Aborto legal, seguro y gratuito y frenar las arremetidas del poder eclesial. Esas fueron las dos grandes luchas que identificaron a los Encuentros Nacionales de Mujeres (ENM) desde el 2002 al 2006. Ya había pasado diciembre del 2001, y con su crisis económica levantó al pueblo en exigencia de sus derechos. Las mujeres también reclamaron su parte.
Los Encuentros eran cada vez más masivos. Desde el ENM de 1997, que se realizó en San Juan, las “encuentreras” (como se le llama a las mujeres que asisten a estos eventos), denunciaron que les representantes de la Iglesia Católica y el poder político de las ciudades sedes trataban de frustrar la realización de los ENM.
Este conflicto se incrementó con el correr de los años. Cada vez más argentinas de todo el país se juntaban durante tres días a repensar sus derechos. Lo que empezó con mil mujeres en el primer ENM de 1986, llegó a treinta mil encuentreras en Mar del Plata, en 2005. Algunos sectores comenzaron a sentirse intimidados por esta fuerza feminista.
Entre los días 17, 18 y 19 de agosto de 2002 se celebró el XVII ENM en Salta. Contó con la presencia de 17000 mujeres. A raíz de la difícil situación económica que se vivía en Argentina, este Encuentro tuvo una gran participación de piqueteras, asambleístas, desocupadas, entre otras. Por ejemplo, se autoconvocó el taller “Mujer y movimiento piquetero y asambleas populares” para discutir esta realidad.
Los talleres son el alma de los Encuentros. Allí, las participantes discuten sobre temas de su interés, y luego elaboran conclusiones que detallan el accionar que en conjunto plantearon ante esa problemática. En Salta por primera vez se registró la entrega de conclusiones separadas, y las posturas de mayoría y minoría.
Esto seguramente tiene que ver con la cantidad de mujeres asistentes a estos debates, con posiciones heterogéneas. Pero sobre todo, las encuentreras aseguran que se debe a que se inmiscuyeron sectores del poder estatal y especialmente de la Iglesia Católica. Es desde esos años que se registran testimonios que relatan la presencia de “infiltradas” del poder eclesial en los talleres.
En los siguientes Encuentros, esta polarización de las opiniones se incrementó. También el conflicto entre las feministas encuentreras y les representantes de la Iglesia. Se tornó costumbre en las marchas que se realizan por la ciudad sede de cada ENM, realizar un escrache en la Iglesia principal del lugar.
Por otra parte, en el XIX ENM realizado en Mendoza, las asistentes al Encuentro registraron agresiones de parte de los sectores más conservadores de la zona. En el libro Mujeres que se encuentran, de Amanda Alma y Paula Lorenzo, aseguran que las mujeres sufrieron “difamaciones para impedir que las escuelas presten sus instalaciones (…) y hasta un atentado contra un colectivo de las mujeres de ATE. Una bengala destruyó sus vidrios y dejaron escrito “no al aborto”.
Pero la denuncia más grave fue la “explosión con una molotov (bomba de fabricación casera) de la caja de electricidad del Club Pacífico, lugar donde se realizaría la peña y el cierre”. Este ENM se llevó a cabo entre el 9 y el 11 de octubre de 2004 y asistieron 20000 mujeres.
“Aborto legal en el hospital”
¿Cuántas veces se habrá escuchado ese cántico en los últimos tiempos? Desde hace algunos años la campaña por la despenalización del aborto se hizo notar en Argentina, y los pañuelos verdes inundaron las calles. Tanto es así que en diciembre de 2020 se aprobó la ley que finalmente permite la interrupción legal del embarazo. Este derecho conquistado tuvo los orígenes de su campaña algunas décadas atrás.
En 2003 se realizó el XVIII ENM, en la ciudad de Rosario. Allí, se había creado el primer taller que discutía el aborto, en el IV ENM (1989). Catorce años más tarde, se realizó la primera asamblea para debatir la lucha por este derecho, en la que participaron quinientas de más de 10000 encuentreras.
