Mily Ponce y Claudia Montesino son narradoras orales escénicas, artivistas y creadoras de Quereme Bien. Un espectáculo que a través de la puesta en escena de cuentos y poesías aborda, de manera amorosa, la deconstrucción de los vínculos afectivos en el camino hacia la erradicación de la violencia de género.
Nota al Pie conversó con ambas protagonistas para conocer más sobre el artivismo que despliegan en la obra.
Poner el cuerpo y la voz
Quereme bien nació en 2017, en la Semana de Boedo, una movida cultural de expresión comunitaria autogestionada, organizada por la Red Cultura Boedo. La convocatoria de ese año estuvo dedicada a visibilizar violencias. Así fue como la Biblioteca Popular Mariano Boedo convocó a Mily Ponce a presentar un espectáculo que reuniera esas características.
“Mily me llamó para armar la obra por única vez”, contó Claudia Montesino. Pero después de terminar la función y recuperarse por lo que la puesta en escena generó en ellas y en les espectadores, se dieron cuenta que había mucho por contar y hacer desde el arte para prevenir y visibilizar la violencia de género.
Desde aquel día no pararon más. El espectáculo empezó a crecer y a viajar por diferentes lugares en formato de obra, taller, conversatorio; en escuelas secundarias, universidades, bibliotecas y teatros.
En 2020 participaron de la campaña No estás sola #temandounaudio, de la Fundación Avon, con una versión libre del cuento Silencio de María Elena Corras
Contar para no morir
“Lo que ocurría era que la gente se quedaba tan movilizada que decidimos implementar un espacio para conversar, luego de la función” expresó Mily Ponce y agregó “se generan muchas cosas en ese espacio. La gente se abre, te agradece, pero también te cuentan sus historias propias o de familiares”.
Muchas personas volvían a ver el espectáculo, pero en cada nueva visita lo hacían con un amigue o familiar distinto. Esto corroboraba lo que las creadoras pensaron cuando iniciaron este camino: abordar el tema de las violencias desde los cuentos lo convierte en algo más amigable.
“Es muy difícil que alguien que está sufriendo te acompañe a una charla sobre violencia. En cambio, conectarse desde la interpretación de un cuento te interpela de otra forma”, afirmó Claudia, quien al igual que Mily, tiene una vasta experiencia de trabajo territorial sobre violencias.
En el caso de las escuelas, al finalizar cada función realizan una charla debate con disparadores que interpelan a les adolescentes. “Decimos, por ejemplo, si controla tus redes sociales, no te quiere bien, eso no es amor” relató Mily y agregó “a partir de esos disparadores surgen cosas increíbles”.
Por otra parte, cuentan que el trabajo en Quereme Bien las llevó a convertirse en referentes militantes. Por esto continuaron formándose teóricamente para estar preparadas ante las situaciones que se presentaban con cada experiencia.
En este sentido es que realizaron la Diplomatura en Género, Diversidad, Mujeres y Políticas Públicas en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco.
A partir de estas experiencias inauguraron también un recursero de teléfonos y lugares a los cuales recurrir por ayuda, que va incluido en el programa de la obra, que entregan a los asistentes. “Si bien no es la función del espectáculo, la vivencialidad hizo que surgiera esta necesidad y fue algo muy importante” remarcó Claudia.
Cuentos que cuentan
La selección busca lograr un equilibrio que permita condensar, en los 50 minutos que dura el espectáculo, los diferentes tipos de violencias: físicas, simbólicas, económicas. Todas transversales a las religiones, las edades y los estratos sociales.
La obra es dinámica y fue cambiando de directores y montajes a lo largo del tiempo. Lo único que permanece inalterable es el cuento inicial, Sherazade de Eduardo Galeano y el final, Mereces de Frida Kahlo.
Esto se debe a que ambos condensan el mensaje más importante: “contamos cuentos, pero también hablamos para que podamos salir de esos espacios de violencia y darnos cuenta que merecemos que nos quieran bien, así como somos, sin renunciar a nada” señalaron las autoras.
Ambas coinciden en afirmar que “la palabra no es inocente, los cuentos los elegimos y son una forma de transformación real y palpable”.
Quereme Bien en la virtualidad
En 2020, decidieron suspender las funciones presenciales de la obra debido a que la fuerza del encuentro está puesta en vivenciar la experiencia. Sin embargo, no renunciaron a seguir creando desde el artivismo permanente, espíritu de la obra, que crece a través de sus páginas de Facebook e Instagram.
Quereme Bien continúa hoy en la virtualidad de estos espacios y dio a luz las Bitácoras del Buen Querer, un nuevo ciclo de encuentro a través de cuentos, poesías y otras notas. Para continuar reflexionando y militando la lucha contra la violencia de género y la reconstrucción de los vínculos afectivos; hasta que la presencialidad regrese y les permita nuevamente vivenciar el arte de la narración escénica en el cuerpo colectivo.