Mediante un comunicado el Movimiento por la Unidad Latinoamericana y el cambio social (MULCS) informó sobre el femicidio de Jara Gutiérrez.
Una piba de tan sólo 20 años llegó a Guernica para poder tener un pedazo de tierra donde vivir con su ñiñe de un año de edad.
Ella, como otras mujeres y disidencias, buscaba un refugio digno, donde poder vivir; donde poder transitar un espacio propio, como mujer y madre plena, libre; luchando por una mayor justicia social y escapando de una violencia de género que no cesa.
En el barrio de Guernica Ayelén estuvo rodeada de compañeres sostenedoras, según lo que dice Victoria Brites del MULCS; de dolencias, de ausencias de pan y amor, poniendo las ollas, redes, asambleas.
Seguramente estuvo también la palabra precisa, contenedora; para quien se sabe mujer o disidencia; desplazada por un Estado patriarcal, violentada o asesinada en el caso de Ayelén; quien sólo quería un hogar para junto a su hije vivir una vida digna.
Falta de respuestas y desalojo en Guernica
El Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la provincia de Buenos Aires realizó entrevistas a les compañeres víctimas de violencia de género; pero sólo figuró dni, nombre y apellido, de acuerdo a lo dicho en el comunicado del MULCS, sin tener respuesta del Estado.
Ya se sabía de antemano, conforme a lo escrito por el movimiento, los motivos por los cuales Jara Gutiérrez estaba en Guernica, referidos a la violencia de género que sufria.
El 29 de octubre de 2020 se desalojó de forma violenta la toma de Guernica. El operativo contó con 4500 efectivos, cuatriciclos, caballos, topadoras; tirando gases lacrimógenos a la gente; violentando doblemente a las mujeres y disidencias presentes. Esto supuso la partida de muches hacia sus espacios cubiertos de violencia y abandono.
Un femicidio evitable
Ayelén fue una de las tantas mujeres quien con su hije retomó el camino hacia su barrio otra vez, quedándose a dormir en la casa de una amiga. Lamentablemente Jara Gutiérrez fue asesinada por el esposo femicida de su amiga disparándole en el abdomen, el cual aún sigue prófugo.
Ayelén no pudo escapar de esa red de violentos que puebla los barrios de tantos sitios; como tantas otras mujeres y diversidades sin ninguna apertura a otro modo de habitar la vida; despojadas de sus derechos sociales, violentados sus cuerpos y las tierras en las que desean construir una posible vida plena para elles y sus familias.
A muchas mujeres y disidencias, aparte de quitarles la posibilidad de tener una tierra propia, una propiedad material; se les quitó la posibilidad de habitar sus cuerpos plenamente, pasando a ser propiedad de femicidas como Hugo Ayala; siendo doblemente violentadas, sin justicia social y derechos para sus cuerpos y sus vidas.
El Movimiento por la Unidad Latinoamericana y el Cambio Social dice: “Los territorios también son nuestros cuerpos, y luchamos por que se nos reconozcan nuestros derechos. Justicia por Ayelén Jara. El Estado es responsable. Tierra para vivir, feminismos para habitar”.