“En este día, 25 de junio de 1986, Diego Armando Maradona alcanzó la cumbre y consiguió la inmortalidad”. Con esta frase se cerraba la recordada película Héroes, la epopeya futbolística de Diego en la Copa del Mundo de México 1986 y de un grupo de jugadores que fue resistido en la previa a la contienda mundialista. Y además, dio una muestra de carácter y fútbol que terminó coronando ese sacrificio con el tan ansiado campeonato mundial.
A 35 años de este hito deportivo, Nota al Pie redacta de manera atemporal, los hechos que fueron el preludio a este éxito deportivo: las dificultades que atravesó el entrenador Carlos Bilardo, la preparación de les jugadores, el desempeño sobresaliente de un equipo criticado por el público argentino y la prensa y el rendimiento superlativo de Maradona en la Copa del Mundo, que terminó con la posterior coronación del plantel.
Unas eliminatorias en medio de las críticas
Argentina se preparaba para las eliminatorias hacia la Copa del Mundo siendo sumamente criticada por la prensa escrita. Los medios deportivos de la época, principalmente los hegemónicos como El Gráfico y Clarín Deportivo, ponderaban el fútbol de Cesar Luis Menotti (campeón del mundo en Argentina 1978) caracterizado por el buen juego por encima del resultado y tratar a la pelota como una parte importante del diagrama del equipo.
En contraposición, la escuela de Carlos Salvador Bilardo ponderaba el resultado final como el único justificativo del juego. La disciplina y el orden táctico suplían al buen juego. Y la pelota, el mecanismo necesario para obtener la victoria, solo era necesaria cuando se jugaba colectivamente. La importancia de jugar y ganar con la pelota en los pies de la escuela Menottista; daba paso al valor de jugar con más presión y menos “lujo” para obtener el mismo fín, pregonado por el Bilardismo.
A pesar de esa intencionalidad futbolística, los resultados no acompañaron en el periodo 1983-1985 incluyendo el “fracaso” de la Copa América 1983. Las eliminatorias rumbo a México también fueron un verdadero sufrimiento. Argentina terminó clasificando al evento con un gol sobre la hora de Ricardo Gareca frente a Perú; tras una gran jugada de Daniel Passarella (capitán de Menotti en Argentina 78).
El rendimiento colectivo buscado por Bilardo estuvo lejos de conseguirse: los partidos frente a Venezuela y Colombia fueron pobres de rendimiento; y contra Perú, ese gol salvó el panorama. El apoyo de Julio Grondona, Presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) evitó el despido del técnico, a pesar del pedido de los medios deportivos destacados de la época y el malestar popular. El entonces Presidente de la Nación, Raul Alfonsín, también consultó con miembros de la AFA sobre una posible salida del “narigón”.
En busca de un sueño, parten en silencio
El plantel partió el 5 de mayo, un mes antes del comienzo del mundial. Una serie de amistosos contra selecciones (0-1 frente a Noruega, entre otras); y clubes menores (0-0 contra Junior de Barranquilla, de Colombia, por ejemplo), en la cual fue sorprendido con derrotas y empates inesperados ante los mismos; generó nuevamente las críticas de la prensa. Y el plantel, sin ningún apoyo popular, partió a México.
El equipo dirigido por el “doctor” fue el primero en arribar a la contienda mundialista. El destino quiso que fuera el último en irse del país azteca. El debut ante la “rústica” Corea del Sur finalizó en victoria por 3 a 1. Daniel Passarella se perdió el debut frente a los asiáticos por una gastroenteritis, y lo reemplazó José Luís “Tata” Brown. El destino sería piadoso con el Tata, siendo el reemplazante de “El Kaiser” durante todo el torneo.
Maradona comenzó a brillar con un golazo frente al campeón vigente Italia y volvió a tener un nivel superlativo frente a Bulgaria en una nueva victoria 2 a 0 y sellando su pase a los octavos de final del mundial. El clásico del Río de la Plata en los octavos terminó siendo sufrido, a pesar de la victoria justificada por 1 a 0. La selección se llenó de confianza frente a lo que fue el partido más memorable: la inolvidable victoria frente a Inglaterra, con los dos goles más recordados de los mundiales, La Mano de Dios y El Gol del Siglo.
Maradona y su hora más gloriosa: Argentina Campeón del Mundo
Las semifinales frente a Bélgica resultaron en un “trámite” del equipo. Maradona volvió a brillar anotando los dos goles en la victoria y de ese modo, un equipo que llegaba sin el apoyo de nadie y con críticas hacia su entrenador, jugaba la final del mundial, frente a la siempre complicada Alemania. El equipo germánico dirigido por Franz Beckenbauer buscaba revancha de la final perdida frente a Italia en el último evento mundialista.
El mítico Estadio Azteca colmado por más de 100 mil espectadores evidenció una final friccionada y con cierta preponderancia en el conjunto argentino. Maradona, siendo controlado por los defensores contrarios, no mostró todo su potencial. Aún así, una falta hacía él generó una pelota parada que terminó con el gol de “el Tata” Brown, quien terminó el partido con el hombro dislocado. La victoria justificada se fortaleció en el segundo tiempo, con un gol anotado por Jorge Valdano.
El triunfo, casi asegurado, dejó paso al temor a perder todo el esfuerzo alcanzado: dos tiros de esquina generaron que Karl Heinz Rummenigge en primera instancia y luego Rudi Voller igualasen la contienda. El orden táctico de Bilardo, tan bien aplicado durante todo el torneo, se vio quebrantado en un cuarto de hora. A falta de solamente 6 minutos para que el partido finalizase, un pase inolvidable de Maradona terminó con una corrida eterna de Jorge Burruchaga, quien ante la salida del arquero alemán, cruzó el balón al fondo de la red.
El destino marcaría que en ese día, 29 de Junio, Diego Armando Maradona, Nery Pumpido, José Luis Cuciuffo, José Luis Brown, Oscar Ruggeri, Sergio Batista, Ricardo Giusti, Jorge Burruchaga, Hector Enrique, Julio Olarticoechea, Jorge Valdano y 12 jugadores más, todos ellos criticados por la prensa deportiva, entraran en la historia grande del deporte argentino.
Sin figuras rutilantes, pero con la clara intención de enfrentarse ante todos con la misma intensidad, el éxito de este torneo terminó dándole la razón a Bilardo. El trabajo en equipo, sin creerse superior a nadie, con disciplina y orden, generó la segunda Copa del Mundo para la Argentina. El primero (y último) fuera de sus tierras y la coronación de Maradona como astro del fútbol mundial.