En diálogo con Nota al Pie, el periodista Alfredo Rosso habló sobre los inicios del rock nacional argentino y cómo fue su pasaje por el Expreso Imaginario en contexto de dictadura.
Rosso, quien ahora conduce los programas de radio La Casa del Rock Naciente en Rock & Pop y La Trama celeste en AM 750, inició su carrera periodística en 1975 en la Revista Mordisco. Un año más tarde, empezó a escribir en Expreso Imaginario, una revista “alternativa”, fundada durante el gobierno de facto, que abarcaba varias temáticas, una de ellas era el rock argentino.
¿Cómo surgió el rock nacional argentino?
En primer lugar, hay que distinguir el rock argentino del rock en castellano. El rock en castellano existe desde fines de los 50, pero lo que yo entiendo como rock argentino no implica solamente cantar en castellano, sino también tener una visión diferente, alternativa, de la vida y de la sociedad, y expresarla a través de la música.
Me refiero a que nuestros músicos pioneros tomaron el impulso de libertad del rock and roll de Estados Unidos, de Elvis Presley, de Chuck Berry, y demás. Por otro lado, de la literatura de los escritores Beat como Jack Kerouac y Allen Ginsberg. Y otras más cercanas, como la escritura de Roberto Arlt, de Leopoldo Marechal, de Oliverio Girondo. Y también la música de los años 60 que se volvió mundialmente famosa: Los Beatles, Los Stones, Bob Dylan…
Con todo eso, nuestros músicos desarrollaron unas letras que estaban muy empapadas de la realidad argentina de esa época. Frente a gobiernos militares de facto y a una sociedad que te marcaba un modelo de vida determinado, estos jóvenes músicos querían ser libres para vivir una vida propia de acuerdo a sus propios intereses y a sus propias pulsiones.
No querían repetir los esquemas de sus mayores, ya fueran sus padres o gobernantes con visiones mesiánicas, como eran los gobiernos militares de la época. Esta nueva visión de la vida, combinada con letras inteligentes y con música atractiva, basada en el rock, el blues y las baladas fue muy inspiradora para la generación que, como yo, creció a finales de los 60 y se sintió muy identificada con estos artistas.
La Generación de La Cueva
Entonces, si tomamos este concepto como fundamental, el rock argentino empieza con la llamada Generación de la Cueva, cuyos protagonistas fueron Litto Nebbia, Moris, Pajarito Zaguri, Javier Martínez, Tanguito, Miguel Agüero y el poeta y letrista Pipo Lernoud.
Entre los temas fundacionales estaba Rebelde, grabado por los Beatniks, donde estaban Moris y Pajarito en 1966. Y, por supuesto, La Balsa de Litto Nebbia y Tanguito, grabada por Los Gatos en 1967. La Balsa fue el tema que, por su venta masiva, instaló el rock argentino o el ‘beat’, como se lo llamaba entonces, en la conciencia colectiva.
Atraídos por la generación de la cueva, por el éxito de La Balsa y por saber que no estaban solos, se sumaron después otros grupos muy valiosos: Almendra, Arcoiris, Vox Dei. Después llegaron el dúo Pedro y Pablo, el de Miguel Cantilo y Jorge Durietz; más tarde Sui Generis con Charly García y Nito Mestre, León Gieco, Raúl Porchetto, Pappo’s Blues y demás.
¿Qué lugar ocupaba este género en el momento que salió a la luz Expreso Imaginario?
En ese momento, el rock estaba en un proceso de maduración. Se habían disuelto los primeros grupos, como Los Gatos, Manal, Almendra y Sui Generis. Eso dio lugar a nuevas formaciones como Billy Bond y La Pesada del Rock and roll o Pappo’s Blues. Pero también bandas como Pescado Rabioso, Invisible, Aquelarre, entre otras.
¿Qué les motivó a crear esta revista?
En 1976, cuando salió a la luz el Expreso, ya nos encontrábamos frente a una situación difícil social y política. Pero aún con ese entorno desfavorable, Expreso Imaginario surgió como una revista que, partiendo de la cultura del rock, abarcaba todas las formas posibles de arte alternativo: cine, teatro, literatura, historietas creativas. Y, además, fue pionera en tratar temas como la ecología, las tradiciones de los pueblos originarios en Latinoamérica, las energías alternativas. En resumen, Expreso Imaginario proponía una visión del mundo diferente al modelo oficial del país que era por aquel entonces el de Argentina.
¿Cuál fue el rol del rock argentino durante la dictadura?
Los músicos del rock argentino resistieron a la dictadura, en principio, simplemente por el hecho de seguir existiendo, continuar grabando discos y haciendo recitales. Porque si algo molestaba a los militares era el arte. Y si era con conciencia social, peor todavía. Hay que entender que el rock tiene un poder simbólico de liberación en sí mismo.
¿Qué estrategias puso en marcha el rock para resistirla?
En cuanto a las formas de expresión del rock en ese momento, en las letras había contenidos de resistencia que se introducían con eufemismos y códigos medio secretos que las audiencias del rock comprendían y que a los sensores del proceso militar solían escapárseles.
Esto se puede detectar en temas como ‘No te dejes desanimar’ de La Máquina de Hacer Pájaros, un tema de Charly García. Otro gran tema de Charly, ‘Alicia en el país’, grabado por Serú Girán; “’La historia está” o “Solo le pido a Dios”, de León Gieco, y muchos otros ejemplos.
Y al interior del Expreso Imaginario, ¿cómo atravesaron ese período?
Creo que utilizamos los mismos mecanismos que tenían los músicos del rock de apelar a eufemismos y metáforas para escribir nuestros artículos porque sabíamos que no podíamos hablar de política. Pero, por ejemplo, si hablábamos de una comunidad con un modo de vida alternativo porque estaba en Suiza, estábamos en realidad mostrándole a los jóvenes de nuestro país que existía un modelo diferente basado en la libertad. Para enfatizar el hecho de que existía otra realidad más allá de nuestras fronteras.
Lo mismo cuando traducíamos letras que tenían un contenido social fuerte como por ejemplo de Ray Davies. O cuando publicábamos notas sobre escritores o filósofos, por ejemplo, Walt Withman; artistas argentinos como Xul Solar; o investigadoras musicales de nuestra tradición folclórica como Leda Valladares.
La idea de Expreso Imaginario era enriquecer la vida y despertar la curiosidad de nuestros lectores, haciéndoles ver que esa vida podía ser más rica y excitante que esa triste y opaca realidad del país-cuartel que quería instaurar el proceso militar
Con respecto al rock, ¿qué vínculo pensas que tiene con la política y/o con los activismos sociales?
El rock argentino, creo yo que por sus propios anticuerpos naturales en contra de la burocracia, el verticalismo, y muy a menudo el doble mensaje de los políticos, nunca se embanderó con ninguna facción a nivel colectivo. Pero por supuesto que los músicos han tenido y tienen su predilección por tal o cual partido o corriente ideológica.
Sin embargo, yo nunca fui testigo de un músico que usara el escenario de un show para hacer proselitismo político o partidario. Y me parece muy lúcido, porque el rock siempre tuvo táctica o expresamente tres banderas fundamentales: libertad, humanismo y el no a la violencia.
En cuanto a los activismos sociales sí, han habido muchas campañas o recitales a beneficio. Pero nunca han tenido por detrás una segunda intención, por lo menos que yo haya podido detectar.