaria y soberanía alimentaria. Se trata de un ciclo dirigido a referentes sociales que se imparte en modalidad a distancia. La iniciativa tiene por objeto aportar al desarrollo integral de colectivos culturales y organizaciones sociales que llevan a cabo actividades de formación en sus territorios.
Para conocer en detalle los contenidos de la capacitación, Nota al Pie dialogó con Diana Cortez, integrante del Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE) y Noelia Assales, miembro de la Asociación Civil Semillas del Sur; quienes diseñaron el módulo de Soberanía Alimentaria.
Qué es la soberanía alimentaria
Diana Cortez define a la soberanía alimentaria como “un concepto que es relativamente nuevo; surge desde la vía campesina para complementar lo que desde los Estados estaban llamando seguridad alimentaria. Consiste en que el alimento alcance a toda la población”.
La especialista explica que la soberanía alimentaria “cuestiona quiénes producen los alimentos, cómo los producen, cómo se distribuyen y la cultura en torno a los alimentos”. Por este motivo, Cortez enfatiza que “es un tema importantísimo porque la alimentación hoy en día está en crisis; un derecho tan básico en la actualidad depende de los recursos económicos que cada uno tenga”.
En este sentido, considera que “los alimentos pasaron a ser un negocio en lugar de ser un derecho”. La experta puntualiza que desde la soberanía alimentaria “también se pone en debate por qué habiendo suficiente alimento hay muchísima población que no cubre las necesidades mínimas”. Al respecto, señala que “hay estudios que afirman que del total de alimentos hay un cuarenta por ciento que se tira, porque no llega a los mercados. Es decir, porque no ingresa en el circuito capitalista”.
Por su parte, Noelia Asalles amplía el concepto al establecer que “la soberanía alimentaria no sólo tiene que ver con una manera de producción de alimentos que sea satisfactoria para la población y que sea amable con la tierra”. La referente de Semillas del Sur incorpora “el acceso a los recursos, a la tierra, al agua y a la semilla libre”.
Las organizaciones sociales y la soberanía alimentaria
Asalles le otorga gran importancia al programa impulsado por el Ministerio de Cultura porque pone a disposición de las organizaciones sociales información sobre la soberanía alimentaria. En este sentido, considera que “es una herramienta muy buena para poder visibilizar el tema porque en la urgencia de lo cotidiano queda por fuera de las listas de prioridades”.
La especialista en soberanía alimentaria advierte que “las políticas que ponen en el centro la generación de divisas antes que la alimentación de los pueblos; nos llevan a situaciones en las que el acceso al alimento va a ser cada vez más difícil y más costoso”. Ante ello propone que “que debería ser nuestra principal prioridad que se produzcan alimentos sanos y de calidad”. Para lograr esa meta considera que “hay que concienciar desde los colectivos de personas organizadas, las organizaciones civiles y las instituciones comunitarias”.
Contenido de los cursos
Respecto del contenido curricular, Diana Cortez describe que el objetivo del curso es poner en evidencia que la soberanía alimentaria es algo que tiene que ver con la vida cotidiana. Y enumera que “se hace un recorrido por los alimentos que eran originarios de América y cómo esos alimentos originarios los encontramos para consumir hoy en día”.
A modo de ejemplo comenta el caso de la polenta “que ya está molida, empaquetada y no sabemos hacia atrás como fue la cadena. Entonces hacemos el ejercicio para ver cómo es que se produce”. La referente del MOCASE comenta que “también analizamos el modelo agroalimentario actual, donde estudiamos de dónde vienen todos los alimentos, quién los produce, hablamos de la evolución de la producción agrícola y llegamos a la idea de la revolución verde”.
Respecto de esa revolución considera que “que es mal llamada ‘verde’ porque ese modelo es una fábrica de alimentos basada en agrotóxicos”. De ese tema, en el curso se estudia su impacto en lo económico, en lo social y en lo ambiental.
Formas integradoras de comercio
Diana Cortez considera que “buena parte del problema alimentario radica en la distribución de las grandes ciudades que están muy desvinculadas de la producción en la tierra”. Al respecto explica que “simplemente se concurre a un gran supermercado a comprar pero con un desconocimiento de la cadena de producción, donde muchas veces las relaciones de producción y comercialización no son justas”.
Para concienciar sobre el tema, la referente del MOCASE visibiliza la experiencia de ese movimiento. “Nosotros trabajamos con redes de comercio justo, desde allí acercamos nuestros productos que son miel del monte, conservas, escabeche, dulces, mermeladas, dulce de leche. Todo tipo de productos que además de ser ricos y sanos, ponen en discusión de dónde vienen, no tienen químicos ni conservantes y no hay agrotóxicos en su producción”, enfatiza con entusiasmo; y remarca que “de ese modo, construimos soberanía alimentaria”.
Una mirada similar del tema tiene Noelia Asalles de Semillas del Sur, pues también considera que “la soberanía alimentaria está ligada a la economía justa, tanto para quien lo produce como para quien lo consume”.