La Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) determinó el pasado viernes 25 restringir la cantidad de pasajeres que ingresan a Argentina en vuelos provenientes del exterior. La medida, emitida en la resolución 643/2021 redujo de 2000 a 600 la cantidad de personas que pueden entrar diariamente al país.
La iniciativa fue duramente criticada por la Asociación Latinoamericana y del Caribe del Transporte Aéreo (ALTA) al considerar que fue “intempestiva”. En un comunicado, la entidad consideró que “impacta directa y negativamente en les ciudadanes argentinos y residentes en el exterior”. El titular de la entidad, José Ricardo Botelo, manifestó que “al momento no hay claridad respecto de cómo se distribuirán las plazas y el pasajero termina siendo el gran afectado”.
El impacto de la resolución, no solo tiene que ver con la movilidad sino también con las consecuencias económicas. “Al no permitir turismo, ni vuelos a sesenta países, son los argentinos y residentes en el país quienes sufren las consecuencias”, consideró Botelo.
Similar percepción expresaron desde la Asociación Internacional de Líneas Aéreas (IATA). Su Vicepresidente regional, Peter Cerda, manifestó que “la nueva reducción de 70% en el número de pasajeros internacionales que puedan llegar diariamente al país, obligará a las aerolíneas a dejar en el extranjero a miles de personas”. El director de la cámara que agrupa a las aerolíneas, expresó que eso afectará “principalmente ciudadanos y residentes argentinos, sin que ellos tengan la culpa”.
Pedido de las asociaciones aéreas
Desde ambas cámaras, instaron a las autoridades de aviación de Argentina a dar marcha atrás con la medida. Puntualmente, sugirieron que el gobierno argentino tome decisiones basadas en datos científicos. Desde IATA, Peter Cerda sostuvo que “tenemos que aprender a vivir con el COVID-19 y las autoridades responsables tienen que seguir la ciencia y no dejar que el miedo guíe sus decisiones”.
De la misma forma, José Ricardo Botelo de ALTA propuso a las autoridades argentinas “estudiar conjuntamente, con base en evidencia científica las medidas para evitar contagios y lograr el objetivo común de proteger la salud”.