Desde hace un año, la llegada del coronavirus transformó la vida tal como se la conocía hasta el momento. En este contexto, además de las consecuencias en la salud física, surge el interrogante sobre la incidencia de la pandemia a nivel psicológico.
Nota al Pie dialogó con el psicoanalista, Pablo Melicchio, para conocer cómo la pandemia y el aislamiento repercuten en el estado anímico de las personas.
En primer lugar, Melicchio aclaró: «Lo primero para señalar es la diferencia entre síntomas, malestar y sufrimiento por un lado, y psicopatologías o patologías mentales, por otro».
«Todas y todos no pudimos salir indemnes de una pandemia, entonces cuando se empezó a expandir se conmovieron las subjetividades. En ese sentido, cada persona sufre una conmoción acorde a su estado y esa conmoción puede ser menor o mayor», manifestó el entrevistado.
Para ejemplificar, Melicchio señaló: «Inicialmente, niños, adolescentes y adultos, no fueron tan conmovidos como la población anciana que fue la primera en enfermar y morir».
A su vez, el también escritor destacó que «es importante marcar, entonces que cada persona ha manifestado algún sufrimiento, algún malestar, algún síntoma psicológico».
Cabe mencionar que el especialista también realizó un análisis respecto a las implicancias y consecuencias de la situación sanitaria y las etapas en el ánimo social.
En ese sentido, Melicchio explicó que «algunas personas con la renovación de la cuarentena han empezado a sentir que esto desestructuraba su personalidad, su identidad».
Sin embargo, el profesional aclaró: «Hay que considetar cómo estaba una persona antes de la pandemia, cómo estaba su vida personal, en qué condiciones habitacionales, económicas. Si no se conmovió del todo esto, es posible que esas personas no hayan sufrido grandes modificaciones en su vida».
Distinción entre malestares y depresiones
En cuanto a la diferencia entre angustias y cuadros psicopatológicos más complejos, Melicchio explicó: «Con la depresión estamos dentro de lo que es una una enfermedad mental».
«En las formas más leves aparece desgano, falta de deseo para hacer cosas no se encuentra mucho sentido a la vida. Por otra parte, en las formas más graves se pierde el deseo por todo, incluso por la vida misma», detalló el terapeuta.
En relación a las implicancias de la pandemia, el especialista señaló: «Se habló de que los síntomas que desencadenó el coronavirus podrían llevar a una depresión; sin embargo, creo que no necesariamente».
«Los síntomas que desencadenó la pandemia llevan a malestares, sufrimientos y mínimamente personas que sí que han caído en cuadros depresivos», consideró el psicoanalista.
En sintonía, el profesional explicó que «así como es más grave el coronavirus en personas con preexistencias físicas, de alguna manera, las preexistencias psíquicas presentan sus efectos».
«Estar guardados, no pudiendo abrazar y besar, con miedo a enfermarnos y morir , contagiar y contagiarnos generó estragos psicológicos en toda la población», enfatizó Melicchio.
La búsqueda y voluntad de mejorar
Por otro lado, el especialista en salud mental también hizo referencia a las consecuencias del coronavirus en este aspecto y las medidas necesarias a implementar.
«Las etapas del coronavirus han sido de cuidar los cuerpos. Sin embargo, hay que darle lugar a la salud mental que es probable que deje más secuelas», consideró el terapeuta.
En este sentido, Melicchio planteó: «Los malestares y sufrimientos indican que nuestras vidas no andan bien en algo, que tenemos alguna pregunta y tenemos que buscar la respuesta».
«Las terapias suelen traer a las personas que se hacen preguntas y que algo les está molestando y quieren liberarse de ese malestar. Freud hablaba del malestar en la vida cotidiana y ,de alguna manera, el coronavirus universalizó el malestar», sostuvo el profesional. .
El entrevistado señaló que «hay personas que a partir de la pandemia pudieron repensarse. En ese sentido, creo que se abrieron preguntas y hay que ver quiénes se animan a recorrer esas preguntas para encontrar respuestas»
Por último, el psicoanalista reflexionó: «Creo que ahora estamos invitadas e invitados a poblar de nuevos sentidos, a humanizarnos; a saber que la pandemia vino a evidenciar que somos seres interconectados que tenemos necesidades de los demás para vivir y sostenernos en la vida».