“…Estábamos defendiendo a nuestra bandera, a los pibes muertos, a los sobrevivientes…” Diego Armando Maradona.
México´86. Corría el 22 de junio. El sol azteca reflejado en el aro central, la arenga y el murmullo generalizado de un estadio repleto completaban el marco imponente de un partido en el cual se jugaba algo más que los cuartos de final de la Copa del Mundo. En la cancha se enfrentaban Argentina e Inglaterra por el pase a la semifinal, pero en la vida real de los jugadores y millones de argentinos aquel encuentro tenía, entre muchas otras cosas, la adrenalina y el sabor a revancha de una herida abierta que dolía: La Guerra de Malvinas.
A las 15 hora argentina el silbato del tunecino Ali Bin Nasser sonaba y su mano derecha señalando el medio campo daba inicio al partido y enmudecían a un país que viviría 90 minutos obnubilado frente a las pantallas de las hoy prehistóricas TV de tubo, algunas incluso en blanco y negro. Por aquella época, la TV color y el control remoto eran lujos de unos pocos.
Familias, amigues, vecines, todes embanderades de celeste y blanco. Algunes abrazades, otres inquietes; sentades en sillones de cuerina o amuchades en el piso sin distinciones de ningún tipo. Todes hermanades por los nervios y la euforia de lo que pasaría en el campo de juego, se disponían a vibrar cada minuto como si fuera una cuestión de vida o muerte.
La Mano de Dios
“Lo marqué un poco con la cabeza y otro poco con la mano de Dios”. Diego Armando Maradona.
Eran las 16:05. Habían transcurrido solo 5 minutos del segundo tiempo y el Vasco Olarticochea despuntaba un pase corto a Maradona que, gambeteando, se sacaba de encima a los ingleses Hoddle y Reid y entregaba una pared a Valdano que le regresaría la maniobra para concretar frente a Peter Shilton un gol épico; que solo la genialidad de “El Diego”, el mejor jugador de todos los tiempos, podía concretar.
Así se escribió la historia: mitad cabeza, mitad mano; a puro ingenio y corazón porque la pelota no tiene moral y un gol a los ingleses en ese momento y de esa forma no podía ser otra cosa que justicia divina por la Guerra de Malvinas; al menos esa fue la sensación de todo un pueblo que vibraba al otro lado del continente.
Solo 8 segundos fueron suficientes para dibujar la magia y desatar el grito contenido y el llanto de emoción de millones de argentinos que en el estadio Azteca y a miles de kilómetros de distancia no podían parar de abrazarse. La bendición estaba dada pero todavía faltaba aguantar 40 minutos para llevarse la gloria eterna.
El Gol del Siglo
“No, Pelu, si vos le amagabas, enganchabas para afuera y definías con derecha ¿Entendes?”. Diego Armando Maradona.
Ese día todo estaba dado para que la alegría fuera solo Argentina. A los 5 minutos y cuando aún la gente no terminaba de celebrar el primero, llegaba el segundo gol y el más brillante de la historia del fútbol. Para que no quedaran dudas ni siquiera para el más fiel de los ateos que Dios existía y se llamaba Diego Armando Maradona.
La obra de arte llamada gol se inició un cuarto de cancha antes del círculo central cuando el Negro Enrique le entregaba con un pasé la pelota a Maradona que eludió, a pura garra y maestría, a 5 jugadores ingleses para terminar definiendo con derecha, luego de dejar tendido atrás al arquero Shilton.
Años después, Maradona contaría que fue su hermano «el turco» (Hugo Maradona) quien lo inspiró en la hazaña. En 1981, también en un partido frente a Inglaterra, en Wembley, en una jugada similar había errado el gol porque definió tocándola a un costado cuando le salió el arquero y su hermano se encargó de mostrarle el error al regresar. Cuenta Maradona que, en ese momento, en 1986, recordó las palabras de su hermano para concretar el gol de sus sueños.
10 segundos y 6 jugadores ingleses quedaron el camino y en este sí, con todas las de la ley y un grito que salió de las entrañas de todes les argentines, se sellaba el triunfo y la gloria de un partido que quedaría inmortalizado para siempre en las retinas y el corazón de todes les amantes del fútbol más allá de su nacionalidad.
Aniversario en la tierra y en el cielo
Este será el primer aniversario que se conmemoran los mejores goles de la historia del fútbol sin la presencia física de “El Diego”.
En la tierra los mortales podrán revivir el mejor gol de la historia de los mundiales a la misma hora que se produjo: las 16.09.
La iniciativa nació de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Bajo el hashtag #GritaloporD10S las cuentas de la Selección Argentina en Twitter e Instagram arengan:
“A las 16:09 poné a todo volumen el relato del gol de Diego a los ingleses. Y cuando la pelota vuelva a entrar, vamos a gritarlo para que se escuche hasta el cielo. ¡Volvamos a gritarlo otra vez!».
En el cielo no se sabe cuál es la convocatoria. No hay certezas, pero tampoco dudas: Hoy se celebra a puro fuego y gol.