El 16 de Junio de 1955 a las 12:40 una escuadra de 34 aviones de la Armada Argentina comenzó a bombardear la zona de Plaza de Mayo. Al ser un día hábil, afectó a toda la población que efectuaba sus rutinas en la zona.
Incluso una de las primeras bombas impactó directo en un trolebús de niñes que visitaban la capital. Se arrojaron 13 toneladas de bombas. Así como también dispararon innumerables balas de los calibres 7,65 mm y 20 mm.
Uno de sus objetivos era derrocar y asesinar al presidente Juan Domingo Perón. Apuntaban a la Casa Rosada, el edificio de la CGT y la Residencia Presidencial. Formaron parte de esto la Marina, la Aviación y un sector de la Iglesia.
Sin embargo, Perón se encontraba refugiado a 200 metros en el Ministerio de Ejército. Consiguió salvar su vida gracias al aviso del ministro de Ejército Lucero.
Al enterarse de lo ocurrido, filas de obreros se comenzaron a movilizar hacia allí para respaldar a las tropas. Siendo así, los próximos perjudicados por la segunda ola de bombas.
El bombardeo cesó a las 17.40 y los culpables tomaron rumbo hacia Uruguay. En tanto, la llamada Revolución Libertadora se encargó de dejar impunes a les culpables.
A través del Archivo de la Memoria de la Secretaría de Derechos Humanos se pudo reconocer entre les muertes a 111 activistas sindicales de la CGT y a 6 niñes. En total, se identificaron a 308 muertes. Sin embargo aclararon que hubo cadáveres irreconocibles a causa de las mutilaciones y carbonización.