El 18 de mayo de 1810, el Virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, tomó conciencia sobre los hechos que se venían sucediendo en España. El Consejo de Regencia de España e Indias (llamada erróneamente Junta Central de Sevilla) y ubicado en la Isla de León, Cádiz; se erigía como el único órgano ejecutivo y legislativo libre del poder monárquico de Napoleon Bonaparte.
Fernando VII, Rey de la Corona española, había abdicado (renunciado) el 6 de mayo de 1808 junto con su padre Carlos IV de manera obligada ante el avance de las tropas francesas (hecho conocido como las Abdicaciones de Bayona). José Bonaparte, el hermano mayor de Napoleón, fue impuesto en el cargo como el nuevo rey José I.
Ante estas noticias que habían llegado el día 13 de mayo al Virreinato del Río de la Plata (compuesto por territorios de Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay), Cisneros tomó la postura de mantenerse firme al mando del control del territorio rioplatense en favor del rey Fernando VII. En principio, incautaban los periódicos que portaban las noticias sobre estos sucesos, y que llegaban en barcos desde Europa.
Para desgracia del virrey, y en favor de los posteriormente “revolucionarios”, Manuel Belgrano y Juan Castelli, conocieron los hechos ocurridos en España y ya habían difundido la noticia. La postura era clara: rechazar el poder de la Junta Central de Sevilla y el posterior Consejo Regente.
El llamado al pueblo por parte de Cisneros, en mantenerse firme a la corona (ausente) de España, sería inútil.