En este sentido, el Encuentro en Rosario es reconocido por las feministas como “un antes y un después”. Según plantean las autoras de Mujeres que se encuentran, la asamblea multitudinaria que se realizó al finalizar los talleres de la primera jornada estableció un plan de lucha.
Algunas de las acciones eran realizar un encuentro nacional por el derecho al aborto en 2004, marchar en todo el país el 28 de septiembre (día de lucha por este derecho en América Latina y el Caribe) y conformar una comisión nacional redactora de una ley que lo legalice.
Y es en este ENM que se origina la tradición de los pañuelos verdes. Fueron las mujeres de la ONG Católicas por el Derecho a Decidir que los repartieron. Estaban impresos con las consignas “derecho a decidir” y “despenalización del aborto”.
Las autoras Amanda Alma y Paula Lorenzo relatan en su libro que “las mujeres fueron colgándoselo en el cuello, atándolo a sus cabezas y produciendo así la visibilidad de las miles que tomaron este reclamo como propio. Las crónicas hablan de diez cuadras de extensión de la marcha, donde en ocho de esas cuadras se diseminaban los pañuelos verdes”.
Finalmente, fue en mayo de 2005 cuando se lanzó oficialmente la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.
Fuertes reclamos sociales
Más de 30000 mujeres asistieron al XX ENM en Mar del Plata, provincia de Buenos Aires. Se realizó los días 8, 9 y 10 de octubre en esta ciudad costera. “El mar, hay que decirlo, era un hechizo para muchas participantes. De las miles que llegaron de barrios populares, después de haber juntado el dinero en peñas, rifas y todo tipo de actividades, muchas no habían visto nunca la playa. Era lógico que hacia allí fugaran a las horas del almuerzo, con sus chicos”, escribió Marta Dillon en una crónica del diario Página 12 en ese año.
Allí hubo dos grandes pedidos. Uno en contra de la presencia del presidente estadounidense, George Bush. El 4 de noviembre de 2005 se realizaría en Mar del Plata la Cumbre de las Américas, en donde asistieron presidentes de la región. Las mujeres del Encuentro repudiaron la realización del evento, que conllevó un gasto extraordinario.
El otro motivo de lucha era la exigencia de libertad a Romina Tejerina. Esta joven jujeña fue víctima de una violación por parte de un vecino, en la localidad de San Pedro, en 2002. Por ello quedó embarazada. Ocultó su embarazo y tuvo varios intentos de abortar, pero no pudo hacerlo. A los siete meses de gestación tuvo a su bebé, y producto del shock postraumático la apuñaló.
Después de eso, Romina fue encarcelada y su violador siguió libre. Aquí es cuando las encuentreras se preguntaban: ¿Cómo hubieran cambiado las cosas si a Romina se le hubiera permitido abortar?
El XXI ENM se realizó en San Salvador de Jujuy, en 2006. Se cumplían veinte años del primer Encuentro en 1986, y el número de mujeres llegó a 15000.
Por un lado, hubo mucha presencia de mujeres de comunidades originarias. Reclamaban la reivindicación de sus tierras y culturas. También que se les permitiera a sus hijes aprender en la escuela su lengua de origen, y no solo el castellano. Algunas relataron las situaciones de violencia de género que vivían en el interior de sus comunidades.
Pero lo que también se puede observar es la marcha a la prisión donde estaba detenida Romina Tejerina. Al compás de cantos populares como “ole, ole, ole, ola, a los violadores la cárcel ya, para Romina la libertad”, miles de mujeres se acercaron a la cárcel para hacer escuchar su reclamo. Finalmente, Romina recuperó su libertad en 2021, a sus 29 años.
Cada vez más encuentreras
El próximo fin de semana, Nota al Pie realizará una nueva entrega de la historia de los Encuentros Nacionales de Mujeres. Después de recordar lo que sucedió a fines de los ochenta, principios de los noventa y en la cercanía al nuevo milenio, la historia de los ENM se acerca a la actualidad.
Ya no es necesario bucear en documentos difíciles de encontrar sobre aquellos Encuentros, porque los recuerdos están frescos en la memoria de las participantes. ¡No te lo pierdas!