En la Argentina, existen historias de superación y lucha que motivan a continuar intentándolo a pesar de la adversidad. A veces, esas historias están cifradas por desgracias materiales, otras por crisis económicas que afectan su porvenir y en otras, es la desidia y el abandono a les trabajadores los que generan que una empresa, un negocio y un ambiente “familiar” desaparezca.
Sin embargo, existen contextos, hechos o circunstancias que se alejan de esos momentos de desesperanza y hacen creer que aún es posible crecer. La Cooperativa de Trabajo y Pizzería Mi Tío, ubicada en el barrio porteño de San Telmo (en el cruce de las calles Defensa y Estados Unidos) es una clara señal de esperanza. Nota Al Pie entrevistó a Adrián, une de les trabajadores de este local, que día a día amasa un mejor futuro para su familia.
¿Cuándo se originó la pizzería y cuando pasó a ser una cooperativa?
La pizzería tiene su origen histórico en el año 1972. Desde entonces, fue haciéndose un espacio en la historia del barrio de San Telmo como un lugar tradicional. La cooperativa como tal tiene su concreción en el mes de marzo del año 2017, en plena presidencia del Gobierno de Mauricio Macri.
Por varios motivos, tuvieron que cerrar sus puertas los dueños, dejando en la calle a casi nueve familias de trabajadores. Desde ese momento hasta ahora, es una empresa recuperada con el nombre de Cooperativa de Trabajo y Pizzería Mí Tío. El local está autogestionado por sus propios empleados.
Para más detalles, ¿Cuáles fueron las razones del cierre del local?
Veníamos atravesando un periodo económico complicado durante todo el año 2016 y para el comercio en general. En particular, se fue perdiendo clientela, las ventas bajaron y los impuestos y tarifas subieron por las nubes. Además, hubo malversaciones del fondo común de la pizzería por parte de los dueños y esto hizo que no se pudiera sostener más económicamente los pagos de los salarios.
Tampoco se abonaron las cargas sociales, ni los impuestos de AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos) y mucho menos los ingresos brutos que se tenían. Se fue generando una deuda increíble y al principio del 2017, los dueños ya no daban más y nos venían advirtiendo del cese del local. Empezamos a hacer reuniones entre los compañeros para ver cómo podíamos ir organizándonos, en caso de que en definitiva se cierren las puertas.
¿Tuvieron el apoyo de alguna organización u asociación durante esos momentos?
Llegó el día en que los dueños, sin miramientos, no abrieron más. La gente del turno de la mañana se presentó y las puertas estaban cerradas. Enseguida, nos convocamos los del turno noche (al cual yo pertenecía) y ese mismo día decidimos hacernos cargo del lugar con el apoyo de FeTraES (Federación de Trabajadores de la Economía Social) comandado por el compañero (Eduardo) Montes.
También tuvimos el apoyo del Sindicato de Pasteleros. No tardaron en llegar los medios de comunicación, como C5N y Crónica, que la agrupación de FeTraES convocó enseguida para dar cuenta de esta problemática. Además, los medios escritos y gráficos se hicieron eco del asunto. Me acuerdo muy bien de ese día: 29 de marzo de 2017. Los del turno noche ya estábamos trabajando con el local lleno con vecinos que se acercaron luego de enterarse de la noticia.
Los clientes más fieles que teníamos no faltaron. Explotó el lugar como si fuera un día domingo y a partir de ese momento y con el apoyo de vecinos, clientes y demás no hemos parado de trabajar hasta ahora.
Es importante resaltar el equipo de trabajo que armaron…
Eso es bastante importante, a pesar de que de los nueve compañeros de aquellos tiempos, quedamos solamente cuatro. Además, uno de los socios fundadores de la cooperativa falleció desgraciadamente y atravesamos juntos la crisis económica del gobierno anterior y también la pandemia. Por suerte, podemos seguir trabajando y estando, no como quisiéramos pero sí como lo intentamos estar.
¿Cuándo obtuvieron finalmente la personería jurídica como Cooperativa?
Nosotros desde un principio y mediante la intervención de FeTraES junto con compañeros de la agrupación política Frente para la Victoria (Frente de Todos actualmente) y de la Comuna 1, quienes nos dieron todo su apoyo, obtuvimos ese mismo año 2017 la matrícula de la cooperativa. Esto sucedió más precisamente en el mes de septiembre y estuvo regulada por el INAES (Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social).
Podíamos trabajar con la seriedad de que la cooperativa estaba legalmente establecida. También pudimos inscribirnos en la AFIP y obtener el Cuil. Nos fuimos afianzando y lo único pendiente era el juicio que el antiguo patrón generó al declarar la quiebra del establecimiento. Nos presentamos en la convocatoria de acreedores y pedimos la capacidad crediticia de los anteriores dueños. En este 2021, exactamente un mes atrás se hizo la última instancia del juicio, que ya quedó sellado y resuelto.
La cooperativa se quedó con la explotación total del comercio. La parte legal del juicio de quiebra nos fue favorable a nosotros. Tenemos la cooperativa establecida y de alta todos los impuestos.
Y finalmente, habiendo atravesado tantas crisis, ¿cómo se las arreglaron para subsistir ante esta pandemia?
Cuando comenzó la pandemia en marzo del año pasado fuimos contratados por el Ministerio de Justicia, que había cambiado de gestión. Estos eran miembros del partido político que nos habían apoyado en su momento y nos contrataron para proveer de viandas a un sector que se había creado en tiempos de pandemia: la línea 134. Esta había sido creada para aquellas denuncias que violaban los protocolos, y para ellos comenzamos a hacerles viandas todos los días.
Trabajamos a puertas cerradas con los protocolos correspondientes durante el primer periodo del 2020. Por suerte el trabajo continuó durante todo el año y solventamos la crisis de la pandemia y más cuando se pudo reabrir la entrega a domicilio. En este 2021 con el comienzo de las reaperturas pudimos crecer en la parte de ventas y continuar por este camino de optimismo.