El «agronegocio» en Argentina genera controversias ya que se lo asocia con el incremento del uso de agroquímicos dentro del proceso productivo. Por lo que, generaría implicancias para la salud de la población.
En este contexto, dicho modelo se extendió por todo el territorio y condujo a que los pueblos de las distintas regiones impulsen el debate acerca de sus consecuencias.
Al respecto, el informe “Transformaciones territoriales y conflictos por el uso de agrotóxicos en Santiago del Estero (2001-2018)”, da cuenta del panorama local en cuanto al tema.
En ese sentido, el estudio explica: “En la provincia contamos con registros sanitarios deficientes”. Sin embargo, se subraya que “existen denuncias por contaminación y casos de muertes por malformaciones atribuidas al contacto con agrotóxicos”.
A su vez, el documento ofrece un análisis acerca de los conflictos ambientales derivados del uso de agrotóxicos en la producción. En este punto, señala que “se destaca el impacto sobre las poblaciones campesino-indígenas”.
En relación a los riesgos que surgen, la investigación expone que tienen lugar diversos casos. Menciona situaciones en las que se ha visto afectado algún recurso natural: malformaciones y/o mortandad en flora y fauna, contaminación de cursos de agua, entre otras.
«Evidencias de enfermedades y/o intoxicaciones por exposición a fumigaciones o a productos agrotóxicos en ámbitos laborales. O bien por medio del agua, suelo y aire contaminados», remarca el estudio.
Batata y maní
A pesar de los conflictos derivados de las consecuencias del uso de agrotóxicos en la producción agraria, se destacan propuestas de transformación en la provincia.
Al respecto, el Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO) habló con el pequeño productor Raúl Santillán. El mismo se dedica a la producción orgánica de batata y maní en Santiago del Estero.
“Siempre hay que tener el terreno preparado, cultivado para que así con las primeras lluvias que vengan empiece a tomar humedad. Después ya se van sacando los plantines y se va plantando y ahí empieza la producción de las batatas”, puntualizó el trabajador rural.
En sintonía, detalló que “la producción de batata dura 4 meses”. A comparación del proceso para el maní que «lleva tiempo, son seis meses. Hay que cortar las chauchas y ponerlo a secar».
Cabe mencionar que el informe citado también abordó el tema del impulso hacia alternativas de producción libre de agrotóxicos. En ese sentido, dicho artículo hace referencia a iniciativas que surgen por parte de la población.
«Se dan procesos de construcción colectiva del riesgo y propuestas de Ordenamientos Territoriales participativos. Comunidades locales, afectadas, inician un camino de apropiación local del derecho», explica el documento.
En cuanto a cómo actúan las comunidades afectadas, el informe indica que es «haciendo uso de herramientas jurídicas y políticas para definir usos actuales y futuros del territorio».
Por último y ligado al accionar colectivo de la población, la investigación destacó: «Esto entraña valiosos aprendizajes sociales y ejercicio de democracia e iniciativa popular».