En la tarde del martes, se produjo un incendio en la reconocida parrilla “Lo de Charly”, ubicada en el barrio de Villa Ortúzar, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).
El local con sede en Avenida Álvarez Thomas al 2.100 se quemó pasadas las 16, y les vecines y transeúntes llamaron a les bomberes.
La dotación que arribó al lugar logró contener las llamas con éxito. El operativo significó el corte total de Avenida Álvarez Thomas y Avenida de Los Incas por unas horas.
El siniestro afectó a tres personas por inhalación de humo, dos de las cuales debieron ser derivadas al Hospital Pirovano.
El incendio se originó en la cocina del local “Lo de Charly” y llegó hasta el conducto evacuador de gases que derivó hasta el primer piso del lugar.
Falta de mantenimiento
Los restaurantes y las cocinas industriales necesitan un mantenimiento periódico, el cual es el trabajo de les deshollinadores. Para entender el origen de esta clase de incendios, Nota al Pie dialogó con Gonzalo Fariña, socio gerente de la empresa DeshollinaHoy y especialista en el tema.
“El trabajo del deshollinador se divide en dos partes. Una en lo que es una chimenea normal de una casa y otra lo que es un conducto grasiento, que es el que usan en los restaurantes o en las cocinas industriales”, señaló.
En el caso de la parrilla “Lo de Charly”, son los conductos grasientos los que deben tener un mantenimiento de acuerdo a su uso.
Pese a la noticia del momento, Fariña afirmó que “se produce un incendio por día en un local gastronómico o en una cocina industrial, pero se publica dependiendo de los daños”.
En este sentido, el entrevistado explicó cómo se originan estos incendios: “En general, el fuego empieza en el plano de cocción que es donde están las hornallas y se propaga por los conductos cuando están sucios”.
De allí la relevancia de mantener la limpieza de los conductos grasientos. En cuanto al tiempo prudencial de mantenimiento, dependerá del uso que tenga la cocina.
“La frecuencia no puede ser indiscriminada”, apuntó el especialista. Y ejemplificó: “Un auto cambia de aceite cada 10.000 kilómetros, el recorrido puede hacerlo en dos días o en dos años, lo mismo ocurre en el caso de las cocinas”.
“El problema es la falta de legislación”
Según afirmó el socio gerente de la empresa deshollinadora, en el país no hay legislación para evitar estos incendios. En contrapartida, comentó que en España y Estados Unidos existe una normativa sobre la limpieza de estos conductos.
“En Europa se señala que cuando la capa de material ígneo sobrepasa los cinco milímetros se debe hacer la limpieza”, apuntó respecto a la mugre que se acumula.
En este sentido, la realidad en Argentina es distinta: “Acá hay inspecciones del Gobierno de la Ciudad pero son a ojo. Si ven un poco sucio dicen que hay que limpiarlo”, afirmó Fariña.
Este contexto produce que se desatienda la problemática. “Los que generalmente limpian sus conductos grasientos son aquellos que ya tuvieron un problema o porque son del rubro”, apuntó el especialista.
En resumen, consideró que se trata de una mezcla entre, en algunos casos, ignorancia del tema y, en otros, por escatimar en gastos de limpieza. Asimismo, sentenció: “El problema más grande es la falta de legislación”.
El proceso de limpieza
El trabajo de le deshollinadore es distinto para la chimenea de un hogar que para los conductos grasientos.
El especialista Fariña explicó los procesos: “Para limpiar una chimenea, tenemos un sistema de cepillos rotativos que va escarpando”, señaló. Al mismo tiempo, con una aspiradora industrial retiran los residuos. Finalmente colocan una cámara dentro para poder ver el resultado final.
En tanto, la limpieza de los conductos grasientos depende del tipo de material del que esté hecho el conducto. “Se trabaja sobre lo que son las puertas de inspección a lo largo del conducto por lo que vas abriendo y limpiando hacia los lados”, finalizó el deshollinador Fariña.