Después de varios días de propuestas, el día 22 de mayo de 1810 se realizó el Cabildo Abierto. En el mismo participaron aproximadamente 250 vecinos de los 450 que habían recibido su invitación. Custodiando la Plaza de la Victoria (actual Plaza de Mayo) y sus alrededores se encontraban el grupo de Antonio Beruti y Domingo French, quienes garantizaron la seguridad del pueblo concurrido.
Las posturas generales a debatir eran ratificar el poder del Virrey reconociendo a la Junta de Sevilla; o deslegitimar tanto a Cisneros como a la propia Junta, al no considerarlos un poder superior como la autoridad del Rey español Fernando VII.
Entre las posturas destacadas se encontraban la del Obispo de Buenos Aires, Benito Lue y Riega. Éste postuló que cualquier miembro de la Junta debería ser recibido como el soberano de España en Buenos Aires. Mientras tanto, el pueblo y sus hijes sólo podrían tomar el poder político hasta tanto no se hayasen más españoles viviendo en el país.
Por su parte, Juan Jose Castelli propuso que todos los pueblos fueran libres del poder de España, hasta tanto el rey Fernando VII recuperara el trono. Consideraba que tenían el derecho otorgado de organizar un nuevo gobierno, sin la participación ni la voz de la junta. En tanto Pascual Ruiz Huidobro consideró que el Cabildo debía hacerse responsable del control organizativo del país y cesar a Cisneros de su cargo.
Finalmente, la postura de Cornelio Saavedra prevaleció, ya que considero que “el pueblo es quien confiere la autoridad o mando y no un orden superior”. Hasta tanto no se desarrollara una junta de gobierno, sería el Cabildo de Buenos Aires el sitio en donde se delegaría el mando, con el previo apoyo de los miembros del cabildo.
La votación final de los presentes en el evento resultó contundente. 154 votantes estuvieron a favor de la destitución de Cisneros contra solamente 69 que apoyaban la moción de mantenerlo en su cargo como Virrey. El camino hacia el primer gobierno “patrio” se encontraba allanado.